Recordar el 5-0 cada vez es más fácil. Antes tocaba preguntarle a quienes revocan con fino detalle cuando lo vieron. Hoy las herramientas de youtube permiten que todos nos identifiquemos con el “vayan sacando el aguardiente” de Adolfo Pérez luego del cuarto gol y la famosa frase de Maradona previo al partido que no vale la pena reproducir. Sin embargo ese partido sí significó algo, por un lado positivo y por otro –como casi todo en este país- altamente negativo.
Positivo porque Colombia le dio lecciones de cómo jugar al fútbol a una selección campeona del mundo en 1986, finalista en 1990 y campeona de la Copa América en las ediciones de 1991 y 1993. En otras palabras, era la potencia futbolística de la región. Si bien es cierto que la selección Colombia tenía un equipo con unas características inimaginables, nunca Argentina había perdido por más de tres goles de local. Sin duda era el partido de la fecha y quizá el más llamativo de la eliminatoria. En definitiva, para quienes –de manera simplona y burlona- critican que todavía se hable del 5-0, este partido de fútbol ha sido el más importante de nuestro balompié nacional y lo será hasta que la Selección haga algo verdaderamente importante.
Este 5-0 no es más que otra muestra de nuestra mediocridad deportiva, pero no por ello le quita el sello histórico que tiene. Lo que me lleva a su lado –altamente- negativo. Directivos, prensa y ciudadanos, nos sentimos Campeones del Mundo antes de jugar en 1994. ¿Resultado? Fracaso rotundo donde solo se le ganó a Suiza. De ahí se suscitó el macabro asesinato al otrora capitán de la Selección Colombia, Andrés Escobar y se evidenció como el narcotráfico había permeado, y de qué manera, la dirección del equipo más laureado, aplaudido y elogiado en la historia del deporte nacional.
Después de la abyecta participación en el Mundial de Estados Unidos, Colombia clasificó sin muchos méritos a la cita internacional de Francia y se cerró el telón futbolístico, con el del Siglo XX para entrar en una racha negativa. No fueron capaces ni los Ángeles, Córdobas, Morenos o Hernandezes de clasificar en 2002, 2006 y 2010, hundiendo hasta la más honda de las crisis futbolísticas. Con ellos fracasaron García, Maturana, Pinto, Lara, Gómez, Álvarez y Rueda (este último de manera injusta) como técnicos del Combinado nacional.
El 5-0 se convirtió en la matrona que amamantó el fútbol criollo y 20 años después, sigue siendo el adalid de la historia patria. Muestra de aquello es esta columna de opinión, la cual no podría pasar desapercibida pues el pasado 5 de septiembre de 2013, se cumplieron dos décadas de esos 90 minutos que, efectivamente, cambiaron el rumbo del deporte más popular del país para siempre. Y como el fútbol es igual de paradójico que la vida, ahora estamos en manos de un argentino, para lograr borrar esa huella de triunfo y convertir ese partido en tan solo un recuerdo de los muchos que están por venir.
Nota publicada en octubre de 2013 en la revista El Escorpión.