La manera más sencilla de meter un gol es pensar que le estás haciendo un pase a la red. Mientras más fácil tengas ese último pase, obvio, más fácil será salir a festejar.
Como estamos hablando de cosas “fáciles”, no son muchos los jugadores que lo entienden. Porque si el fútbol tiene algo difícil es jugarlo sencillo. Aunque la mayoría de los protagonistas se llene la boca con que “lo importante es el grupo”, a casi todos les gusta salir en la foto del gol. La mayoría, si tiene chances de meter un gol, lo va a intentar; aunque sea más fácil que el equipo meta el gol si hay un pase más.
El ejemplo más elemental es Riquelme y el gol que lo transformó en histórico a Palermo. ¿Podía hacer el gol Román? Muy probablemente. ¿Era más fácil hacer el gol si Riquelme se la tocaba a Palermo? Seguro.
Por si no lo recuerdan, acá pueden sacar sus conclusiones.
Esta introducción es una excusa para deleitarnos con una asistencia que será difícil de superar. También fue obra de un experto en esas cuestiones: José María Gutiérrez, más conocido como Guti, el histórico 14 del Real Madrid.
Guti estaba tan solo como Riquelme pero tal vez tenía la definición más fácil. Sin embargo, hizo algo que sólo se le puede ocurrir a un genio del fútbol. Y a un tipo muy generoso.
Por favor, presten atención a la imagen que muestra la jugada desde atrás. Y ahí se darán cuenta de cuánto más sencillo era meter el gol después de lo que hizo Guti.
De yapa, les dejamos otra asistencia maravillosa de Guti.
Y por si no les alcanza, unos bises.