El torneo de treinta equipos nos indigna. Eso no es novedad. Pero no sólo por la cantidad de participantes, realmente exagerada y actualmente inédita en cualquier lugar del planeta que organice un campeonato de Primera división.
No. Lo peor parece ser el formato: todos contra todos una única vez, con localías aleatorias sin revanchas, digamos. Más una fecha de supuestos clásicos que no lo son, y que también suman para la misma tabla general.
La ilógica de que un torneo largo sea en realidad un torneo corto disfrazado es una paparruchada. Se van a jugar 30 partidos, ocho menos de los que se disputarían si hubiera 20 equipos y se enfrentaran en una liga con partidos de ida y vuelta.
Nuestra idea es ésta: mantenemos los treinta equipos y juegan todos contra todos en 29 fechas. A eso agregamos dos fechas de clásicos, para que los equipos puedan alternar localía. Pero no inventamos ningún clásico: cada uno juega contra su archirrival REAL, independientemente de la categoría en la que se encuentre en el momento. Y los puntos que se saquen de esa serie, suman para el campeonato.
Sin embargo, el tema del falso clásico termina de tirar todo por la borda. Antes que nada, porque hay mucho invento de rivalidad para acomodar la idea. Arsenal no se siente clásico de Defensa y Justicia, ni Defensa y Justicia de Arsenal. Y ni hablar de la chispeante rivalidad entre Tigre y Vélez, Sarmiento de Junín y Olimpo o Belgrano de Córdoba y Atlético Rafaela (¿?). Se gastan solos.
Pero también porque no es lo mismo enfrentarse dos veces en el torneo con Crucero del Norte-algo que hará Aldosivi, obviamente su clásico rival-, que medirse en doble tanda con el campeón vigente, Racing, por ejemplo. La lógica indicaría que el defensor del título es un rival más duro. Es decir que Independiente, a priori, tendrá una desventaja con respecto a los demás equipos: disputará seis puntos contra el conjunto que viene de campeonar.
Lo mismo podría decirse de River-Boca, Huracán-San Lorenzo y varios otros.
Y si la lógica aplicada es hay revancha con el rival de siempre porque se va a ganar más plata en recaudaciones, y que en los clásicos no importa para nada cómo se llega, nosotros desde Un Caño tenemos una modesta proposición para hacer el torneo más atrapante y comercialmente interesante.
Nuestra idea es ésta: mantenemos los treinta equipos y juegan todos contra todos en 29 fechas. A eso agregamos dos fechas de clásicos, para que los equipos puedan alternar localía. Pero no inventamos ningún clásico: cada uno juega contra su archirrival REAL, independientemente de la categoría en la que se encuentre en el momento. Y los puntos que se saquen de esa serie, suman para el campeonato.
Es decir que en nuestro torneo Boca-River juegan tres veces, igual que Independiente-Racing, o Colón-Unión. Pero Belgrano, a la hora de las fechas de clásicos, juega ida y vuelta contra Talleres de Córdoba, que deja por un rato el Federal A para medirse en ese duelo en el que los antecedentes no importan para nada. El mismo torneo dejaría momentáneamente Alvarado para plantarle batalla a Aldosivi.
Vélez jugaría contra Ferro pese a que está en la B Nacional, lo mismo que ocurriría con Sarmiento y Douglas Haig. Argentinos iría ante Platense, Chicago contra All Boys. Temperley jugaría con Los Andes. San Martín de San Juan se las vería con Desamparados, del Argentino B, misma cateogría que 9 de Julio, rival de Atlético Rafaela. Arsenal jugaría con El Porvenir, de Primera D. Godoy Cruz con San Martín de Mendoza, del Federal B. Y Olimpo con Villa Mitre, hoy en el Federal B.
Una regla fundamental es que el clásico, por más baja que sea su categoría, no podrá cambiar su estadio para ser local en Primera. Por ejemplo: Tigre-San Miguel deberían jugar la ida o la vuelta en el Malvinas Argentinas de Los Polvorines, que hoy alberga a la Primera C.
Hay sólo un par de anexos que aclarar. Crucero del Norte, por ejemplo, no tiene un clásico real, así que quedaría libre durante las dos fechas (y no me vengan con Guaraní Antonio Franco, eh). Es injusto, sí, pero se joden por nuevos.
Y Quilmes, un caso particular, jugaría cuatro partidos. Primero ida y vuelta con Argentino de Quilmes, y después con Defensa y Justicia, que justifica de sobra los partidos por la pica de la zona. Beneficio para el Cervecero que puede sumar hasta 12 puntos en los clásicos. Eso sí, lo mataría el desgaste.
Nuestro colega y amigo Ignacio Fusco nos agrega un apunte reglamentario: después de la fecha 5, aquel equipo que va último será dirigido en la Liga (no así en los clásicos) por Ricardo Caruso Lombardi hasta que abandone esa posición.
En fin, un plan para que la AFA tenga en cuenta. Es una pelotudez de fuste, está claro. Pero creemos que le competimos mano a mano al torneo que está a punto de empezar. Eso sí, al menos le metemos emoción. Y conocemos algunos jugadores y estadios nuevos.