Southampton F.C. que acaba de ganar por primera vez en Old Trafford a Manchester United, arrebatándole el tercer puesto en la tabla, no ocupa ni por asomo un lugar de relevancia en la historia del fútbol inglés. Sin embargo, su gira por Buenos Aires en 1904 resultó un impulso fundamental en la difusión, la popularización y el progreso del fútbol argentino. En los primeros años del siglo XX, el deporte en general y el fútbol en particular, sólo eran practicados por los miembros de la elite de la alta sociedad porteña. Era considerado un atributo de la formación que se esperaba de un aristócrata de fuste y como tal se enseñaba y difundía en los exclusivos cotos privados de las instituciones británicas del Río de la Plata. Desde 1894 se jugaba en Buenos Aires el campeonato que organizaba la Argentine Football Association League, aunque era muy difícil encontrar entre los jugadores que integraban los seis o siete equipos que participaban, apellidos que no fueran de origen británico. Las menciones en la prensa a las alternativas de aquellos campeonatos también eran escasas, y el público argentino no demostraba todavía mucha curiosidad por el juego, pero todo eso empezó a cambiar a partir de la visita del poderoso Southampton en 1904. La gira comenzó a materializarse a partir de la gestión de un pícaro dandy porteño del que alguna vez hablaremos in extenso: El Barón Antonio Demarchi, un caballero italiano casado con una hija del en ese entonces presidente de la República, el genocida Julio Argentino Roca. Por tráfico de influencias Demarchi gozaba del usufructo de un extenso predio en el barrio de Palermo*, unos terrenos que habían pertenecido a Don Juan Manuel de Rosas y que tras el exilio del Restaurador –curiosamente en Southampton- habían sido expropiados por el Estado. Demarchi regenteaba en esos terrenos La Sociedad Sportiva, que fue la que se encargó del contrato, de los gastos y de proveer el field, para la serie de partidos que disputaría Southampton en Buenos Aires. El poderoso Southampton F.C. pertenecía a la Liga del Sur de Inglaterra, en la que se había consagrado campeón en tres años consecutivos -entre 1897 y 1899- y también en 1901, 1903 y 1904. Entre sus jugadores profesionales se destacaban su capitán G. Molyneux y el arquero G. Clawley del que se decía que “sus brazos son tan largos que cuando los abre parece dominar la distancia que hay entre los goal-post”. La delegación completa que arribó en el vapor Danubio al puerto de Buenos Aires constaba íntegramente de trece jugadores y dos dirigentes. El primer contacto cuerpo a cuerpo entre el fútbol británico y el incipiente fútbol argentino tuvo lugar el 26 de Junio de 1904 en la improvisada cancha de la Sociedad Sportiva Argentina. Correspondió el honor de ser primer adversario de Southampton en el Río de la Plata al campeón argentino, el legendario Alumni, que esa tarde tuvo que cambiar sus colores (blanco con bastones rojos) ya que eran los mismos que los de su oponente. Presenciaron el match unas 8.000 personas, entre ellas el presidente Roca, desconocedor absoluto del exótico pasatiempo. Alumni, en los papeles claramente inferior, se vio disminuido aún más ante la obligada defección de dos de sus mejores jugadores, los mellizos Juan y Eugenio Moore, cuyo padre muere en la víspera. Southampton se impuso por 3 a 0 y se mostró muy superior, la técnica individual y la capacidad colectiva no encontraron equivalencia, más allá del despliegue físico, en el equipo argentino. Después del partido el capitán inglés, G. Molyneux declaró con diplomacia: “Un entrenador resultaría conveniente para el fútbol de este país” y “de los teams europeos que hemos enfrentado, los de Copenhaguen vencerían al Alumni, pero este está parejo con la mayoría de los equipos medios de París, Alemania y Dinamarca”. La segunda presentación de los visitantes no fue ante un equipo de club sino frente un combinado denominado Británicos. Los casi 10.000 espectadores que el 3 de Julio se acercaron a Palermo esperaban presenciar un juego más equilibrado, ya que presumían que el combinado formado por extranjeros que vivían en Argentina ofrecería mejor resistencia que Alumni. Pero Southampton se impuso por 10 a 0. Tres días después el rival fue el sub-campeón argentino, Belgrano Athletic, que aunque no complicó demasiado a los ingleses, entró en la historia cuando su insider izquierdo, Arturo Forrester, marcó por primera vez un gol argentino ante un rival británico. Cuentan que después del gol, los compañeros del scorer, lo llevaron en andas hasta la barra del club, se hicieron servir champagne, brindaron, felicitaron al muchacho y recién después volvieron al field a reiniciar el juego ante los atónitos ingleses. Southampton se impuso por 6 a 1. El 9 de Julio, en el marco de los festejos patrios, Southampton enfrenta a un combinado denominado Argentinos, formado íntegramente por descendientes británicos: Boardman; C.C. Brown y W.Leslie; Buchanan, Jewel y Dickinson; Dillon, J. Moore, J.G. Brown, Forrester y E. Moore. Tan particulares “criollos” poca resistencia ofrecen. Caen por 8 a 0. Sólo veinticuatro horas más tarde, en el que sería el partido de cierre de su gira por Buenos Aires, los británicos presentan el mismo equipo que el día anterior para enfrentar al combinado de la Liga Argentina, el equipo más poderoso que podía ofrecer el fútbol nacional en ese momento: Laforia; C.C. Brown y Craven; Mack, Ratcliff y Dickinson; Rugeroni, J.C.Brown , Hooton, Lennie y Diggs. El puntapié inicial se dio en nombre de Su Majestad Británica y no habían pasado seis minutos cuando los argentinos se pusieron en ventaja con gol del centre-forward P.Hooton. A los treinta minutos empatan los ingleses y se van al descanso 1 a 1. Al reanudarse el juego, Jorge Brown, mediante violento tiro, vence a Crownley marcando el 2 a 1. Pero la dicha dura poco, los ingleses se lo toman en serio y se ponen 5 a 2. Sobre el final otra vez Brown, ahora de tiro libre cerrará el score en 5 a 3. Antes de abandonar el Plata, el Southampton hizo una única presentación en Uruguay ante un combinado de la Liga Uruguaya al que derrotó por 8 a 0. A pesar de tan desfavorable saldo deportivo -5 derrotas; 32 goles en contra, 4 a favor- el fútbol argentino salió beneficiado de la visita del Southampton. El periodismo percibió el interés de las clases populares por el juego y dejó de retacear su apoyo. Crónicas, comentarios, fotografías y hasta caricaturas, empezaron a poblar las páginas de los diarios y desde allí se construyeron los nuevos ídolos de la sociedad moderna. Para el público, el fútbol dejó de ser un asunto de “ingleses locos” y empezó a convertirse en un juego cautivante, tal vez el más lindo del mundo.
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*En los privilegiados terrenos, ubicados en Avenida del Libertador y Dorrego, se encuentra actualmente el Campo Argentino de Polo. Hace unos meses cuando estaba por comenzar el Abierto Argentino de Polo, el jugador de Chapaleufú, Eduardo Heguy, declaró al diario La Nación que “temía por la expropiación que el Estado podía llevar a cabo con el predio.” Heguy considera que el terreno le pertenece, a él o a su clase. Y parece ignorar que es la Dirección de Remonta y Veterinaria del Ejército Argentino, es decir, el Estado Argentino, el propietario del predio. En 1999 en una entrevista concedida a la revista El Gráfico, Alberto Pedro Heguy, padre de Eduardo, declaró que “Jorge Rafael Videla, había sido un Cristo Pagano que había dado la vida por los argentinos”, por lo cual fue imputado de oficio por apología del crimen en una fiscalía de la provincia de La Pampa.
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Fuentes: Historia del Fútbol Argentino Tomo I – Editorial Eiffel – 1958. Revista El Gráfico #1761 – Mayo 1953 y Revista El Gráfico #1800 – Febrero 1954. Historia del Fútbol Amateur en la Argentina de Jorge Iwanczuk y Diario La Arena de La Pampa edición digital de Agosto 2001 y Diario La Nación de Noviembre 2014.