“Cosmos -dice Carl Sagan, que no entiende nada de fútbol- es todo lo que es, lo que ha sido y lo que será”. New York Cosmos, a su manera, se empeña en ajustarse a la definición astronómica. El equipo de fútbol más famoso de la historia en los Estados Unidos, fundado en febrero de 1971, fundido en 1985 y refundado en 2010, está a punto de volver a desaparecer, aseguran varios medios locales.
En apenas seis años, en esta segunda etapa, tuvo grandes figuras, buenos sponsors, promesas de estadios, miles de hinchas apasionados, contratos millonarios, malos manejos empresariales, vueltas olímpicas y, ahora, la amenaza de otra quiebra. Todo lo que es, ha sido y será nuestro querido deporte.
A comienzos de esta semana el sitio Empire of Soccer afirmó que New York Cosmos había rescindió los contratos de todos los jugadores, aunque prometió pagarles el sueldo de noviembre y el bono anual pactado. El técnico asistente confirmó la información en Twitter al afirmar que gente del club está “luchando por encontrar nuevos empleos y maneras de sostener a sus familias a medida que se acerca la temporada navideña”.
El presidente, Seamus O’Brien, aseguran, busca con desesperación nuevos inversores para evitar la inminente desaparición. Desde 2013, cuando volvió a competir en la North American Soccer League (NASL), considerada la Segunda división en EEUU aunque no existan los ascensos, Cosmos perdió más de 30 millones de dólares pese a que fue campeón tres veces. En 2016, afirman, perdieron entre 8 y 10 millones.
La reencarnación de New York Cosmos fue posible por la rica historia que tiene la marca luego de la lujosa, pero igual de frustrada, experiencia de la década del 70. En aquellos años figuras mundiales como Pelé, Franz Beckenbauer, Giorgio Chinaglia y Carlos Alberto, ya un poco mayores hay que decirlo, se vistieron con su camiseta blanca en un llamativo intento por popularizar en deporte en EEUU.
Pese al fracaso comercial y cultural, ni el Mundial de 1994 logró hacer popular al deporte, la imagen del Cosmos de Nueva York como un combinado global de estrellas del balón se estableció y perduró en el tiempo. En la imaginación futbolera Cosmos es el gran equipo de los EEUU, más conocido que LA Galaxy, aunque ni siquiera participaba en la MLS, la Primera División del país.
Todo volvió a empezar en 2010, cuando el empresario británico Paul Kemsley compró la marca y anunció su intención de reflotar la franquicia. Al principio, hizo lo que es tradición en Cosmos, buscó grandes nombres. En enero de 2011 contrató a Eric Cantona como director Deportivo. “Es un proyecto maravilloso. Es una mezcla de fútbol y arte”, afirmó el francés antes de demandar al club por salarios impagos.
Su primer partido en esta nueva etapa lo jugaron en Old Trafford, en el homenaje a Paul Scholes. Cosmos perdió 6-0 y formó con Vieira, Cannavaro, Sol Campbell, Pires, Salgado y Robbie Keane. En noviembre de 2011, un grupo saudita de marketing deportivo, Sela Sport, compró el proyecto y puso a O’Brien como presidente.
Recién en 2013, Cosmos consiguió una liga en la que jugar. Tras los intentos fallidos por sumarse a la MLS, con el tiempo el New York FC de Manchester City y los Yankees se quedó con su lugar, decidieron participar en la reanimación de la NASL, la histórica Liga en la que jugaba el histórico equipo de Pelé en los 70.
Los comienzos de la nueva aventura fueron difíciles. Sin estadio, las primeras temporadas las jugaron en la diminuta cancha de la Universidad Hofstra. El plan del estadio propio, para 25 mil personas sentadas, siempre estuvo dando vueltas pero nunca se concretó, como tantos otras promesas de esa franquicia.
El estadio no importaba demasiado, se trataba de aprovechar y potenciar la marca. Comenzaron a llegar las figuras, los españoles Raúl y Marcos Senna campeones en 2015, el venezolano Arango en la última campaña. Y los operativos de prensa y las giras promocionales, el viaje a Cuba para jugar un amistoso contra la selección local, en La Habana, como el primer equipo profesional en pisar la isla desde 1999.
Hace menos de un mes, Cosmos se consagró campeón de la NASL. Así como la aparición de su club emblema tuvo mucho que ver con el desarrollo de la Liga, la caída del buque insignia tiene bastante relación con el deterioro de toda la flota. La Federación yanqui acaba de posponer la decisión sobre la continuidad de la NASL como la Segunda División de EEUU. Una más jovial y robusta United Soccer Leagues (USL), hoy una Tercera División con 30 clubes, entre ellos varios equipos reserva de la MLS, podría arrebatarle el lugar.
Envuelta en una profunda crisis económica y de identidad, la NASL viene perdiendo miembros hace meses. Minnesota United se va a sumar a la MLS, mientras los planteles de Tampa Bay y Ottawa emigrarán a la USL. Además, Fort Lauderdale y el Rayo Vallecano de Oklahoma están en graves problemas financieros y no volverían a jugar en 2017. A esa lista se sumaría Cosmos, lo que terminará por derrumbar a la NASL.
Los destinos del Cosmos y de la NASL parecen estar atados. La postergación en la decisión de la Federación parece haber dado unos días más de aire. En las últimas horas, una fuente del club desmintió, ante la agencia AFP, la quiebra y el despido de todo el plantel, aunque admitió que la situación económica es delicada. “No estamos seguros en que dirección vamos a ir”, reconocen.
Mientras, los hinchas del Cosmos, que ya se ven otra vez sin equipo, abrieron una cuenta para recaudar 10 mil dólares para apoyar a los empleados del club. En un par de días, cerca de 60 contribuyentes, juntaron más de 3 mil. Parece que los fanáticos lo hacen mucho mejor que los empresarios. Quizás sea hora de dejar todo en sus manos.