El mito dice:
Que Steaua Bucarest, el rival de River Plate en la final de la Copa Intercontinental 1986, no era el campeón reinante de Europa, sino un representante de segundo nivel que envió la UEFA para disputar dicho partido en Japón.
La realidad indica:
Que el equipo rumano no sólo era el campeón legítimo de la Copa de Europa, sino que en la final disputada en Sevilla derrotó al FC Barcelona de Terry Venables, conjunto antecesor del Dream Team de Johan Cruyff.
El Estrella de Bucarest (eso significa Steaua) nació en 1947, apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial. Oficiales de la Casa Real Rumana fundaron el club deportivo del ejército mediante un decreto firmado por el general Mihail Lascar. Su primer nombre fue ASA Bucarest y recién en 1961 adquirió su denominación actual. Logró su primer título de Liga en 1951 y desde ese año se convirtió en uno de los cuadros más importantes del país. A la fecha, suma 25 campeonatos de Liga, 21 Copas y 6 Supercopas.
El campeón de Europa nació en la temporada 1984-85, cuando la familia Ceausescu hizo su irrupción en el club. Aunque el papel de Valentin, el hijo del dictador Nicolae, nunca estuvo demasiado claro, su presencia en la vida cotidiana de Steaua era algo imposible de ocultar. Se dice que utilizó sus influencias para acercar jugadores y amedrentar rivales, pero nunca se probó nada. En dicha temporada se formó la base del equipo que sorprendería a todos en 1986: Belodedici, Lacatus, Balint, Bölöni, Piturca, Ducadam, e Iordanescu. Eran nombres sin pergaminos y desconocidos hasta que dieron la vuelta olímpica en las narices del FC Barcelona.
En cinco años, Steaua Bucarest ganó cinco ligas consecutivas, cuatro copas, una Copa de Europa, una Supercopa UEFA y además fue subcampeón europeo en 1989 y llegó a semifinales en 1988. Como si fuera poco, permaneció invicto por 106 partidos, la racha positiva más larga de todos los tiempos. Por todo esto, es muy injusta aquella creencia popular que marca la fragilidad del equipo que perdió 1-0 contra River Plate en la Intercontinental 1986.
El mito se apoya en lo que sucedió durante la década del setenta, cuando varios campeones de la UEFA renunciaron a jugar la Copa Europeo-Sudamericana. El primero fue Ajax de Holanda, que no disputó las finales de 1971 y 1973 y le dejó su lugar a Panathinaikos de Grecia y Juventus de Italia, respectivamente. En 1974, Bayern Munich renunció y Atlético Madrid definió la Intercontinental ante Independiente, mientras que un año después el equipo alemán volvió a negarse y ni siquiera se pudo jugar la “Copa del mundo de clubes”. En 1977, Bayern sí decidió participar y en 1978 Liverpool le cedió el privilegio a Borussia Möngengladbach, que perdió ante Boca Juniors. En la siguiente temporada volvió a suspenderse y en 1979 el representante europeo fue Malmö, porque Nottingham Forest se negó a jugar. Aquella fue la última negativa europea, ya que desde 1980 comenzó a jugarse la Copa Intercontinental en Japón.
La Copa de Europa 1985-86 fue la primera después de la tragedia de Heysel y no tuvo participación de los clubes ingleses, que habían ganado siete de las últimas nueve orejonas y eran los mejores del continente con diferencia. Esa circunstancia fue aprovechada por clubes de países sin demasiada tradición, ya que las semifinales fueron protagonizadas por Steaua de Rumania, Barcelona de España, IFK Göteborg de Suecia y Anderlecht de Bélgica. Además, Kuusysi de Finlandia y Aberdeen de Escocia llegaron a los cuartos de final.
La final se jugó el 7 de mayo de 1986 en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla. Fue un partido demasiado luchado, sin brillo y con pocas opciones de gol. Los 120 minutos reglamentarios finalizaron empatados sin goles y el campeón se definió por penales. En esa serie nació la leyenda del arquero Helmuth Duckadam, quien se convirtió en el “Héroe de Sevilla”. El guardavallas rumano atajó los cuatro penales que le patearon y le dio el título a Steaua. No jugó ante River en Japón y su equipo lo sufrió.
Aquel Steaua fue la base de la mejor Selección rumana de la historia, que tuvo buenas actuaciones en la Copas del Mundo de 1990 y 1994. De hecho, muchos de los jugadores que disputaron la Intercontinental frente a River luego se destacaron en diversos equipos del fútbol europeo. Aunque Gica Hagi, el más grande futbolista nacido en Rumania, no llegó a jugar en el campeón europeo (sí lo hizo años después), el subcampeón intercontinental 1986 es recordado como el primer gran equipo de Europa del este. Y merece que todos sepamos cuál es su lugar en la historia.