¿Es usted uno de los tantos fanáticos que no comprende los nuevos discursos que se han armado alrededor de la pelota? ¿Está desorientado por los debates sin sentido que se multiplican en las redes sociales? ¿Duda estar en la última moda a la hora de opinar sobre nuestro querido balompié?
Lo comprendemos, estimado lector. El diálogo y las opiniones acerca del fútbol han cambiado profundamente con la utilización cada vez más extendida de Internet como medio de expresión directo y sin censuras para una mayoría de hinchas que -hasta hace no demasiado- limitaban su peritaje experto al café del barrio o la tribuna del club querido.
No se desmoralice. Las siguientes palabras son una guía para que pueda sentirse cómodo y suelto a la hora de opinar de fútbol desde su computadora sin desentonar.
Las bases a seguir son sencillas, y se fueron forjando desde algunos medios pequeños con lectores fieles, que inventaron códigos para hacer más sencilla la interacción al charlar sobre su deporte amado, y más tarde llevaron estos códigos a los nuevos micromedios de comunicación, sobre todo Facebook, Twitter y los comentarios de foros y diarios digitales.
Trataremos de mostrar cuáles son esas bases, para que usted pueda moverse sin problemas en ese amplio y maravilloso mundo que ha sabido explotar hasta hacerse tan popular como nuestro venerado juego de pelota.
Cada vez que se hable de Pelé, aparezca una foto de Pelé, suceda algo con Pelé o alguien haga una comparación que incluya a Pelé, usted deberá recordar que Pelé “debutó con un pibe”. Es muy importante que lo haga, verá que su falta de originalidad es muy recompensada por la parva de comentaristas que siga a su observación.
En principio, debe tener en cuenta algunas etiquetas que facilitarán muchísimo su rápida integración a esta comunidad.
Por ejemplo, cada vez que se hable de Pelé, aparezca una foto de Pelé, suceda algo con Pelé o alguien haga una comparación que incluya a Pelé, usted deberá recordar que Pelé “debutó con un pibe”. Es muy importante que lo haga, verá que su falta de originalidad es muy recompensada por la parva de comentaristas que siga a su observación.
Así también debe proceder con jugadores del fútbol nacional. Si se habla de Viatri, usted debe hacer referencia, preferentemente mediante algún chascarrillo con cierto viso de novedad, a que el futbolista en cuestión fue partícipe de un robo en una peluquería. Si el sujeto de la discusión es el Chipi Barijho, la idea es reforzar la noción de que se robó una cadenita de un jugador europeo en un partido internacional.
El modelo se repite casi sin límites, y debe ser exprimido al máximo: el nombre de Andrés Chávez siempre irá acompañado de la referencia a un travesti, Buonanotte debe ser asociado a problemas en la conducción de automóviles o la muerte de sus amigos, los juicios sobre Ameli comenzarán y finalizarán con la noción de que se garchó a la esposa de Tuzzio y las elucubraciones sobre Banega irán desde que se sacó fotos mientras se hacía la paja a que un automóvil le fracturó el pie mientras cargaba nafta porque olvidó ponerle el freno de mano.
Cuando se habla de los clubes, se puede aplicar la misma variable: si uno habla de Vélez tiene que decir que no llena la popular, si se refiere a Rosario Central debe comentar algo acerca de que no alientan o al tema aquél de los parlantes.
Con los equipos grandes, sobre todo, es clave usar un nombre que indique desprecio. RiBer, por ejemplo, como para demostrar que usted sabe que el conjunto en cuestión descendió en algún momento. O bien RaSin Club, ardid del ingenio que recupera aquella fatídica quiebra (si puede agregarse el réquiem “Racing ha dejado de existir”, sin importar el contexto, tanto mejor). Para hablar de Boca puede decir Voca (la v sería de “vergüenza”; aunque no se entienda usted úselo) y acusar al club de tirar gas y abandonar. A la hora de referirse a Independiente usted puede permitirse optar entre Indesingente o Indescendiente. Y para hacer referencia a San Lorenzo deberá recurrir al mote San Silencio de Amargo, o jugar con la noción de que el club es un supermercado.
Lo más importante que hay que entender para poder hablar de fútbol con consistencia en Internet es que, bajo todo punto de vista, hay que evitar hablar de lo que sucede dentro de la cancha. Si en algún momento, excepcional, esto sucede, lo ideal es relacionarlo –a partir del sarcasmo, la ironía o el humor- con algún hecho que haya sucedido fuera de la cancha.
Es fundamental ser sarcástico o irónico, pero siempre con escasa profundidad.
Esta regla puede parecer marginal, pero es clave, porque logra el objetivo último: no hablar del juego. Lo más importante que hay que entender para poder hablar de fútbol con consistencia en Internet es que, bajo todo punto de vista, hay que evitar hablar de lo que sucede dentro de la cancha. Si en algún momento, excepcional, esto sucede, lo ideal es relacionarlo –de vuelta, a partir del sarcasmo, la ironía o el humor- con algún hecho que haya sucedido fuera de la cancha. Por ejemplo: “Al nueve de Belgrano le pegaron más que a Chano de Tan Biónica cuando chocó en ese barrio”.
La falta de discusión acerca del juego facilita muchísimo cualquier charla con un hincha que reconoce su equipo de preferencia, porque básicamente lo único que usted necesita es descalificarlo a partir de las características negativas adosadas a esa institución. Éstas pueden ser políticas o deportivas, pero son mucho más eficaces si se refieren a alguna característica de la hinchada, como por ejemplo: que alientan poco.
Cabe destacar que es absolutamente irrelevante si lo que se afirma sobre jugadores, clubes o hinchadas es cierto o no. Lo importante es repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Y repetirlo. Se entiende la idea.
También es indispensable comprender que es mucho más valioso desacreditar al otro –no importa demasiado lo que piense ni cómo lo explique- que expresar un punto de vista propio o tener un intercambio productivo o constructivo.
Si la persona en cuestión no demuestra filiación de colores, usted puede optar sencillamente por decirle que no sabe nada de fútbol.
La queja debe ser casi siempre el objetivo. Es bueno que todo lo moleste. Es signo de todo lo que entiende de este deporte. Usted debe manifestar su malestar con todo, siempre. Y sin proponer soluciones alternativas. Eso es para la gilada que se arrodilla ante el poder.
El elogio, es bueno aclararlo, queda prácticamente prohibido en las charlas posmodernas sobre fútbol, salvo dos excepciones concretas.
1)Maradona: todo lo que dijo o hizo o hace o dice el Diego siempre estará bien.
2) Messi: se lo elogia, pero no directamente, sino hablando mal de él irónicamente cuando hace algo muy bueno, para descalificar a sus detractores por contraposición. Por ejemplo, si mete tres goles usted debe twittear: “No canta el himno”, dando por sentado que usted es muy banana y que la gente comprenderá a qué se refiere dado el contexto.
Para hablar de la historia del fútbol argentino, es necesario que aprenda un par de frases rápidas que lo sacarán de apuro. Por ejemplo, si alguien nombra a Bernabé Ferreyra, usted debe decir: “Seee, El mortero de Rufino”. Si escucha el nombre Garricncha, comentará: “El Ángel de los pies Torcidos”. No importa si jamás escuchó hablar de Bernabé Ferreyra o de Garrincha, o de cualquier otro, para el caso. Al igual que aquel personaje de una película de Woody Allen, alcanza con que conozca UN verso de un poeta como para dar la idea de que usted tiene clarísima la obra de ese poeta. “¿García Lorca? Seee, ‘Y yo que la llevé al río pensando que era mozuela…’”, y así.
Por último, si usted llega a dar con algún insistente fanático razonable que no da el brazo a torcer e insiste con un concepto que parece tener sentido, usted debe acusarlo con la más irrefutable de las máximas, sin tomar en cuenta quién sea el interlocutor o cuánto conozca de su historia deportiva: “Cómo se nota que nunca jugaste al fútbol”.