Me llamo Clarke Evans y ningún argentino me conoce, ninguno salvo uno, el gran Manu Ginóbili (y tal vez me recuerde Fabricio Oberto). No importa: nadie me conocerá pero soy parte del mejor San Antonio Spurs de la historia, el de los cinco anillos que ganamos en estos años. Llegué al plantel en 1989, cuanto todavía no estaban Popovich ni Duncan. Llegué hace tanto tiempo que mi primer año coincidió con la temporada de rookie del Almirante David Robinson. Y si nadie me conoce es porque nunca aparezco en las fotos: soy yo el que las hace. Soy este canoso, de pelo largo y cámara en mano. Siempre.
Cuando el año pasado volvimos a ser campeones de la NBA y los jugadores comenzaron a recibir los anillos, Duncan gritó: “¿Dónde está Clarkie, dónde está Clarkie?”. Me estaba buscando a mí para que les sacara esta foto. Es una imagen que podrán haber visto en otros lados pero con los ojos desviados a un costado. Duncan, Parker y Manu solo me están mirando a mí. Es lo lógico: fui el fotógrafo oficial del equipo durante los últimos 26 años. Es imposible saber la cantidad exacta, pero creo que saqué más o menos un millón de fotos de los Spurs.
Podría decir que llegué a este cargo de casualidad. Trabajaba en un banco y me echaron. Me anoté en una escuela de fotografía, comencé a sacar fotos de manera independiente y el 1 de enero de 1989 escribí una carta a los Spurs preguntándoles si no querían un fotógrafo oficial. Nueve meses después me dijeron que sí, y comencé sin saber algo que me cambiaría la vida. Nunca había sacado fotos deportivas, pero igual me animé. Por entonces jugábamos en el HemisFair Arena. Al terminar la temporada me dije “que bueno estuvo esto, ojalá pueda estar un año más”, y al final estuve 26.
Los vi a todos, fotografié a todos. A los ídolos de todos los tiempos: Gervin, Robinson, Duncan. Y por supuesto a Parker, Manu y el mismo Duncan. De todo este tiempo tengo mis fotos favoritas y mis personajes favoritos. Y si me preguntan por uno, siempre elijo a Manu. Es el más expresivo, el que más se entrega para jugar y también el que más se entrega para interactuar con los hinchas. Acá lo vemos en una bandeja contra Yao Ming, jugando a ser superman. O festejando un título en el río de San Antonio. O lesionado, con el tabique roto, en abril de 2010, después de un recibir un codazo de Nowitsky, y sin embargo siguió jugando.
Incluso cuando me preguntan cuál es mi foto favorita de estos 26 años (mi foto favorita entre el millón que saqué) digo ésta, una de Manu, también de 2010, uno de los partidos importantes de final de temporada. Kevin Durant había robado una pelota y volaba directo a volcarla pero Manu apareció de ningún lado y la tapó. La multitud enloqueció y los Spurs ganaron aquel partido.
También fui testigo del paso del tiempo. Al comienzo trabajé con cámaras analógicas. Tenía mi estudio dentro del estadio. Después comencé a colgar las cámaras en los tableros, hasta tres cámaras por partido. Ya todos los hinchas vienen con cámaras a los estadios pero yo también me adapté: a través de la página de la NBA, mi trabajo durante los partidos viaja en cuestión de segundos al resto del mundo. Después aparecen en los diarios y en las webs.
También tengo fotos desde cualquier lugar del estadio, por ejemplo desde el techo del AT&T Center durante un pedido de minuto de Popovich. Y también tengo fotos que se convirtieron en posters, como esta del 99: el torneo Mc Donalds en Milan. Sé que miles de texanos empapelaron sus habitaciones con mis fotos.
Con los jugadores conseguí un código familiar. Si estaban con sus hijos y los captaba en una buena imagen, hacía el revelado, se las daba y destruía el original. Todo es cuestión de confianza. Con el paso del tiempo comencé a sacar la foto oficial del equipo, del media day y también de las copas y los títulos. O de nuestra mascota, el coyote. Llego cuatro horas antes de cada partido. Al que más fotos le saqué fue a Tim Duncan: deben ser 75.000. Acá muestro solo algunas: una volcada delante de otro monstruo, Kevin Garnett. O haciendo nado sincronizado con Manu. O yendo demasiado rápido para ser captado por la lente. O escondiéndose detrás de la pelota. O esta que es perfecta, entre las banderas con los anillos que ganamos y la pelota. O con los ojos bien abiertos. O cuando entra en calor, colgándose del aro.
Me retiré esta temporada. Tengo 69 años y quiero empezar otros proyectos. Mi padre fue soldado en la segunda guerra mundial y quiero hacer retratos de los veteranos. Atrás dejó una vida con los Spurs. Les dejo esta foto: Kobe Bryant abajo, manu Ginóbili arriba. Mi favorito.
NdE: Publicado originalmente en El grupo de la muerte – Vorterix Rock