Cuando recibí el mail me emocioné: cubrir un Mundial. ¿A qué periodista no le gustaría? Qué digo periodista, ¿a qué persona? Porque a Borges, digamos las cosas como son, seguro que nunca lo llevaron y por eso andaba provocando con la pavada esa de los veintidós corriendo atrás de una pelota.
Cubrir un Mundial y para Un Caño, encima, con lo talentosos que son esos tipos. Y los gastos pagos. Demasiado lindo para ser verdad. Pero era.
Al día siguiente del bendito mail recibí los pasajes con fecha para el miércoles 11. Me pareció medio justo, pero bueno, ellos son gente con experiencia. Hamilton, Caravario, qué se yo, periodistas que han andado mucho. Calculé que apostarían a que el impacto de llegar sobre la hora sacaría mejores ideas de mi cabeza, más creativas. Difícil, teniendo en cuenta el buey con el que aran. Pero una estrategia es una estrategia, al fin de cuentas.
Así que ayer nomás, dos valijas cargadas y una guía de atractivos turísticos, salí de mi casa y me monté al Pullman General Belgrano (no es canje, no hay otro) en la terminal de Ameghino: 410 kilómetros de ruta hasta Buenos Aires para que la aventura dejara de ser una ilusión infantil, cuando soñaba ser el comentarista de tatatá.
No puedo creer estar acá. Miro para la plaza, veo un senegalés vendiendo anillos y pienso qué senegaleses son los senegaleses. Qué gracia, qué dientes. ¿Qué hará por estas tierras, tan lejos de las suyas? Será que la hermandad africana no tiene fronteras. Miro para el otro lado y veo una señora vendiendo unas tortas fritas que van sedimentando de aceite su canasta de mimbre. Y subiendo el colesterol de sus clientes. Habría que agregar las tortas fritas a la lista de la birome, el dulce de leche y etcéteras conocidas, pienso. ¡Ahí está, ya se me ocurrió algo! Qué clara la tenían en la redacción.
Cubrir un Mundial. Para Un Caño. Todos los gastos pagos. Y en Brasil.
En avenida Brasil, acá en Constitución.
La puta, además de talentosos, originales los tipos.
Hoy arrancamos. Bienvenidos a esta experiencia que ni Vignolo, Quique Wolff, Niembro y Clarín, Olé y La Nación juntos podrán empatar. Que nos envidien desde allá, pobres de ellos.
Día 1. Hoy Croacia saca un empate, ponele la firma.