Junio de 2009, pleno hervor por la cercanía de las elecciones legislativas. En el Cilindro de Avellaneda se entrena Racing, en la antesala de un duelo ante Boca. De repente, un helicóptero baja en el predio. Su principal habitante, como Diego en el film Héroes, toca el césped y se santigua en continuado. No luce cortos, sí traje, su uniforme para la arena política. Sabiendo que la agenda le dictaba un acto en el microestadio del club de sus amores, Néstor Kirchner, entonces en rol de candidato a diputado nacional y presidente del Partido Justicialista, no se podía perder la chance de mezclarse un rato entre quienes defendían su camiseta. Siendo un hombre cercano al deporte, que supo jugar al básquet y rodearse de 74 Manu Ginóbili o Diego Maradona, aquella visita, que terminó en la promesa de plasmas si había victoria en el clásico (y repitió para cumplir, días después), resultó, quizás, el suceso más recordado en su vida como hincha, claro, para el gran público, ya identificado como figura determinante en el concierto nacional.

Kirchner en RacingHoy, Pablo Migliore, el entonces arquero del conjunto de Caruso Lombardi, recuerda con sorpresa al visitante por la humildad desprovista de pose. Y la sorpresa también cuadra para lo abrupto de su partida. “Se notaba que era un tipo sencillo por los detalles. Por ejemplo, llegó y saludó a todos. A cada jugador, a cada integrante del cuerpo técnico, a los chicos de la Reserva, a los juveniles, a los utileros, a los cancheros… Del más grande al más chico, uno por uno. Yo lo veía como a un nene cumpliendo un sueño, rodeado del plantel, se notaba que estaba disfrutando del momento, que no era algo que hacía por conveniencia”, narra a la distancia el Loco, que hoy se planta en la valla de San Lorenzo. “Y nos dimos cuenta de que era una persona que amaba a Racing. En otra época por ahí iba más a la cancha, pero lo seguía desde donde estuviera. Y nos consta de que siempre le ha dado una mano al club, ya sea en lo económico o en otros aspectos, siempre se mostró muy pendiente”, agrega Migliore.
Curioso, el arquero no sólo indagó en Racing sobre la relación de Kirchner con el fútbol. Y trae una perla que muy pocos –o nadie, quizás– conocían, sobre la preocupación por la pelotita. “Yo tuve la suerte de estar en otros clubes, como Huracán, Boca y ahora San Lorenzo. Y sé que se preocupaba mucho por cómo estaban los chicos en las pensiones de los clubes. Me enteré, por ejemplo, de que ha mandado a averiguar o a llamar a gente o allegados de Boca o Huracán, en su momento, para saber si los pibes vivían cómodos, si comían bien, si además de jugar estudiaban o si los obligaban a terminar el secundario”, dice Migliore, sacando a la luz un perfil desconocido del ex presidente.

–¿Qué impresión te dejó en el trato que pudiste tener?
-Y… A un presidente no lo ves todos los días. Y la verdad es que no parecía presidente. O, por lo menos, no te lo hacía notar. En el trato con nosotros mostró cero protocolo. A todos los jugadores nos sorprendía eso. Nos mirábamos, nos codeábamos, decíamos “es un presidente y charla como uno más, nos trata como a uno más, se interesa por lo que hacemos o pensamos”. Pero lo que más me quedó grabado de toda aquella historia fue cuando lo vimos bajar del helicóptero con los plasmas después de que le pudimos ganar a Boca. En ese momento del país, con todas las ocupaciones que seguramente tenía… Pero se apareció otra vez con los plasmas porque tenía que cumplir con lo prometido. Para mí la palabra vale mucho, y Kirchner nos demostró que para él también valía. Nos dejó un muy lindo recuerdo a todos.

Kirchner bandera Racing–¿Cómo te enteraste de su fallecimiento? ¿Cómo reaccionaste?
-Ese miércoles estaba en el gimnasio, había ido bien temprano. Y mientras estaba haciendo la rutina, me llamó mi hermano para avisarme. Me dijo “¿viste que se murió Kirchner?”. No lo podía creer, seguramente es una reacción que tuvieron muchos. La verdad es que no caía. Y lo primero que hice también es algo que deben haber hecho muchos: llamar a amigos, conocidos, familiares, para saber si estaban enterados de lo que había pasado, como queriendo comprobar si era verdad. Su muerte es algo que me descolocó. Es el día de hoy que todavía no lo puedo creer.

-Más allá del impacto por la partida de una figura tan emblemática, ¿congeniabas con sus ideas o pensamientos? ¿Vos o tu familia tienen alguna militancia política?
-Yo digo que más allá de lo que haya vivido uno, o lo que hayan pasado las distintas familias con cada gobierno desde el regreso de la democracia, hay que aceptar que el tipo se mató por todos. Hay una situación que siempre tengo en mente para evaluar lo que consiguió el kirchnerismo desde que llegó al gobierno. Me acuerdo de que, antes de que asumiera, después de toda la crisis del 2001, la gente hacía cola para sacar el pasaporte, o la doble nacionalidad, con tal de irse a España o a otro país de Europa, porque la Argentina se venía abajo y no tenían las herramientas como para salir adelante. Era muy triste todo eso. Y los que no tenían la oportunidad de irse, bueno… Pero él empezó a hacer las cosas bien y hubo muchos que cambiaron su decisión y se quedaron. Otros se volvieron, sobre todo en el último tiempo. Eso habla bastante de la imagen que dejó en la gente, parecida a la que nos dejó a nosotros en aquellas visitas del año pasado.


Nota publicada en la revista Un Caño número 31, de noviembre de 2010.