Sacachispas Football Club es, hoy, el mejor equipo de todo el fútbol argentino. Al menos, en números. Terminó el año como la institución con mayor efectividad, ganó el 78,95% de los puntos que disputó en la temporada. Es el que más porotos sumó, es líder de la Primera C con 45 unidades, 13 más que sus escoltas. El que más partidos ganó, 14. Y el que más goles convirtió, 41 en 19 juegos. Nada mal para un equipo soñado en un folletín y nacido en un Torneo Evita, hace poco menos de 70 años.

“Gracias por esta alegría”, se escucha en las tribunas de su estadio en avenida Lacarra y Barros Pasos, en Villa Soldati. Y eso que faltan seis meses para que termine el campeonato. Es que semejantes números lo tienen tan cómodo en la cima de la C que a nadie se le ocurre pensar que no terminarán saliendo campeones y ascendiendo, por primera vez, a la Primera B Metropolitana.

saca-1954El Lila, como le dicen sus hinchas, pasa por el mejor momento de su historia. En estos 68 años, Sacachispas FC jugó 37 temporadas en Primera D y 26 en Primera C, las últimas 14 de forma consecutiva. Tranquilos si no les dan los números, el equipo recién logró afiliarse a la AFA en 1954. Y en 2017, todo indica, cumplirá el sueño de conocer la Tercera división.

Es cierto que falta una eternidad, sobre todo para los vaivenes y complejidades habituales en el fútbol de Ascenso, pero también es verdad que Saca tiene todo para ser campeón. Tanto dentro como fuera de la cancha. Luego de varias temporadas de desarrollo continuo, desde lo institucional y lo deportivo, el Lila armó un plantel muy experimentando y competitivo, con potencia física y destreza técnica superior a la categoría. Un equipo de Primera B para ascender a la Primera B.

Al frente de este conjunto arrollador está el Negro Norberto D’Angelo, un exjugador de Lanús, Banfield, Racing y Boca, que terminó su carrera en Talleres. Ahí, en Remedios de Escalada, se formó como DT. Como en todos sus equipos, en todas las categorías en las que dirigió, Sacachispas se destaca por el protagonismo ofensivo, el juego asociado, la pelota al piso y el orden táctico al servicio de la técnica individual.

campo-350Sería imposible que Sacachispas desarrolla estas ideas, al menos de local, si su campo de juego no fuera, como es, un prado plano y aún verde, pese a los primeros calores del verano. Infinitamente mejor que el césped donde se jugó la final de la Copa Argentina. El fútbol de Saca es apenas el síntoma de un club que crece, con instalaciones bien mantenidas, con sistema de riego, con excelente atención a la prensa y con otros detalles que el perezoso sentido común considera imposibles en la Cuarta División del fútbol argentino y en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.

De la línea de cal para adentro, Sacachispas se destaca, como todo buen equipo que se precie de serlo, por una sólida columna vertebral futbolística. El arquero, Hugo Acevedo, defiende la idea de juego, a la que ya aclaró que “no se renuncia ni de local ni de visitante”, con un primer pase prolijo y contagiando seguridad con intervenciones certeras las pocas veces que lo atacan.

En el centro de la defensa, de tres hombres, el que pone orden es Darío Carpintero, el recolector de residuos cuya historia se hizo conocida antes de jugar con Excursionistas ante Boca. Ya un veterano en la categoría, con voz de mando y buena ubicación, y a veces con alguna patada como la que le dio a Erbes, neutraliza ataques rivales antes de que sean demasiado peligrosos.

equipo-piramideEn el medio, Julio Serrano da la primera puntada de todo ataque. El exChicago, surgido en Saca, volvió al club en el final de su carrera para ganar este Ascenso. Con sus gestos de Ortigoza y una movilidad constante, que lo hace aparecer en todos los sectores de la cancha reclamando la pelota, Serrano maneja el tempo del equipo de D’Angelo.

Y cuando se asocia con Dudy Pérez, el Diez del equipo, un rockstar en la categoría, solo cosas bonitas pueden suceder. Además, adelante, la jerarquía de Eduardo Dos Santos, exTalleres como Dudy, que volvió al país tras 6 años en el Ascenso de México, y la potencia goleadora de Maxi Quinteros, el máximo artillero de la categoría, conforman unos de los ataques más demoledores del fútbol argentino. Entre los tres marcaron 29 de los 41 goles del equipo.

En junio veremos en que termina todo esto. Los hinchas, anclados en una añeja retórica, cantan y se ilusionan con ver a “Saca aguantando en la B”. Mejor que jueguen, que es lo que los llevó hasta donde están. Todo lo que festejaron este gran semestre, lo consiguieron así.