Roger Federer se convirtió en el número uno más viejo de la historia, con 36 años, y nos dejó a todos sin adjetivos. Ya le habíamos dicho que era el mejor de la historia, ya habíamos elogiado su estética y la naturalidad de su juego, enumerado sus títulos, destacado su durabilidad, admirado su espíritu de competencia.
Así que basta de halagos. En cambio, tengo una propuesta.
Desde bien chico presencié homenajes reiterados a los máximos exponentes de una camiseta, en distintos deportes (sobre todo los estadounidenses). La NBA es el mejor ejemplo: cuando una leyenda se retira, retiran también su número. Nadie volverá a usar la 23 de Chicago, porque ya lo hizo Michael Jordan. Algo parecido pasa en el béisbol o el fútbol americano. También sucedió parcialmente con la Selección Argentina, que durante un tiempo retiró la 10 de Diego Armando Maradona.
Pues bien, yo quiero que en el tenis retiren el número de Federer: el número uno. Que desaparezca el número uno del ránking mundial. Quitemos ese escalón. Que el mejor, a partir de ahora, sea el número dos. Y que Federer sea siempre el uno.
Lo que está en el pasado, es pasado. McEnroe, Connors, Borg… incluso Safin o Ferrero o el Chino Ríos. Ellos fueron número uno. Pues bien, yo digo que mantengan su condición de ex, y que representen una época del tenis que pasa a estar extinta.
De ahora en adelante no existirán más. La dinastía se acaba aquí, porque hemos encontrado eso que tanto estábamos buscando: un uno para siempre.
Que de aquí en adelante no queden dudas cuando se habla del número uno del mundo. Que no se discuta nada, nunca. Que el problema de si este hombre de Basilea es o no es el mejor de la historia quede zanjado con una decisión institucional.
Federer, uno. Para siempre.
Me dirán que es ridículo, que es imposible, que es castrador: ¿Y si en el futuro aparece alguien que es aún mejor que Roger? ¿O que al menos le discuta el reinado? ¿No superó él a Sampras, que había superado a Borg? ¿No pasó él mismo los récords de Laver, que tan perennes parecían? ¿No le apareció un Messi a Maradona?
Admito en este punto el flanco débil de la teoría.
Pero qué importa, muchachos. Nosotros homenajeemos. Si aparece uno nuevo veremos qué hacer.
Federer se lo merece.