Fragmentos de un reportaje al Loco Gatti, publicada en el diario La Voz, el 27 de diciembre de 1982, después de que el entonces arquero de Boca fuera elegido el mejor futbolista del año por el Círculo de Periodistas Deportivos, justo 20 años después su debut en primera.
Sin sanata, Hugo, ¿estás conforme con el Olimpia de Plata, que te distingue como el futbolista del año?
Si, estoy conforme. Porque ese fue mi objetivo, era lo que yo quería. Pero después, viendo las posibilidades, los comentarios del público y del mismo periodismo, que me decían que podía ganar el Olimpia de Oro, bueno… me entusiasmé. Es así. Cuanto más tenés más querés tener. Es así desgraciadamente.
Quiere decir que querías el Olimpia de Oro, ¿no?
No lo quería yo, lo quiere la gente. Preguntale a cualquiera, cualquiera que haya estado. Todos me decían, “¡vamos, Loco, que sos el mejor!”. Después que lo premiaron a (el boxeador Santos) Laciar lo vi a (su manejador) Lectoure y le dije: “Tito, me robaste”. Se quedó mirándome y solamente pudo contestarme… “¿Quién, yo? ¡Nooooo!”. No se dio cuenta que era solamente una cargada.
¿Por qué te premian recién ahora? ¿Atajás más ahora que antes?
No, yo no creo que ataje mejor ahora que antes. Mi mejor época la tuve en Gimnasia y en Boca en el 76. Yo creo que es el premio a veinte años, justamente a eso. A no haber renunciado a una línea, a no haber cambiado nunca… y bueno, Dios me da los frutos y los triunfos ahora. Yo creo que no hay otra razón. Es el premio a una forma de jugar, de ver y de sentir el fútbol distinta a la de los demás y ahora, en el final de mi carrera deportiva, te repito que Dios me ayuda a culminar así las cosas.
¿Todavía te sentís con fuerza para inventar cosas en el fútbol?
Yo creo que en el fútbol está todo inventado, pero ojo que Gatti, como fundamento de arquero sigue siendo el mismo tipo que inventaba cosas. Quizás haya perdido algo en el aspecto físico, pero eso es lógico, después de veinte años en el fútbol. Pero ojo que lo que perdí físicamente lo gané mentalmente, por eso a lo mejor doy la impresión de un Gatti superior, un Gatti más ubicado, más pensativo, más justo, antes era más veloz, más apresurado, ahora Gatti hace las cosas a su debido momento.
(…)
Si miraras veinte años atrás y te ubicaras en aquel campesinito que llegó con dos mangos en el bolsillo al arco de Atlanta y, de pronto, saltaras a este Gatti de hoy, con todo lo que lo rodea, fama, dinero, buena vida… ¿El fútbol qué es, qué fue y que seguirá siendo?
Amor. A través de todo este tiempo mi virtud en esto fue el amor por lo que hacía y por lo que hago. Sigo teniendo el mismo amor ahora que a los 16 o 17 años.
(…)
¿Y qué es lo que sentís ahora?
Lo único que siento ahora son ganas de seguir jugando al fútbol… Hasta el día en que me digan “no juegues más”, yo pienso seguir. Ese día veré lo que hago y en qué sigo. Eso es algo que te lo mandan desde arriba.
¿A vos te mandaron todo desde arriba o pusiste algo acá abajo?
Yo puse lo mío, yo busqué cosas nuevas, pero tuve un don de suerte, un algo más que vino de otro lado… yo creo en esas cosas.
¿En qué se manifiesta ese don de suerte en la carrera de Hugo Gatti?
Justamente ahora, cuando en el último o el anteúltimo año de mi carrera, el 99% del periodismo y el 99% del público me reconozcan como el mejor, cosa que nunca había pasado antes, salvo excepciones. Eso es suerte. Y también es premio a la honestidad de uno.
¿Vos vendiste un Gatti o ya había un Gatti potencial para vender?
No. Yo soy, fui y seré. Pero aparte de ser me quiero parecer…
¿Parecer a…?
Vos podés ser un fenómeno, pero aparte tenés que parecerlo. Y acá es donde tenés que inventar algo, algo que te diferencia de los demás. Yo siempre fui un tipo 99% puro y el 1% de sanata. No sé como decirte, ingredientes, cositas que hay que poner para vender mejor el producto que uno pone en la cancha.
¿Esos ingredientes qué son… la fama de “loco”, la vincha, las bermudas de otros tiempos?
Eso, eso… la vincha, el pelo, ingredientes que te ayuden a fortalecer esa personalidad. Porque yo, aparte de ser distinto por la manera de jugar y de atajar, también lo soy porque uso la vincha, tengo facha, estoy bronceado, en fin, cosas distintas a los demás arqueros y a los demás jugadores…
¿Entonces vos sos “loco” o te hacés?
No, yo soy como soy. No creo que sea “loco”. Más bien soy un realista, pero sin dejar de ser un tipo puro, un tipo auténtico para sentir el fútbol.
¿Cómo nació entonces la fama de “loco”?
Creo que fue solamente por mi forma de jugar distinta a la de los demás. Solamente por eso, se me ocurre. Y por lo que te dije de mi físico, que llama la atención, que provoca cosas, unas a favor y otras en contra. Y aparte el periodismo que en un momento me usó como una novedad y vendió ese producto.
¿Vos suponés que en el fútbol argentino se hablará antes y después de Gatti? ¿O a lo mejor antes y después de Carrizo?
Yo creo, creo… que en el fútbol argentino se hablará de Carrizo y de Gatti, cuando se hable de arqueros. A lo mejor, cuando dentro de veinte años se hable de Gatti, ya de Carrizo no hablará nadie, porque esa gente que había visto a Carrizo tal vez ya no exista más. Pienso que la cosa pasa por Carrizo y por Gatti, aunque yo haya conocido a arqueros como Poletti y Errea que, por distintas razones, siendo distintos no llegaron hasta donde pudieron.
¿Por qué?
Porque no nacieron para eso. Fueron dos arqueros muy interesantes, pero no marcaron una época.
(…)
¿Qué es la hinchada de Boca para vos?
La hinchada de Boca es un respaldo y una motivación permanente. Es sentirse identificado con el pueblo, además de una gran alegría personal por haberle cambiado a ellos el estilo de arquero que tenían. Estaban acostumbrados a los antiguos y yo les vendí un arquero moderno y pienso que si no soy el más querido de todos los arqueros del club, bueno… estoy ahí. Y eso fue un triunfo, haber cambiado un estilo en un club y en una hinchada como Boca.
Definime la hinchada de Boca en una sola palabra…
Pueblo, la hinchada de Boca es pueblo. Para mí la hinchada de Boca es el peronismo, porque el peronismo también es pueblo… Ojo, que se entienda bien.
No, si se entiende perfecto. Lo que pasa es que vos sos radical…
Soy radical de herencia…
¿Cómo es eso?
Bueno porque allá, en el campo, mis viejos y toda la familia eran radicales y bueno, se siguió la tradición.
¿Y por quién vas a votar, cuál es tu candidato? (En las futuras elecciones de 1983 que marcarán el regreso de la Democracia)
No sé, no sé… una vez voté por Frondizi, la otra vez voté por Gatti.
¿Votaste por Gatti?
Y… sí, fui a la mesa, entré al cuartito y puse en el sobre “El Loco presidente”. Era yo, claro. Y se dieron cuenta, me parece… pero acá nunca pasa nada. Además te aclaro que puse el papelito con una foto mía.
¿Cuándo fue que votaste por vos?
La última, en el ’73…
(…)
Siempre cobraste buen dinero…
¡Lógico, pero primero mi laburo! Antes mi laburo. Fijate que este año jugué casi gratis en Boca. Me arriesgué y jugué gratis…
¿Qué es jugar gratis para Gatti?
Comparando lo que ganaba antes, jugué para vivir…
No, no, para vivir no, mirá que la gente vive de maneras muy distintas.
Está bien, jugué para vivir bien. Y nada más, porque si hubiera sido por mis ingresos de Boca, este año no hubiera podido ni cambiar el auto, ni hacer inversiones ni nada de eso…
De acuerdo, pero el tipo que va a la cancha y grita por Gatti y por Boca, menos puede hacerlo todavía…
Claro, pero eso es distinto, hermano…
¿Está bien que sea distinto?
Y, no sé, no sé… ¿Está bien que un tenista se gane 100 mil dólares en un partido?
¿A mí me lo preguntás?
Sí…
No, no está bien.
Y entonces, ¿qué me hablás del jugador de fútbol? Mirá que de pibe yo me levantaba a las 5 de la mañana para laburar en el campo y te puedo asegurar que este asunto del fútbol te envejece más rápido que lo otro…
Si, pero envejecer con esta quinta (la entrevista se realizó en la quinta de Gatti en San Isidro), con todo lo que tenés, se me ocurre distinto a envejecer en el campo…
Sí, pero todo esto que vos ves son veinte años de fútbol. Y te digo que no son poca cosa.
(…)
Una vez me dijiste que si no fuera por el fútbol serías un “borrachito sano” ¿Cómo es eso?
Claro, lo que pasa es que en el campo, después del laburo, ya no había nada por hacer. Vino blanco helado en el verano o una cañita en el invierno, pero sano, sin ninguna maldad. Mi viejo de vez en cuando se ponía alegre, pero comía bien y se iba a dormir. Pero eso no es ser borracho.
(…)
¿No hablabas con tu viejo?
No, era un trato de pocas palabras. La educación de la piel y la mirada, que a lo mejor te daban más cariño que ahora que te quieren hablar todo el día.
¿Y cómo educás a tus hijos, con la piel y la mirada o cada tanto les hablás?
Les hablo. En relación a mi padre conmigo, les hablo un poco más. Sigo con la mentalidad del viejo, un poco más avanzada a las necesidades de la vida y a las cosas que aprendés. Pero yo nací de esa raíz.
(…)
¿El ser humano quiere ser mejor o simplemente ser más?
Yo quiero ser mejor y más.
¿Cuál es el orden?
El que te dije: mejor y más. La misma relación que amor por lo que se hace y dinero que se cobra.
¿Como está el país, se puede invertir primero en el amor y después en el dinero?
Cada vez se hace más difícil. El país está confundido, nosotros estamos confundidos. Cada vez buscamos más el bienestar económico y cada día será peor… Fijate que yo llevo veinte años en Primera y todavía soy el mejor arquero argentino.
¿Es porque los demás perdieron el amor por el fútbol?
Vos lo dijiste. No hablemos más, no hablemos más. Claro que también entiendo a los pibes que empiezan, que se ponen a pelear contra el mundo, con un mundo como está. No debe ser fácil. Pero les falta amor por esto.
Bueno, ¿cuál es, en definitiva, el mérito de Gatti en veinte años de fútbol?
No haber sido nunca arquero. Arqueros son los que atajan, los que ocupan el puesto de bobos, como dije mil veces. A mí Dios me dio dos manos, que usé para atajar, no lo niego, pero ojo que nunca fui arquero. Ese es mi mérito.
(…)
¿Y vos qué vas a hacer, seguís en Boca o te vas?
Yo quiero terminar mi carrera en Boca.
¿Y cuándo termina tu carrera?
En 1983. Después de conseguir el récord de partidos jugados en el fútbol argentino y no solamente por eso, sino porque también soy sincero y sé que físicamente no me puedo caer de un año para otro. Entonces en 1983 puedo repetir lo de 1982. Ahora, en el ’84… ya no sé. Por eso te digo que en el ’83 dejo el fútbol.
¿Lo dejás en Boca o en Colombia?
En Boca. En Boca… yo quiero que sea en Boca, ahora si no se da…
(…)
Vos sos uno de los pocos futbolistas que admite que el fútbol no es un trabajo. ¿Por qué?
Es un medio de vida. Hacés lo que te gusta, que es jugar al fútbol, te pagan, te atienden, te ponen vitaminas, te masajean… todos los chiches. En el laburo no pasa eso. O laburás o laburás y si no, látigo, nada de masajes. Lo que pasa es que yo, de costumbre nomás, a veces hablo del fútbol como mi trabajo, pero sé que no es un trabajo.
(…)
Hagamos un esfuerzo de síntesis, Hugo. Mezclá familia, fútbol, país y decime que pensás de la Argentina de hoy.
Yo soy un enamorado de la Argentina.
¿De esta Argentina estás enamorado?
No, esta Argentina me da tristeza. Pero creo que tenemos material para no estar como estamos. A mi me parece que la Argentina está hecha para vivir bien, para comer, para chupar, para comer asados con amigos, reírse, cargar a los demás sin respetar cosas formales, cargarse sanamente y reírse de uno mismo.
Vos que tenés una situación privilegiada, que no tenés problemas económicos, que vivís de algo -y vivís bien- que no es un laburo, según vos mismo decís… ¿cómo notás las broncas que corren por abajo de esa situación, las broncas de la calle?
Y justamente ahí, lo veo en la calle… A la gente la noto triste. En un restaurante, en la cancha, en todas partes… la gente no está, no está… Uno mira la cara de gente y no se le ven las ganas de vivir de unos años atrás.
¿Y eso por qué pensás que pasa?
Porque desgraciadamente en un país donde hay de todo, no se puede vivir bien y aquí hay tipos que quieren vivir, porque este es un país que quiere vivir, es un país divertido, no es un país confuso… A lo mejor ahora estamos confundidos de hambre, pero, por naturaleza, el argentino es un tipo hecho para vivir la vida, con virtudes o defectos, pero quiere vivir la vida. Y es un enamorado de los hijos y de la familia. Y eso no lo ves en ningún lugar del mundo.
¿Y cómo cambiamos esto?
Mirá, yo creo en los milagros.
¿No te parece más oportuno creer en un gobierno elegido por el pueblo?
¡Claro! Yo creo que alguien va a aparecer, alguien tocado por Dios y elegido por el pueblo, que trate de arreglar esto, aunque creo que no será fácil al principio. Pero al menos, si no lo arregla… bueno, que oriente, que oriente al país. Y que la gente vuelva a creer en un gobierno y que quiera comer un asado y lo pueda comer.
(…)
Menotti siempre dijo que la selección jugaba a un ritmo, que tenía una dinámica muy superior a la del fútbol argentino de cada domingo…
Mentira, mentira.
¿Por qué?
La diferencia de motivación y la importancia del espectáculo. Es distinto jugar con Chacarita, que jugar en la selección argentina contra Inglaterra. Lo demás es verso, eso del ritmo y la dinámica son verso.
¿Te vas al campo a pasar el fin de año?
Si, pero voy con bronca.
¿Por qué?
Porque las fiestas son un verso, como eso del ritmo y de la dinámica. Fiesta debería ser todo el año. ¿O ese día nos tenemos que querer todos y ser todos amor? Además, viejo, acá hay gente que no tiene para comer y nosotros salimos hablando de fiestas. ¿Te das cuenta del verso?
Creo que sí…