Estábamo en el airopuerto de Iguazú a eso de las 12 del mediodía. Era octubre pero ya hacía una calor que para qué contarte. De cagarse. ¿O no, Beto?
Y ahí entre lo que tardaba el avión y la remera pegajoseada me entraba un mal humor de aquellos. En eso oigo a un tipo que hablaba el inglés. Y como Betito sabe hablar en el lenguaje de yanquilandia entonces le digo che, preguntale cómo es el fulbo allá. Me la jugaba que el chabón era yanqui y no inglés ni de otro lado. ¿Por qué? Qué se yo por qué, tenía pinta. Y era así nomás. Yo digo éste no sabe si la bocha es redonda o cuadrada. Arrancó a hablar a lo pavote, no le entendía ni medio. Por eso Beto lo paraba para hacerme las traduciones. Entonces me dice no, viejo, está charlando de fulbo americano. Ah, ese que es como el rabi pero con la pelota que la podés patiar pa delante, si lo conoceré. Bueno, tampoco me la sé lunga pero en todo lo de los deportes me la rebusco bien. La cosa es que el pibe lo frena, le dice que no le preguntaba de eso. Que queríamo que nos hablara del fulbo hermano, el que se patea con la gamba, el único fulbo que debería esistir. Y la cazó, aunque no me la vayas a creer. Resulta que el tipo era periodista en los Estados Unidos.
Imaginate, con lo que me gusta discutir de fulbo. Papita pal loro, un yanqui pa comérmelo crudo. Si éste no agarraba una no tenía gracia. Pero ahora que ligaste un tres de espada sabés cómo te vas a morfar el ancho hermano. Todo eso pensé en dos segundos. Eduar se llamaba, Eduardo pongámole. El Eduardo tira que el campión allá es el Deportivo de la ciudad de Kansa, según me iba diciendo rapidito el Beto, y me dice que se escribe con ka. Con ese nombre, mamita, lo que deben de ser los otros. Pero bueno, hasta ahí todo regio. Hasta que me tira el nombre del goliador. Casi me caigo de orto. Lo pior es que lo dice con una cara de emoción, casi como si tuvieran a Orestes Omar, Corbatita querido, y mirá qué nombre me dice el irrespetuoso: Claudio Bieler. Ay, qué mal que está el fulbo en los Estados Unidos, no aprendieron un carajo se ve, si ese es el mejor jugador del equipo campión. A mí no me la vas a contar Eduardo, yo soy de la Acadé, y acá ese tipo no le hacía un gol ni al arco iris abierto de gambas. Encima era bocón. Me imagino que allá no debe jetonear porque no sabe inglés, no más que por eso.
Che, Eduardo, y contá cómo es la gente, ¿te llenan la cancha?¿se calientan cuando el 9 se morfa un gol abajo del arco?¿putean a los árbitros? Le pregunté porque me daba intriga todo eso viste, yo a los tipos me los imagino má bien como los ponja, que aplauden un lateral o cosa así. Y que sí, dijo que a la cancha van bastante pero que no son tanto de putiar, que no es su diosingracia. No sé de qué dios me habla este tipo, Beto. Cuando Racing se morfa un gol hecho en un partido jodido, puteo a dios y a la virgen María si es necesario. Ni que hablar del referí o del laiman. Los yanquis, igual, que se dicen que ello inventaron la justicia, deben pensar que todo está bien. Que el laiman no te caga, que le pifió por un metro porque tiene quilombo con la jermu.
Le dije al Beto que le contara cómo la había pasado yo cuando peliamo el descenso, en la promo contra lo cordobese en 2008. Lo dejé que lo contara él, porque a mi me pasa que entro a vivenciar. Te vivencio otra ve lo mismo, quedo a casi nada de morir, otra ve. Y el Eduardo miraba con los ojo grandotes, como si yo estaría loco. Pero flaco, qué suerte que tené si tu equipo nunca pelió el descenso, mejor no digas nada, que a vos también te puede pasar, o mirá a las gallina si no.
¡¿Eh?! Habrás entendido mal Betito. ¿Cómo no van a tener descenso? ¿y qué gracia tiene entonce ese campionato? Olvidate, entendiste mal. Preguntale de nuevo, haceme el favor.
No tienen descenso, creer o reventar. Y a qué carajo juegan los que no pueden salir campió. Y los que están en la liga de ajoba, ¿pa qué les sirve salir primero? Dejate de hinchar, haceme el favor Eduardo. Entonce me esplicó que los clubes allá no son clubes. Que son franquicia, como el Macdonal. Que tienen dueño que los compran y los venden cuando se les cantan las pelotas, los mandan para otra ciudad con otro nombre. Y entonce la primera división te la juegan veinte equipo, los que ponen la tarasca. No importa otra cosa más que la tarasca, y nadie se queja. Es así y punto. Y al que no le gusta que no juegue, que no sea hincha e nadie o que se vaya a la puta que lo parió.
Te digo, me imagino ser hincha de un equipo que se muera. Muerto para siempre, ¡te la regalo! ¿Te imaginás, negro? Según me canta el Beto, ello tuvieron tres equipos que se murieron por falta de billulla, o que los vendieron, qué se yo. Una oración para esos tipos, los hinchas, aunque hayan sido cuatro gatos locos sin un sentimiento como el nuestro. Le daría un abrazo a cada uno loco, qué triste es todo esto. Estos yanquis que los hicieron enamorar y despué les rompieron el corazón. Qué culo tuve de haber nacido en Avellaneda.
El periodista este seguía hablando y chamuyando ahí con el Betito. Dijo que el viejo suyo es de Inglaterra y que por eso le gusta el fulbito a él también. Tengo que reconocer que a esos ladrones les gusta el fulbo, casi tanto como a nosotro. Y el avión que seguía demorado, y qué calor hermano que hacía. Encima había entrado a calentarme por la sarta de cosas que me comentaba de cómo es todo en Nortiamérica. Pero falta más todavía, che. Disculpá, negro. Si te las tenés que piantar avisame y la seguimos otro día.
Bueno, sigo entonces. Me contó que hay tres clubes tipo Macdonal pero de Canadá. Entiendo que tengas clubes Macdonal, que los compren, que allá vender un club sea como vender una hamburguesa. ¿Pero por qué vas a meter un equipo de otro país? Es como que acá nos vengan a jugar los yoruguas de Danubio, qué tiene que ver. Debería estar prohibido, meté una ley, algo. Mientras la pongas taca taca, podés ser yanqui, canadiense o turco, pero jugás.
No, no. Yo no pisé ni voy a pisar yanquilandia, pero te digo que es así. Mirá si será así, que el Eduardo sacó el telefonito y nos mostró la foto que vez acá al costado.
Fijate, ¿lo sacaste? Es Estiv Jones, el guitarrista de lo Sex Pístol. Yo todavía era pibe y mi primo, el Ricky, me quemaba el bocho con esa banda porque él tocaba con los pibe en el bar del rioba. No se puede creer, pero el músico este, gordo y viejo como lo ves, juega en la quinta división de los Estados Unidos. No tiene ni la más perra idea de lo que es una pelota, ya lo podés ver en el gesto, la ténica del tipo. Pero claro, tiene la mosca, se inventa un club y lo juega. Y andá a mandarlo al banco, o al arco como a todo gordo, si no es el dueño de la pelota, es el dueño de todo el club. Mejor te muestro el pelpa con el nombre del equipo porque soy un Tarzán pa leer esto. “Hollywood United Football Club”. Tienen un potrero bárbaro, el equipito de Jólibu. Sí, sí, claro que lo digo en joda, ¿qué potrero pueden tener ahí, hermano? Escuchá: juega otro más de los Pístol, el batero. El que ataja es un ator conocido también, y hay varios más dando vuelta. Hasta llegó a jugar el cantante este Robi Willian. Una mezcolanza espantosa. Lo más gracioso es que estos tipo tienen un clásico, es contra el de Rod Stewart porque ahí hay varios escocece. Y lo otro, que no es tan gracioso, es que dijeron que no se bancan a los argentinos, porque muchos de ello son inglese. Los quiero ver contra cualquier equipo de la quinta nuestra, de la D. Que no se crucen con Puerto Nuevo, porque se comen una murra de aquellas. El dogor este de los Pístol, que venga a jugarle a San Martín de Burzaco, ahí te quiero ver. Lo pior es que con ese equipo que es una vergüenza y todo, por la copa del país de ellos le ganaron a uno de la primera. Muñiz, con una buena pretemporada y uno o dos refuerzo, sería campión en Estados Unidos, ponele la firma viejo.
Resulta que ya faltaban poquitos minuto para que nos mandáramo al avión y el muchacho periodista nos dice cagándose de risa que hasta el ‘99 en la liga yanqui el reló iba para atrás. No para adelante, como los reló del fulbo en el mundo, éste iba para atrás. O sea que si te decía dos minutos del primer tiempo, en vez de acomodarte para arrancar a ver el partido, te ibas levantando para encarar para el ñoba. ¡Qué al pedo! Eso era malo, pero lo que ahora te voy a decir no tiene perdón de dios viejo. Si un partido cualquiera del campionato terminaba empatado, no lo dejaban así. Todos diríamos bueno, un puntito pa cada lado, estamo a mano. Ellos dijeron no, loco, acá tiene que ganar alguien, porque sí. Entonce hicieron una definición pero no de los penales de toda la vida. Inventaron unos penales nuevos. Clavaban la bocha a 35 metro del arco, y tenían cinco segundito para encarar en un mano a mano al arco. Imaginate lo mala que fue toda esa pantomima que ellos solitos lo sacaron.
Despué de esa vergüenza, contrataron a un tipo pa que les maneje toda la administración y los saque del pozo, Don Gaber. Cómo me voy a olvidar de ese nombre, lo que lo hubiéramo cargado en la escuela a ese muchacho.
Ya se iba el avión y menos mal para el Beto, que me tradució todo y ya tenía las bolas al plato. El Eduardo parecía buen tipo, viste. Entonce digo, che, hermano, te voy a contar un secreto. Ya que me nombraste el 99, qué pedazo de año. Ese año mi vida se fue al carajo. Cuando salió la Ripoll a decir que Racing Asociación Civil ha dejado de esistir yo me estaba morfando una empanada de jamón y queso. Me atoré de una manera que nunca má vuelvo a comer de ese gusto. En casa es carne y pollo ahora, jamón y queso nunca má, trae la mala suerte. Me tiré en la cama a llorar y al otro día falté al laburo. En esa época laburaba en una ferretería y los compañeros eran todo de Independiente. Te imaginarás, renuncié. Nunca má pasé por esa vereda. No atendí el teléfono por tres mese. Casi nos vamo a los caño. La época después vino jodida y no fue fácil conseguir otra changa. Pero llegar al laburo al otro día, no. O moría yo o alguno de ellos. ¿Me entendé, Eduardo?
El Eduardo me miró con cara de este loco qué mierda está diciendo. Y cuando Beto le contó la historia, se cagó de risa. Se cagó de risa. Por dentro me agarré una calentura, inesplicable. Digo ¿este hijo de puta no será de Independiente, che? Pero fue un segundito que me enloquecí. Rápido me di cuenta: tranquilo, Rubén, me decía para mis adentros. Es yanqui, ¡¿qué carajo saben los yanquis del amor?!