La merluza que se muerde la cola
El 29 de enero de 2012, en el portal de internet catalán Mundo Deportivo, no hay ni una sola noticia del Espanyol que ayer ganó al Mallorca y se mantiene en posición de Champions. Del Barça, ocho noticias. Pincho, entonces, en el portal de noticias del diario catalán Sport: una sola nota del Espanyol y doce del Barça, incluyendo encuestas interactivas que interpelan al lector blaugrana. Las siguientes dos semanas no variaron en nada las diferencias de publicaciones, llegando incluso a una desigualdad de 26 noticias culés contra una sola del Espanyol, y a veces ninguna.
Juan Antonio Casanova trabaja en La Vanguardia, el diario más grande de Catalunya. Es el periodista encargado de seguir al Espanyol.
-Hasta los años ’40, el Barça y el Espanyol eran dos equipos comparables, pero en los últimos tiempos la diferencia se ha multiplicado exponencialmente. Uno de los problemas que más ha contribuido a eso es el derecho de televisación. Es un robo. Estamos de acuerdo en que el mayor interés está en el Barcelona y Real Madrid, pero vamos a llegar a tal punto que se van a quedar solos porque el resto no va a poder sobrevivir.
Entrecano y bigotón, de casi sesenta años, se acomoda sus gafas mientras habla. Todavía escribe sus apuntes en un cuadernito y reniega de tener que pasarlo luego a su notebook, desde donde mandará la crónica del partido a la redacción.
-Y… sí, existe mucha diferencia de afición, en cantidad de 10 a 1 te diría. Pero mira, TV3 que es la televisión de Catalunya que compite con las grandes cadenas del estado, le dedica casi toda su información deportiva al Barcelona. Antes de que llegara Messi, cuando el Barcelona solía quedar a 20 puntos del Madrid, que era habitual, también era así. Es la merluza que se muerde la cola ¿no? Como hay más gente del Barça, entiendo que si le doy más tiempo tengo más audiencia, y también como doy más Barcelona cada vez hay más gente del Barcelona. Los niños cuando ponen la televisión tienen el 90 por ciento de posibilidades de ver al Barça, entonces, claro…
En la época del franquismo, cuando los símbolos catalanes estaban vetados, el Barcelona empezó a constituirse como una de las pocas pruebas visibles de lo catalán: Barcelona mes que un club. Con este eslogan, inventado por su presidente Montal a principio de los ’70, se pretendía una propaganda catalanista. “No significaba nada y podía significarlo todo”, reflexiona Enric González en su libro.
-La intención interesada de identificar más al Barcelona con Catalunya también nos ha perjudicado. Han querido dar a entender que Espanyol es opuesto a catalán. – Casanova se indigna cuando recuerda estas cuestiones tendenciosas. Cuenta que al Espanyol lo fundaron unos estudiantes de Barcelona, era uno de los pocos clubs que no fueron fundados por extranjeros, por eso le pusieron Espanyol.
-Pero luego, a la gente del Barcelona le convino la idea de que se propagara aquello de que Espanyol era no catalán… ¡pero no! ¡Espanyol era no extranjero! Incluso hubo gente que dijo que tendrían que cambiar el nombre, pero un club con más de 100 años de historia no está para cambiar el nombre, eso sería tremendo ¿no? Es perder todo lo que tienes. ¿Cómo tendría que llamarse? ¿Deportivo Catalunya? Pues eso no pasará.
Durante la época franquista el Espanyol era tan franquista como el Barça, pero cuando fue momento de reescribir la historia, a fines de la dictadura, el Barcelona -según Enric González- contó con una “brillante generación de periodistas e intelectuales encabezada por Manuel Vázquez Montalbán, que estaban reinventando la historia del FC Barcelona (…) Mientras los vencedores inventaban su historia, el Espanyol no inventaba nada. Y se encontró a la sombra de la historia ajena. Si el Barça simbolizaba el antifranquismo y el catalanismo, el Espanyol, su vecino y rival, debía simbolizar lo contrario. Lógico ¿no?”
Igualmente, hay que reconocer que desde un principio el Barcelona se inclinó por una mayor actividad política, especialmente luego de la muerte de Gamper, su fundador. Mientras, en el Espanyol insistían con la idea de no meterse en política: “Santa inocencia. Cuando se habla de fútbol profesional nunca se habla solo de deporte”, reflexiona sagazmente Enric González.
-Y todo esto se relaciona a la cuestión de la inmigración de los últimos 40 años. La gente que iba llegando, al querer integrarse a nuestra sociedad, elegía al Barcelona porque entendía de alguna manera que significaba estar más ligado a Catalunya. -Se lamenta Casanova y va cerrando ya la charla en la cual intentó explicarme un poco más sobre esta diferencia entre los dos clubes más grandes de Catalunya: política, dictadura, periodismo, conveniencias, oportunismo, inocencia, etc.
A los pocos días me entero de que existe un paraíso blanquiazul. Al principio creo que es una metáfora trillada, que de tan desgastada deja de ser metáfora. Pero no. Resulta que existe un cementerio exclusivo para Pericos. Agarro mis ganas y la máquina de fotos, y allá voy.
De donde vienen
Maradona mueve las piernas, derecha izquierda, las balancea. Barbudo, rulos largos. Manos en jarra y masticando un chicle mira a su alrededor. Toca sutil con la zurda para el costado y adelante. Empieza el partido.
En esta hora de la tarde y el frío, el lugar está casi vacío. Entre loras verdes y palomas, un abuelo con su nieto me indica a dónde es que estaba exactamente la cancha del Espanyol.
-¡¡¡NOOO!!! no dejaron nada, sólo que si vas a la plaza estás pisando lo que era el campo de juego. – me dice con su mirada en vaya a saber cuántos años atrás.
Imagino al Diego gambeteando las camisetas verdeamarelas en el mundial del ‘82. Acá, justo en este mismo lugar que estoy pisando en este momento y que hoy es una plaza con algunas palmeras y mucho verde. Pero que treinta años antes fue sede del mundial donde se jugaron algunos de los mejores partidos: Brasil, Argentina e Italia compitiendo en triangular.
Ahora hay edificios nuevos, un supermercado -los supermercados y el fútbol, joder-, una concesionaria de autos Lancia y hasta un colegio. La plaza está rodeada por estos edificios a manera de gradas, como si el lugar se empeñase en mantener la forma del estadio.
“Jardins del camp de Sarrià”, dice un monolito: “En estos terrenos estuvo el estadio de fútbol de Sarrià del RCD Espanyol, desde 1923 hasta 1997.” Estadio que el club tuvo que vender por problemas económicos a grupos inmobiliarios. Aquí se convirtió el primer gol de la historia de la Liga española: era febrero de 1929 y el Espanyol enfrentaba al Real Unión de Irún. Pitus Prat, españolista y un siete de aquellos, aprovechando un rebote de la defensa la mandó a guardar y se aseguró un lugar en la historia de la Liga. Felicitaciones Pitus. Lejos de la algarabía que se debe haber vivido con aquel gol de Pitus hoy es un sitio apagado y la sensación de estar en un lugar que fue otra cosa. Esto también debe haber significado mucho en la historia de lo que simboliza ser del Espanyol: Que te derrumben tu casa, pienso. Luego, los Pericos sufrieron 12 años de destierro en el Estadio de Montjuic, algo así como jugar en el ex Cható Carreras, un lugar neutro, sin identidad de club.
El último partido en Sarriá fue un drama. Se trató de 90 minutos de despedida (…) Cuando el árbitro pitó el final, miles de espectadores saltamos al campo para llevarnos un recuerdo antes de que todo se redujera a escombros. Todavía duele- así expresa sus sentimientos el escritor y Perico Enric González en su libro Una cuestión de fe. En este vacío inmenso, que alguna vez se ganó el mote de “La pequeña bombonera”, aún resuena aquella patada que le valió la roja al Diego y su despedida del mundial de 1982. Nada menos.
Adonde van
Los días pasan y continúo con el afán de intentar comprender a los Pericos. Me entero de que existe un cielo Perico, adonde van cuando se mueren. Cuesta creerlo y entonces voy a por él.
-Esta es la zona de columbarios, el aficionado Perico puede dejar aquí sus cenizas. – Ariadna me muestra un tipo de urna. Da impresión, cosita, pero ella lo hace como si estuviera ofreciendo ropa o algún platillo de tapas. Ariadna, la vendedora, comienza a hacerme un tour dentro del Espai Memorial, un salón que forma parte del nuevo estadio, y yo me siento espeluznado.
-Se introducen las cenizas, se pone aquí y se tapa, entonces lo que se ve es la foto del frente. En cada recuadrito se puede poner una urna. Estas son individuales y los que tenemos ahí son familiares. – indica Ariadna.
Los columbarios están sobre la pared, detrás de gigantografías de fotos del estadio, de la hinchada, del escudo, de cuando jugaban en Montjuic, de Jarque, de otros jugadores, etc. Ariadna sigue paseándome por el Espai, que significa espacio, y me señala que ese es el brazalete de Dani (Jarque) con el que jugó el partido de inauguración del estadio contra el Liverpool. El brazalete está en una cripta de cristal, insertado justo en la parte de la gigantografía donde está la foto del brazalete de Dani. Pero las cenizas de él no están acá.
– Y debajo del estadio… –continúa con tono de promoción del que vende en los bondis, como diciendo ¡y esto no es todo! -…también se pueden introducir cenizas. – Ariadna se refiere a una maqueta a escala del estadio que está en medio del Espai. -Aquí debajo hay un hueco y el aficionado que quiera decidirá: pues yo quiero estar con más aficionados, pues… ¡aquí debajo! – Ariadna soluciona las hipotéticas inquietudes de hipotéticos Pericos que se planteen tales preguntas. Me espanto. No estoy acostumbrado a este tipo de negocios tan cerca de la muerte. Joder, una vendedora de nichos para fanáticos, vaya tela, pienso.
El columbario familiar cuesta 5900 euros, el individual 3540. Tienen una concesión de 25 años que se puede renovar, si no, se le devuelven las cenizas a la familia. El primer club donde se realizó un Espacio Memorial fue en la cancha del Atlético de Madrid y después en la del Betis. Aquí está funcionando desde diciembre del 2010, tienen 880 columbarios y una tercera parte ya tiene cenizas. Le pregunto a Ariadna si esto sería como un cementerio Perico. Me dice que sí, pero que no tiene pinta de cementerio, se ríe y yo no me puedo reír. Le cuento que las cenizas del abuelo de mi esposa están esparcidas directamente sobre el césped de La Boutique y con eso sí parece horrorizarse. Me explica que en el césped no se pueden tirar las cenizas porque tienen un componente que es tóxico, según dicen, que puede perjudicarlo. Y luego que habrá jugadores que no les será de buen gusto saber que hay cenizas en el terreno que están jugando, concluye.
-La verdad es que es una iniciativa muy buena. Haciendo feliz a alguien con esto, te gratificas como empleada, sabes…- se gratifica Ariadna.
(Continuará)