El mítico Rogerio Ceni, el insólito arquero que será recordado más por sus goles que por sus atajadas, se despidió del fútbol y del Sao Paulo, club al que consagró toda su carrera, en un partido en que fue homenajeado por 50.000 hinchas que llenaron el estadio Morumbí. A sus 42 años, la magnitud de la trayectoria de Rogerio Ceni es tal que sólo se puede entender a base de números: 25 años de carrera, 1.237 partidos disputados -978 de ellos como capitán-, 131 goles marcados y 18 títulos conquistados.
Esos son los más importantes, sin duda, pero no son todos sus números; aún faltarían dos que resultan claves en la historia de este exjugador internacional. Faltarían el excéntrico 01 que durante los últimos once años ha adornado la elástica que llevaba vistiendo ya desde el siglo pasado y el 171, que representa la cantidad de camisetas diferentes que vistió a lo largo de su carrera, incluida una especial que ha preparado el club para esta noche, su última participación con el equipo.
Todas esas cifras le convierten en un símbolo, posiblemente el mayor del Sao Paulo, y por eso no es de extrañar que el club haya decidido despedir al arquero con un claro mensaje: ‘Para siempre M1TO’. Un mito que comenzó a forjarse en España cuando, en junio de 1993, debutó como profesional en el Trofeo Santiago de Compostela en un partido que enfrentó al Sao Paulo con un Tenerife bajo las órdenes del argentino Jorge Valdano.
Tras imponerse con facilidad al equipo español (1-4), los paulistas alzaron el título del torneo amistoso al vencer a River Plate en la final, tras una tanda de penales que contó con un prometedor Rogerio Ceni bajo los palos. La siguiente temporada ya era el segundo arquero del equipo, pero tuvo que esperar hasta 1997 para hacerse con el puesto de titular tras la salida de Zetti del equipo.
Bajo la dirección del entrenador Muricy Ramalho, uno de los técnicos más respetados del fútbol brasileño, Ceni no sólo se convirtió en titular indiscutible sino que comenzó a lanzar las faltas, lo que acabaría marcando su trayectoria. Su primer gol no tardaría en llegar. Al tercer intento, un 15 de febrero de 1997, consiguió marcar ante el modesto Uniao de Araras en un encuentro correspondiente al campeonato regional paulista.
Desde entonces no paró. Lo que le llevó no sólo a ser el portero más goleador de la historia sino que además dobla los guarismos del segundo en este insólito ranking, el paraguayo José Luis Chilavert, quien “apenas” anotó 62 goles en su también extensa carrera. Esa capacidad goleadora fue la que le sirvió para hacerse un nombre en el mundo entero. Ceni jugó 17 partidos con la selección brasileña, con la que se estrenó en la Copa Confederaciones de 1997 en un encuentro contra Arabia Saudí. En los nueve años que Rogerio Ceni fue convocado por la cinco veces campeona mundial de manera intermitente nunca llegó a consolidarse, pero al menos logró alzarse con el título de campeón del mundo en el Mundial de 2002.
La temporada 2004 supuso un punto de inflexión en su carrera. Tras una pobre actuación contra el eterno rival del Sao Paulo, Palmeiras, el capitán fue abucheado por gran parte de su afición al termino del encuentro. Abatido le ofreció a la directiva abandonar el club de sus amores. Sin embargo el entonces presidente del club, Marcelo Portugal Gouvêa, le dijo que no, que contaba con él.
Al año siguiente apretó los puños, se colocó el 01 en su espalda -que es una referencia al 10 que tantos grandes jugadores de campo han llevado-, y completó su mejor temporada de cara al gol, con 25 tantos. Ese carácter le hizo seguir al frente de un club en el que, con el paso de los años, llegó a hacerse imprescindible hasta el punto de que tuvo que posponer su retirada en dos ocasiones: la última a principios de este mismo año cuando, a su llegada al club, el técnico colombiano Juan Carlos Osorio le pidió personalmente que continuara hasta el final de la temporada. Con el Sao Paulo conquistó dos Copas Libertadores, tres títulos de Liga, una Copa Sudamericana e innumerables copas y campeonatos regionales.
Artículo publicado originalmente en el diario El País