En junio de 1961 la selección argentina emprendió una gira por Europa dando comienzo a su preparación para el Mundial que se disputaría en Chile al año siguiente. Entre los jugadores convocados se encontraba el arquero de Atlanta, Néstor Errea. No era su primera participación en seleccionados, dos años antes, con sólo 20 años, había participado del campeonato Sudamericano “extra” de Guayaquil.
Estaba previsto que Errea fuera el suplente de Antonio Roma, el arquero titular de Boca. La gira comenzó con un triunfo sobre Portugal por 2 a 0 y siguió con una derrota ante España, en Sevilla, también por 2 a 0. Para el tercer partido -frente a Italia en Florencia- el entrenador argentino Victorio Spinetto decidió probar con el segundo arquero y le dio la titularidad a Néstor Errea. El experimento duró poco, cuarenta y cinco minutos. Al final del primer tiempo Argentina perdía 3 a 0 y Spinetto, retrocediendo en chancletas, mandó el cambio: Roma por Errea. Finalmente Italia se impuso por 4 a 1 y Roma siguió en el arco por el resto de la gira, cuyo balance final resultó bastante magro: un triunfo, tres empates y dos derrotas.
Al volver a Buenos Aires y reiniciarse el torneo local, Atlanta visitó a Gimnasia en La Plata. Ese día en el vestuario visitante, Néstor Errea concedió una entrevista a un grupo de periodistas (entre los que se encontraba Diego Bonadeo) de la audición Deportes y Verdades que se emitía por Radio Rivadavia. Al ser invitado a dar su opinión acerca del desempeño de cada uno de los integrantes de la defensa del seleccionado argentino, sus compañeros durante la gira, Errea, sin muchas vueltas, contestó:
“Roma tiene mucha potencia física, pero de arco sabe poco.”
“Blanco habla demasiado, arriesga demasiado. En el partido que le tocó jugar, jugó la particular, no en equipo.”
“Simeone, como Roma, tiene mucha potencia física. Sabe pegarle poco a la pelota, pero es un valor muy alto defensivamente.”
“Ramos Delgado es quizás el mejor jugador de esta defensa. Se pasa, a veces por exceso de suficiencia, pero es el que tapa o el que llega a casi todas las jugadas que pueden producirse por errores de sus compañeros.”
“Navarro tiene mucha potencia física y pocos conocimientos de fútbol. Se preocupa por aprender, pero creo que va a ser muy difícil que aprenda más de lo que sabe.”
“Marzolini es un joven mental. Un poco abúlico, un poco apático, a veces hasta temeroso. Cuando salta se da vuelta para que no le peguen, digamos, en la cara. Es inteligente pero no tiene fibra.”
“Vidal es un jugador de límites. Sabe bastante. Podría saber más y jugar más. En este puesto me gusta Ditro, el full-back de Argentinos Juniors.”
“Guidi corre mucho con la pelota. Sabe muy poco. Puede ser útil interceptando, defendiendo. No tiene fuerza ofensiva.”
“Ramacciotti le pega muy bien a la pelota; como los dioses. Atacando es muy eficaz, pero también tiene límites. Le falta pique para ir adelante y para hacer relevos con sorpresa, que así entiendo que deben ser los relevos, nunca anunciados. No puede defender, es unifuncional.”
“Sacchi es buen jugador. Puede estar en las dos áreas, pero mejor defendiendo. También tiene límites ofensivamente. Es frío. En algunos momentos en que es golpeado durante el partido debe sobreponerse para no dejar a su equipo en inferioridad de condiciones.”
“Albretch es muy buen jugador. Lo veo bien. Tiene 19 años. Su don de gentes le ayuda a jugar bien al fútbol. Es serio, tiene poder ofensivo.”
No rehusó tampoco a referirse al grupo de periodistas argentinos que acompañaron al seleccionado en la gira europea:
“Fue negativo en un 80%, el 20% restante, por lo menos, es gente. Dicen las cosas como creen verlas, no inventan. Yo creo que el periodismo es más bien sensacionalista. Quieren despertar el interés del público mediante informaciones un poco subidas de tono.”
Néstor Martín Errea -que se había iniciado en Sacachispas- jamás volvió a ser convocado al seleccionado argentino. Tuvo una importante trayectoria que incluyó dos pasos por Boca Juniors (1962-1966 y 1968) donde otra vez disputó el puesto de arquero con Antonio Roma y jugó para Estudiantes de La Plata frente al Feyenoord en la final de la Copa Intercontinental de 1970, en Amsterdam. Hugo Gatti, otro que nunca tuvo pelos en la lengua, todavía hoy manifiesta que Errea es el arquero del que más aprendió.
Fuente: Revista El Gráfico #2184