Ya se sabe que la imprecisa frontera que separa el amor del odio es tan estrecha como un silbido. Entre el amor apasionado y el sordo rencor han oscilado desde siempre las relaciones entre las hinchadas del Athletic Bilbao y la Real Sociedad.

Al fin y al cabo, desde Caín y Abel es conocido que todo sentimiento de hostilidad es el resultado de un amor no correspondido, y que quienes ayer mismo fueron uña y carne pueden arañarse mutuamente hoy, a nada que cambien los vientos. En el caso de donostiarras y bilbaínos, la cosa viene de lejos.

5La imagen de Kortabarría e Iríbar saliendo juntos al campo de Atocha, el 5 de diciembre de 1976, al frente de sus respectivas formaciones y sosteniendo entre sus manos una ikurriña (la bandera de Euskadi) —todavía no legalizada—, fue interpretada por algunas personas, sin duda faltas de perspectiva histórica, como el definitivo final de la guerra fratricida entre rojiblancos y txuriurdiñak.

En realidad, se trataba tan solo de una tregua temporal, similar a otras anteriores, si bien en esa ocasión el armisticio se prolongó más de lo acostumbrado. En fin, desde que ambos equipos se fotografiaron juntos por última vez (temporada 1979-1980; venció la Real en Atocha por 4-0) ha habido de todo.

Sería sobre todo a partir de la temporada 1915-1916 cuando la rivalidad se tensaría al máximo.

«Nunca hubiésemos creído —escribía el enviado especial del diario guipuzcoano La Crónica, el 10 de enero de 1916— que en el pecho bilbaíno residieran gérmenes tan bajos como los exteriorizados ayer en San Mamés. Ni hubiéramos pensado que, cual borregos, cumplieran exactamente las sandeces, ruines y venenosas que unos cuantos zulús les han expuesto, diciendo de todo menos lo que es sport». El partido a que hacía referencia el periodista donostiarra finalizó con la victoria bilbaína por 4-0, pero al término del campeonato regional Athletic y Real acabaron empatados.

3La falta de acuerdo entre ambos clubs a la hora de elegir un escenario neutral para el desempate provocó una gravísima crisis nacional, en la que acabaron por verse implicados hasta el ministro de la Gobernación y los gobernadores civiles de Vizcaya y Guipúzcoa. Este último respondió a un intento de mediación del ministro con un telegrama en el que advertía que, «de continuar el lenguaje intemperante y apasionado por ambas partes», suspendería el partido anunciado; y añadía: «Hace tiempo que estas luchas deportivas vienen ofreciendo en estas provincias un carácter violento de emulación regional y local, y conviene atajar tales tendencias antes de que puedan provocar serios conflictos de orden público».

La guerra fría se transformaría en conflagración ardiente en la temporada

1917-1918. El 16 de febrero de este último año se enfrentaban en San Sebastián los ya eternos rivales en partido decisivo para el título de campeón regional.

ATLÉTICO DE BILBAO - Bilbao, Vizcaya, España - Temporada 1949-50 - Arrieta, Zarra, Venancio, Aramberri, Celaya y Nando; Iriondo, Canito, Manolín, Gaínza y Lezama - ATLÉTICO DE BILBAO 5 (Gainza, Zarra 3, Venancio) REAL SOCIEDAD DE FÚTBOL DE SAN SEBASTIÁN 2 (Basabe, Caeiro) - 18/12/1949 - Liga de 1ª División, jornada 15 - Bilbao, Vizcaya, estadio de San Mamés - El Athletic fue 6º en la Liga, con José Iraragorri de entrenador, pero esa temporada ganó la Copa, imponiéndose en la final al Real Valladolid

«Empate a dos tantos registraba el marcador —según la crónica de La Gaceta del Norte— cuando, a falta de siete minutos, se produjo la catástrofe. Belauste y Mariano Arrate tuvieron un encontronazo. El hermano de Arrate, que jugaba de medio, se asustó por el choque y se fue a Belauste, dándole un puñetazo. Fue la señal de empezar. El público se lanzó al campo. A Arrate le entregó un espectador un bastón, y con él se fue de nuevo a Belauste, volviéndole a agredir.

Los bárbaros agresores se lanzaron con sus bastones sobre todo jugador bilbaíno que encontraban. Entre tanto, los jugadores donostiarras, en lugar de amparar a sus compañeros de Bilbao, se habían marchado del campo».


*Extraído del libro “A mí el pelotón”. Editorial córner. 2011.