Existen futbolistas que no destacan por su simpatía o por su espíritu de compañerismo en el vestuario, pero que a la vez se lucen como pocos a nivel individual. Mauro Icardi es uno de ellos. El máximo goleador de la liga italiana -el último argentino en serlo había sido Hernán Crespo en la temporada 2001/02- apunta maneras para ser el futuro 9 de una Albiceleste que no termina de convencer del todo con Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín en este puesto.
Y es que probablemente desde el Valdanito no exista entre los delanteros argentinos el perfil de goleador de área, que toca pocos balones antes de patear al arco. Si bien Agüero es más 9 que Higuaín, al que le gusta desbordar y jugar de espaldas a la portería, ninguno de los dos es el que se conoce como un cazador del área chica. Icardi, por su parte, vive casi exclusivamente del gol y si no anota un tanto raramente marca la diferencia. Antes de disparar toca como mucho dos veces el balón y su presencia se registra principalmente en los últimos 20 metros.
Otra de las grandes cualidades de Icardi es la de aguantar como pocos la presión. El pasado 8 de marzo en el estadio San Paolo de Nápoles el número 9 del Inter se presentó en el punto de penal contra Andujar. Los silbatos de la afición local y las provocaciones del arquero napolitano no pudieron con su frialdad: el rosarino le dio una caricia a la pelota consiguiendo el gol del empate a lo Panenka. Una muestra de calidad y atrevimiento fuera de lo común.
Tal y como pasó con Lionel Messi, él también ha sido ‘adquirido’ por la Argentina a través de una convocación apresurada y repentina durante su segundo año en la Sampdoria, cuando empezó a dar muestras de su talento y sobre todo de su olfato goleador. La posibilidad de que Italia pudiera convocarlo era elevada, aunque Icardi siempre se declaró muy convencido de querer vestir únicamente la remera de la Albiceleste.
Ahora la pelota pasa a Gerardo Martino, que pese a reconocer las cualidades deportivas de Icardi mostró públicamente su desconcierto hacia la excesiva exposición mediática del futbolista, envuelto en una serie de polémicas en los últimos años aunque solamente por acontecimientos extra deportivos.
Con 22 años, el delantero del Inter tiene todavía muchas posibilidades de convencer a Martino para que le pueda hacer un hueco en una delantera estelar en la que la competencia es máxima. La edad lo ayuda y si su rendimiento sigue firme el rosarino podría ser el terminal del ataque Albiceleste en el mundial de Rusia 2018. Eso sí, con permiso de Higuaín y Agüero.