“Las porciones más grandes, los mejores precios.” El toldo que se destaca en el Top Cod Restaurant de fish&chips de Stroud sabe atraer al cliente. Dicho esto, engullir ese pescado rebozado que exuda aceite requiere de una gran confianza en sus intestinos del eventual comensal. A diferencia de otros competidores de la ciudad que sacralizan la materia grasa, el Top Cod no pretende consagrarse en las guías culinarias. Sin embargo Stroud, una comuna de Gloucestershire -a dos horas de tren desde Londres- salió de su casi anonimato en 2011, gracias a una pequeña revolución en materia culinaria.

En aquel entonces, la directiva del Forest Green Rovers FC, un equipo de fútbol con base en Nailsworth, a 7 km de Stroud, decidió prohibir la venta de carne roja -es decir, las famosas meat pie o tartas de carne con las que se vuelven locos los ingleses- en su estadio por “cuestiones de salud”. Esa actitud del pequeño club que nunca pasó la 5ta división, generó una cobertura mediática internacional  inesperada.

El hombre que originó este giro gastronómico se llama Dale Vince. Es el fundador de Ecotricity, una sociedad de electricidad que abastece a más de 150.000 clientes en el Reino Unido mediante aerogeneradores (un generador eléctrico que funciona convirtiendo la energía cinética del viento en energía mecánica), emplea a 300 personas y tiene una facturación en constante aumento anual que registró supervit de126 millones de euros en el último  balance).

El empresario, a partir de 2010, agitó también el viento de un club al borde de la bancarrota del que nadie quería hacerse cargo. En paralelo al cambio de régimen alimentario, Forest Green Rovers FC adoptó una nueva camiseta verde flúo y negro y un nuevo escudo. “El anterior era una copia del de Barcelona FC. No podíamos hacer eso, teníamos que construir una identidad propia del club”, se defiende Dale Vince.

 Hamburguesas  de quinoa y hummus bio

cortadoraLa evolución en la identidad del club no es sólo estética. En su nuevo estadio, Dale sembró un nuevo césped íntegramente ecológico, y su corte está garantizado por un robot guiado con GPS y alimentado por energía solar. Instaló una cisterna para acumular agua de lluvia con el fin de asegurar una parte del riego, mientras 180 paneles solares suministran el 10% de la iluminación del terreno. Profundizando la revolución ecológica, los programas de los partidos son impresos en papel reciclado y la pintura de las butacas es elaborada sin químicos contaminantes. Finalmente, en el verano 2015, Forest Green Rovers se convirtió en el primer club 100% vegano. Las hamburguesas de quinoa y el hummus bio son ley en el comedor y en su mayoría, los hinchas adhieren. “Cuando Vince tomó el club, estaba al borde de la quiebra. Al principio era raro no comer carne durante todo un partido, pero las papas fritas al curry son realmente buenas. ¡Es lo primero que me piden mis hijos cuando llegamos al estadio!”, reconoce Nick, un hincha del Green Army, acodado en el pub Queen Victoria Inn de Stroud.

Forest Green Rovers FC v Scunthorpe United - FA Cup First RoundLejos de ser un simple golpe de marketing, este giro vegano refleja una convicción profunda de Dale Vince: “Siempre consideré que la carne era algo malo. No se puede ser cruel con los animales. Son seres vivos como nosotros, con inteligencia propia. Tienen hijos, padres. Me da la impresión de estar comiendo a uno de mis hermanos.” Estos preceptos se aplican hasta en los platos de los jugadores, en el comedor del club. “Cuando hacemos comidas en grupo, no hay carne roja. La cuestión esencial es la performance: tardamos 3 días en digerir carne roja. Tenemos pensado dar cursos de cocina. Algunos jóvenes tratan de comer vegetariano pero no saben cómo”. Desde entonces, el concepto de “El club más ecológico del mundo” tienta a varios: la Federación Inglesa recorrió las instalaciones para implantar un césped ecológico en su Centro Nacional de Fútbol.

Dale Vince también creó una “asociación de desarrollo sustentable en el fútbol” con Gary Neville. El ex jugador del Manchester United fue a pasar una temporad al New Lawn, el estadio actual, para aprender a conciliar la ecología con la pelota. Incluso, el club recibió una medalla de la UEFA por sus iniciativas y el apoyo la FIFA. En Francia, el diputado Jean Glavany, encargado por la ministra de deporte, Valeria Fourneyon, de elaborar un informe sobre este tema, estaba seducido por la idea pero se topó con un boicot de parte de los patrones de Ligue1. “Una falta total de apertura mental a la ecología”, según Vince Dale.

Eólicas y LSD

Antes de lanzarse en el negocio de las eólicas, el propietario del FGR había forjado, en soledad, su propio destino. Dejó el colegio a los 15 años, pasó 10 años viajando de mochilero y se acercó a la naturaleza. “Ese modo de vida es particular, sobre todo en invierno es un retorno a las cosas fundamentales. Las jornadas son cortas hay que apurarse para abastecerse para la noche y tener agua, comida y algo con lo que hacerse un fueguito. Una vez que cae la noche, no se puede hacer más nada. En verano es otra vida, es la temporada de fiestas. Organizaba festivales y ganaba plata vendiendo hamburguesas de lenteja.” Un período de su vida durante el cual experimentó la vida en comunidad y los paraísos artificiales, entre hierba, hongos alucinógenos y LSD. “Esas drogas cambiaron mi manera de ver al mundo. Probé el Speed pero nunca me gustó; el éxtasis jamás me interesó, los componentes son demasiado químicos. Mi lado hippie me mantuvo alejado de todo eso.”, confiesa irónicamente el empresario. Cansado de ese mundo de vida aleatoria, volvió a Inglaterra y se dedicó a la mecánica, aprendiendo de su padre.

vince-350En 1994 Dale Vince estacionó su casa rodante en Stroud, ciudad invadida por hippies, y construyó a su manera autodidacta, su primera eólica, una tecnología que apenas estaba en su fase embrionaria. “Utilicé todas las fuentes posibles. Leí libros y revistas sobre el tema. Iba a las conferencias sobre nuevas tecnologías. Si las personas estaban muy ocupadas para responder a mis fax, me desplazaba para encontrarlos. Eso me permitió tejer una red. Cuando logré fabricar mi primera eólica, escribí un manual de instrucciones que traducido al alemán, y luego al hindi.”

Es en aquella época que conoció a David Drew, político laborista y presidente del Forest Green Rovers FC, que Vince seguía regularmente. “Es alguien muy insistente, que hace todo lo posible para lograr sus objetivos, con quien tengo además muchos intereses en común: la ecología, y este club”, revela Drew, quien ahora (desde que Vince lo compró) es el vicepresidente.

Desde entonces, Dale Vince, doctorado en filosofía en la universidad de Gloucestershire en 2013, recorrió un largo camino. Su empresa es ahora la rival de EDF (Electricité de France). Recientemente se lanzó en la producción de automóviles eléctricos, y presentó el prototipo más rápido del mundo. Sus trabajos lo llevaron a codearse con el poder y ser consagrado Caballero del Orden por la reina, en 2004. “Tenía un traje japonés sin corbata. Ella me preguntó si realmente hacía falta instalar eólicas. Le respondí que debíamos parar esta polución”, ese hecho le valió un encuentro con David Cameron, del cual tiene un mal recuerdo: “Cuando le hablaba, no tenía una sola expresión en su cara. Si ves fotos de ese encuentro, te parecerá estar ante un tipo serio, interesado por el problema. En realidad se comportaba así por temor a que hubiera cámaras por todos lados”

 Noche en el calabozo y bombardeo en Siria

canchaEl propietario de los Rovers tiene convicciones políticas, y es poco decir que no estima mucho a los conservadores. En 1985, la Inglaterra de Thatcher conoció múltiples privatizaciones. Esto desencadenó numerosas huelgas, como la de Banfield, en la cual participó. “La policía había prohibido el festival libre de Stonehenge. Estaban como locos, llegaron, rompieron todo y nos pegaron a todos. Era una verdadera batalla, los policías venían justo de una huelga de menores donde habían hecho lo mismo. Un auténtico espiral de violencia.” Resultado: 16 heridos entre los manifestantes, y 8 policías. 537 detenidos, entre ellos, Dale Vince, que pasó la noche preso. Este episodio lo motivó a dejar Inglaterra. “Tomé el ferry con 60 euros en el bolsillo, y un viejo camión de bomberos para viajar. Crucé Francia, los Pirineos antes de quedarme en el País Vasco. Para vivir, hacía malabares y tocaba la guitarra en la calle, había tomado algunos cursos. El problema es que eso no daba mucha plata.”

Hoy vive con 13.000  euros por mes, con su moto eléctrica KTM, su mujer y su hijo de 7 años, en una fortaleza del siglo XVIII, que vale 13,5 millones de euros. ¿Habrá abandonado sus convicciones?

“Mantengo el estilo hippie, por ejemplo, en mi manera de vestir, o con respecto a las guerras (estoy en contra de los bombardeos en Siria). No tengo tele ni celular que son peligrosos para la salud, al igual que el cigarrillo. Bueno, está bien, tengo un iPad donde veo películas, series y mis mails.” Una simplicidad que confirma Nick, el hincha del FGR: “Jamás lo vimos de traje y corbata. No hace uso de los palcos. Hace poco, después de un partido en el exterior, vino a tomar su Dark Lager en un pub y pagó la ronda a todos los hinchas presentes”

 Un gran sentido de la intuición

Fiel a su filosofía, Dale se toma tiempo. A pesar de llegar a dos instancias para ascender en las dos últimas temporadas, el club por el momento fracasa y no puede llegar más alto que a la quinta división, donde vegeta desde hace 17 temporadas. “Tiene un buen sentido de la intuición y piensa que el ascenso es solo una cuestión de tiempo. Es duro superar este nivel. Hay que jugar 46 partidos por un sólo lugar para la promoción”, justifica el ex manager Adrian Pennock, antiguo entrenador del Stoke City, reemplazado en mayo pasado por un tal Mark Cooper, el tercer entrenador en 6 años desde la llegada del nuevo patrón.

Forest Green Rovers v Grimsby Town - Vanarama Football Conference League: Play Off FinalAl margen de ser un ecologista y promover el desarrollo sustentable, Dale tiene fuertes ambiciones para su club. Su objetivo: llegar a la Championship (la D2 inglesa) “Sería muy adecuado por las instalaciones del club y el lugar donde estamos. La gente cree que podemos llegar a la Premier League, pero trato de ser más pragmático, por el momento ese objetivo es un poco elevado.  Antes de pensar en integrar la elite, el club necesita infraestructura”

Para cumplir con sus ambiciones, quiere construir un nuevo estadio – ¡de nuevo! – estimado en 115 millones de euros, bautizado “Ecopark”, sobre 40 hectáreas. Una nueva arena de 5000 butacas, extensibles a 10.000. El proyecto prevé, además, la instalación de oficinas y terrenos deportivos, muy cerca de la autopista para facilitar el acceso. Un objetivo que no les gusta a todos. Los habitantes del vecino pueblo de Eastington lanzaron una petición en Change.org contra ese proyecto porque podría “provocar perjuicios sonoros y polución” y poner en riesgo la quietud del pueblito. “Uno de los últimos poblados rurales de la zona”

Mientras tanto, el equipo de Gloucestershire inspira a los adversarios para que se burlen del nuevo régimen alimenticio del club. Cánticos que corren el riesgo de redoblar la apuesta si Dale Vince llega a concretar su nuevo proyecto: iniciar a sus jugadores en la disciplina del ballet, algo que él evidentemente practicó. “Es algo fantástico que quisiera hacer descubrir al equipo. Al margen de la danza en sí misma, el ballet es un buen ejercicio para entrenar el equilibrio y la elasticidad”, asegura el presidente

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Artículo publicado en la revista So Foot#140 – Octubre 2016.