Cada tanto, aparece en el fútbol latinoamericano un club que nos llama la atención por su historia, sus antecedentes o su nombre. Alguna vez fue César Vallejo de Perú, Mushuc Runa de Ecuador, o la gran cantidad de “River Plate” que hay en las primeras divisiones de la región. Hoy, el elemento de nuestra curiosidad es Boston River de Uruguay, que esta temporada hace su debut en la división de honor charrúa.
El 3 de junio pasado, el Club Atlético Boston River de Montevideo derrotó por 1-0 a Cerro Largo como visitante gracias al gol de William Klingender (sí, es uruguayo) y ascendió a la máxima categoría por primera vez. El 30 de agosto hizo su presentación en la A con un buen empate 1-1 frente a Defensor Sporting en Trinidad, donde hace de local. Ese partido marcó el fin de un club de barrio y el nacimiento de una institución de alcance nacional.
Hace casi ocho décadas, el 20 de Febrero de 1939, los muchachos del barrio Bolívar se juntaron en la esquina de Juan Cruz Varela y Juan José Quesada como de costumbre. Sin embargo, el tema de la reunión de aquella noche no fue la milonga ni las chicas de los arrabales. No, ese día se reunieron para fundar un club. La idea primaria fue de Don Antonio López Suárez y los pibes del barrio lo siguieron sin pensarlo dos veces. La mayoría eran adolescentes que no podían estar demasiado tiempo en las calles por su juventud y entonces decidieron formalizar sus ganas de jugar a la pelota y fundaron un club.
La elección de la esquina no es arbitraria. Allí vivía un señor de apellido Pérez, que trabajaba en la compañía de energía eléctrica y por eso contaba con una lámpara en la puerta de su casa. El primer presidente fue Juan Deri, elegido por el respeto que le tenía la comunidad y porque siempre acompañaba a los muchachos en los partidos de fútbol arrabaleros. El nombre de la institución no tiene nada que ver con Massachusetts. Fue tomado de la sastrería Boston, ya que los fundadores admiraban al equipo que representaba a dicho comercio, animador habitual de los torneos que se disputaban en el estadio de Rosarino Central.
La palabra “River” fue agregada en homenaje a Deri, quien era argentino y fanático del club en el que brillaba Bernabé Ferreyra en aquel momento.
Durante los primeros quince años, Boston River sólo jugó algunas competencias barriales y recién en 1954 se afilió a la Asociación Uruguaya de Fútbol. En su primer torneo en la divisional Extra B (cuarta categoría), logró el ascenso a la Extra A y dos años después volvió a ascender, a los Torneos de Intermedia. Allí jugó hasta 1981, cuando se retiró del fútbol de la AUF.
Recién volvió en 1999, para afiliarse a la Primera C, hoy denominada Segunda División Amateur. Siete años más tarde, derrotó a Alto Perú en el Parque Palermo y logró su primer ascenso en cincuenta años. Sin embargo, el hecho tardó en consumarse, porque el objetivo logrado en la cancha debía ser confirmado por voto mayoritario en la Asamblea General de Clubes. Allí, el voto positivo de todos los clubes de la A le otorgó la posibilidad de jugar en el fútbol profesional por primera vez en su historia (la que hoy es la segunda división).
Según informa elascenso.com, en 2009 César Luis Menotti le comentó a la dirigencia del club que Carlos Fernando Navarro Montoya y Martín Cardetti estaban interesados en formar una Sociedad Anónima Deportiva. Ambos ex jugadores, junto a Walter Silvani, se hicieron cargo de la institución y ese mismo año, Boston River jugó su primer partido internacional: frente a un combinado de River Plate.
Tras quedarse en la puerta del ascenso a la A en varias oportunidades, finalmente lo consiguió hace pocos meses. Este domingo, Boston River volverá al Centenario después de sesenta años. El equipo, invicto en tres fechas del torneo especial, visitará al quíntuple campeón de América. Allá lejos quedó le esquina del barrio Bolívar, pero no la identidad de un club de barrio que llegó al cielo.