“La Selección Argentina siempre sufre en las Eliminatorias”. De tanta repetición, el lugar común se transformó en una verdad indiscutible. Cada vez que el equipo pierde un partido, esta frase se exclama una y otra vez en las discusiones de café que ocurren en un café y también en las discusiones de café que se televisan. Es imposible saber si es para evitar la angustia de una posible eliminación o para resaltar la dificultad de la competencia. Sea como fuere, la realidad indica que es falsa. Argentina casi nunca sufre en las Eliminatorias.
En estos momentos en los que el conjunto que dirige Edgardo Bauza no entrega ningún tipo de certidumbre y los partidos se ganan de forma milagrosa, la frase vuelve a los primeros planos. De hecho, con un ligero cambio, la noción se transforma en verdadera: “esta Selección sufre en las Eliminatorias”. Porque es imposible no sufrir cuando no hay ni siquiera una mínima idea de juego colectivo. Reducir el análisis a la complejidad del campeonato es por lo menos peligroso.
Solo cuatro veces en la historia, la Albiceleste llegó a las últimas jornadas con riesgo de eliminación. Y de esas cuatro, solo una fue con este formato en el que se enfrentan todos contra todos. En ocho oportunidades, logró el objetivo sin problemas y dos veces se clasificó como campeón reinante. Desde 1998, cuando se implementó este sistema, fueron cuatro clasificaciones muy tranquilas.
La primera vez que Argentina sufrió en las Eliminatorias fue en la previa de México 1970. De hecho, fue la única ocasión en la que no logró clasificar (en 1938, 1950 y 1954 no asistió a la Copa del Mundo por voluntad propia). El comienzo con derrotas frente a Bolivia en La Paz y Perú en Lima fue lapidario. Luego, le ganó a Bolivia como local y el empate contra el Perú de Teófilo Cubillas en la Bombonera decretó el mayor fracaso argentino de todos los tiempos.
En 1985 volvió a jugarse su participación mundialista en la cancha tras casi diez años, ya que en 1978 fue anfitrión y a España 1982 clasificó como campeón defensor. Llegó a la última fecha en el primer puesto, pero el partido contra Perú fue durísimo y tuvo que esperar hasta que Ricardo Gareca marcara el 2-2 sobre el final para celebrar la clasificación directa (si perdía, iba al repechaje). Se recuerda esta victoria como sufrida más por este encuentro en particular que por el resto del camino, ya que terminó aquella campaña con cuatro victorias, un empate y solo una derrota. Luego, ese equipo fue campeón del mundo.
En la previa a Estados Unidos 1994, Argentina perdió su primer partido de Eliminatorias como local. Fue el 0-5 contra Colombia, que además obligó a jugar la repesca frente a Australia. Antes, venció a Perú como local y visitante, derrotó a Paraguay en el Monumental y empató en Asunción. En el repechaje, ganó en Buenos Aires y empató en Sydney.
La última vez que la Selección tuvo dificultades serias en las Eliminatorias fue en Sudáfrica 2010. El equipo dirigido por Alfio Basile y Diego Maradona logró el pasaje directo en la última fecha, tras vencer a Uruguay en el Centenario. Aquel día también le hubiera alcanzado un empate. Una fecha antes, el gol histórico de Martín Palermo contra Perú le dio oxígeno a un plantel que se desangraba.
En 1958, 1962, 1966, 1974, 1998, 2002, 2006 y 2014 no pasó ningún apremio. De hecho, en las últimas cuatro logró el objetivo antes de la última fecha.
En Eliminatorias, Argentina disputó 124 partidos, de los cuales ganó 71, empató 31 y perdió 22, con 222 goles a favor y 115 en contra. El actual es el proceso clasificatorio con mayor cantidad de caídas en condición de local: dos, las mismas que tuvo en los sesenta años anteriores. Un dato que sirve para subrayar aquello de que la frase en cuestión solo es válida cuando el equipo no da respuestas en la cancha.