Si no fuera porque es patética, la crisis de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) empezó a transformarse en un pasatiempo divertido. La aparición en escena de Diego Maradona, con lo que eso conlleva, le pone picante al conflicto. Es el efecto no deseado de la intervención del gobierno nacional sobre el fútbol, que ahora tendrá que vérselas con él. “Que más de uno se agarre porque los conozco a todos”, amenazó desde Europa, en un anticipo de lo que vendrá. El ex jugador de las declaraciones siempre filosas se confirió a sí mismo la bendición de la FIFA para supervisar la marcha del proyecto de Súper Liga y lo que pase a su alrededor. Aunque un vocero de la desprestigiada federación desmintió ayer que hubiera sido designado como un veedor informal. En la asociación que Luis Segura preside durante sus últimos días, una fuente le confió a Página/12 que “el hecho nos tomó por sorpresa”. El ídolo anunció su deseo de “terminar con todo ese lío, con todas las peleas. Esperé esta oportunidad treinta años, ahora me llega gracias a Infantino y no la voy a desaprovechar. Se viene la Revolución Maradoniana”.

marainfantinoLa irrupción de Diego con la venia del presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, coincidió con su presencia en París para la Eurocopa. Se amigó con Pelé, criticó a Messi como líder de equipo y también se metió con la AFA. Era de esperar. En boca de Maradona siempre entran moscas. Además, sonrió, se tomó de las manos y dialogó como si fueran dos viejos amigos con el hombre al que en febrero pasado había llamado traidor. No es la primera vez que esto sucede. La coherencia no es uno de sus mejores atributos. En vísperas de las elecciones que Infantino ganó lo tildó de “traidor total, porque teniendo al jefe (Joseph Blatter) entre las cuerdas, por no decir entre las rejas, siguió trabajando como si nada. Y pasó de revolver las pelotitas a presentarse como candidato a presidente de la FIFA, está todo muy mal”.

La imagen de Maradona sobre el suizo cambió cuatro meses después: “Este hombre es muy abierto, me demostró un gran interés por lo que piensan los jugadores. Tuvimos una charla genial y me dijo que me necesitaba en su staff, así que desde hoy empiezo a trabajar como hombre FIFA”. Esa atribución que se tomó fue relativizada por un vocero de la federación: “Nos ofreció su apoyo”, comentó. Y describió que la reunión en París “fue muy positiva y es muy bueno que leyendas del fútbol, como lo es Maradona, se interesen por el futuro de este deporte”.

El autor del gol más célebre en la historia de los mundiales llegará a Buenos Aires pasado mañana. Antes de viajar y del increíble encuentro con Pelé, contaba cuáles serán sus planes para el fútbol argentino: “Vamos a estar detrás de cada uno de los problemas de AFA para informarle directamente a Infantino lo que pase. El está muy preocupado. El Gobierno no se pude meter con las leyes de la FIFA. No puede meter un bocadillo por más que quien lo haga sea el presidente de todos los argentinos. Los problemas del fútbol se resuelven con la gente del fútbol”, le dijo al periodista Sebastián Sanchi, de Diario Popular.

ñoyEn la AFA, el bloque que responde a Hugo Moyano puede tener un inesperado aliado en Maradona. Aunque en la casa del fútbol no le reconocen el papel de veedor oficial de la FIFA, saben que su presencia en Buenos Aires sería un factor de equilibrio en la pelea que hay para controlar los fondos del fútbol, el manejo de la Súper Liga y la transición que se abrirá tras el alejamiento de Segura de la presidencia. Diego puede ser el revulsivo ideal para un conflicto del que todavía no surge un ganador aparente. La prenda de unidad o la semilla de la discordia. Pero su palabra nunca podrá ser ignorada, por la influencia que tiene y el temor reverencial que siempre le profesaron los amanuenses del fútbol. Y eso incluye a decenas de dirigentes, de un bando y del otro.

Hoy llegará a la Argentina la veedora oficial de la FIFA. Se llama Monserrat Jiménez, la directora jurídica de la Confederación Sudamericana (Conmebol). Es la entidad que está llamada a cumplir un papel importante en el desenlace de los hechos. Una fuente de la AFA le confió a este periodista que “hubo presiones del presidente Macri sobre su colega y amigo del Paraguay, Horacio Cartés, para que influya sobre la Conmebol”. La interpretación no es descabellada. Todo sea porque se apruebe la Súper Liga y se les abra la puerta a las sociedades anónimas deportivas para el fútbol. Un negocio que por el momento muchos dirigentes amnésicos no vislumbran como un peligro para sus centenarias sociedades civiles sin fines de lucro y patrimonios colosales construidos por sus socios.

MacriEl 11 de abril último, el jefe de Gobierno recibió en la Casa Rosada al paraguayo Alejandro Domínguez, el máximo dirigente de la Confederación con sede en Luque, una ciudad vecina a Asunción. Departieron amigablemente y este último le regaló dos réplicas de las Copas Libertadores y Sudamericana que Boca ganó durante los tres mandatos de Macri en el club. En mayo de 2015, cuando el actual jefe de Estado todavía gobernaba la ciudad de Buenos Aires, lo llamó a Cartés para que intercediera en la sanción que se le aplicaría a Boca por los incidentes con el gas pimienta en la Bombonera en un clásico contra River por la Libertadores. Con el tiempo, esa pena se redujo de ocho partidos a dos. El argumento que dio la Conmebol fue risueño: en gracia por el centenario de la Copa América que se está jugando hoy en Estados Unidos.

En la AFA –dice la fuente– “el personal vive un clima de angustia por lo que pasa”. Con la llegada de Jiménez para controlar durante tres días la asociación, ya serán seis los veedores que analizan documentación en el viejo edificio de la calle Viamonte. Los tres que nombró la jueza federal María Romilda Servini de Cubría son el abogado y ex magistrado Daniel Piotti, la ex titular de la Unidad de Información Financiera Alicia López y el ex perito contador de la Corte Suprema Horacio Roberto Della Rocca. A ellos se agregaron después los dos que designó la Inspección General de Justicia (IGJ) cuando suspendió las elecciones: al abogado Luis Tozzo y la contadora Catalina Dembitzky. “Se puede armar un picadito en la AFA entre veedores y empleados”, bromeó con sarcasmo el informante.

La judicialización del fútbol argentino es imparable y lo que no se pueda conseguir en los tribunales se obtendrá gracias al lobby de cualquiera de las partes. El presidente de Boca, Daniel Angelici, es el principal operador de la Súper Liga. Sus detractores lo cuestionan en voz baja, acaso por temor a alguna represalia desde la Casa Rosada cuyos intereses representa. Enfrente se le plantó Hugo Moyano, cuyo poder deviene del fútbol, pero también de la capacidad para poner un freno a los planes recesivos y de exclusión del Gobierno desde la CGT que lidera. Que lo haga es otra cosa. Pero también que, sin su presencia al frente, tantos dirigentes de los clubes más chicos y del Ascenso, no hubieran tenido suficiente fuerza para confrontar con los más grandes. Ahora se sumó Maradona como actor principal de una obra que bien podría titularse “Los incorregibles”. Que el último apague la luz.

Artículo publicado en Página 12