No se priva de nada el periodista deportivo de hoy, que es el paradigma de la sociedad. El paradigma de la sociedad en el sentido que le daba Ortega y Gasset a este concepto. Ortega decía -quejándose, era una actitud conservadora la de Ortega- que en estos tiempos, el paradigma de la sociedad es el joven. Entonces todos quieren ser jóvenes, siguen el ejemplo del joven. Y antes quizá no era así, todos esperaban que llegara la edad adulta para poder hacer las cosas que hacían los mayores. En cambio ahora no: son los mayores, los que tratan de vestirse como los jóvenes, etcétera, etcétera. Todo eso decía Ortega.
En ese sentido, el paradigma actual es el periodista deportivo. Que además es joven, es una profesión para jóvenes, mayormente. Y juegan ellos con mucha astucia. Se han dado cuenta de que la gente que escucha los programas de periodismo deportivo no está interesada en el deporte: está interesada en los periodistas deportivos.
Entonces el periodista deportivo hace todo. Hace de modelo, se viste muy bien, luce distintos atuendos, habla de sus distintos atuendos. Empieza el programa y de lo primero que se habla es del saco que trajo fulano, los pantalones que se compró el otro, el peinado que se hizo, etcétera. Y después se hablan entre ellos, cuentan cosas que han hecho… Porque se han dado cuenta de que la gente está interesada en ellos, y no en los deportistas.
Tratan de sobresalir unos por sobre otros, hay una cierta competencia y hay también un nuevo Tinellismo. Hay una forma humorística un poco cruel, un poco estudiantil entre ellos. Bueno, fenómeno. Pero yo creo que el acierto es haberse dado cuenta de que la gente no está muy interesada en el deporte pero sí, qué sé yo, en el Chavo Fucks.
Es así. Si yo veo esos programas es porque quiero ver lo que hace el Pollo Vignolo, y cómo se pelea Marcelo Palacios, o qué saco nuevo trajo Recondo. A mí qué me importa cuando habla un jugador. Es la peor parte, cuando habla un jugador yo cambio. Cuando habla un jugador yo cambio, porque además es muy aburrido. Salvo los tres o cuatro jugadores que tienen una forma astuta de expresarse o que han desarrollado –a veces sin saberlo- una gran inteligencia política, el resto de los jugadores siempre dicen lo mismo.
Usted me dirá que los periodistas deportivos también dicen lo mismo. Sí. Y se parecen a los jugadores. Y quisieran ser jugadores. Y los jugadores, ¿qué quisieran ser? Periodistas deportivos. Entonces se ha formado un mundo mediático perfecto. Perfecto. Hay una interacción entre el periodista deportivo y el jugador que es perfecta.
¿Y la gente por qué ve esos programas? Porque está interesada -ni en el fútbol, ni en el básquet, ni en nada-, está interesada en los periodistas deportivos. Y ellos lo saben. Fantástico.
Juegan ellos a veces. Ahora juegan ellos. Juegan al básquet, embocan, se disfrazan de jugadores, patean tiros libres… Se dieron cuenta de que ya no necesitan el deporte. Se han constituido ellos mismos en fuente de atracción y así lo entendieron todas las compañías que siguen el deporte. Son todos programas donde la estrella es el periodista deportivo. Eso me parece un hallazgo notable.
Así que si me disculpan, voy a hacer una pausa porque tengo que ver ahora Estudio Fútbol.
*Extracto del programa “La venganza será terrible”. AM 750.