Si les cuentan que en Gibraltar (30 mil habitantes en 5km cuadrados) hay un equipo de fútbol que se llama Boca Juniors les va a parecer difícil de creer. A nosotros, cuando nos enteramos, nos pasó lo mismo. Intrigadísimos, nos contactamos con ellos para que nos cuenten su propia historia. La realidad superó nuestra ficción. Nos encontramos con un relato maravilloso, construido sobre una pasión futbolera transatlántica, que nos llevó de vuelta a los orígenes portuarios del club de la Ribera.

BOCABADGE40Nuestro guía es Michael Podesta, uno de los fundadores de FC Boca Juniors, exjugador del equipo y actual secretario del club. La primera pregunta, se imaginan, fue por el nombre. El autor intelectual, nos cuenta, fue su papá, Lawrence Podesta, otro de los pioneros y primer entrenador del equipo. “Es muy fan de Boca, de Maradona y del futbol argentino en general. Le gusta tanto Boca que hace 15 años, cuando dirigía un equipo juvenil del Lincoln Red Imps (otro equipo local), que juegan de rojo y negro, les cambió los colores por azul y amarillo sin el permiso del club”, recuerda Michael.

El nombre terminó de quedar firme cuando la historia les hizo un guiño cómplice. “Descubrimos que el primer gol oficial de Boca Juniors en su historia lo marcó Rafael Pratt, ¡un gibraltareño!”, relata. Ese gol de Pratt, contra Belgrano Athletic en la Segunda División amateur de 1908, en un equipo donde también el arquero, José Bellocq, era de Gibraltar, fue una señal del destino difícil de ignorar. “Todos estuvimos de acuerdo en que era bonito empezar un equipo inspirados por un club como Boca”, recuerda.

El Boca de Gibraltar arrancó, como muchos otros clubes que conocemos, con un grupo de amigos que jugaban al fútbol desde chicos y querían seguir haciéndolo. “En 2011, cuando volvimos de estudiar en Inglaterra nuestro sueño se hizo realidad”, cuenta Michael. Sus cómplices en esa aventura fueron Paul Coelho, James Alvarez, Andrew Montegriffo, Neil Robba, Karl Sene, Kunal Budhrani y Julian Berllaque.

Cinco años después, todos siguen vinculados al club, de alguna manera. La comisión directiva la integran siete de esos fundadores y Berllaque es el actual entrenador. “Nadie tiene sueldo”, aclara Michael. “En la comisión tenemos abogados, el CEO de un banco, un terapeuta deportivo, funcionarios del gobierno local y un agente de seguros, en fin, un poco de todo”, explica. Lo mismo pasa con el plantel: “Algunos están en la construcción, otros en casas de apuestas y otros tipos de trabajos”. Lejos de nuestras ilusiones, no hay argentinos en el club ni en el plantel de 21 jugadores.

Pese al nombre y la identidad boquense, FC Boca Juniors de Gibraltar no juega con la camiseta xeneize. “No lo hacemos porque no estamos afiliados al club y no queremos dar esa impresión”, justifica Michael. Una de sus primeras remeras, recordaba más a Rosario Central. Ahora, en la titular predomina el amarillo y en la suplente el azul. “Intentamos encontrar una camiseta que tuviera el mismo diseño que la de Boca pero no pudimos. Por eso decidimos usar los colores pero con otro diseño”, explica.

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A Michael le preocupa mucho dejar en claro que no lucran con la marca Boca Juniors. “Nunca intentamos pasar por afiliados a ellos o hacer dinero con su imagen”, nos aclara una vez más. Pero también reconoce que les gustaría tener algún vínculo con el club que los inspiró. “Nunca se acercó nadie de Boca pero tampoco intentamos contactarlos. Sería interesante tener algún contacto, más por que jugaron gibraltareños ahí”, subraya. En lo personal, su sueño es el de cualquier hincha de Boca: “Sería muy emocionante ir a la Bombonera para ver el Superclásico”.

En Gibraltar, el fútbol argentino apenas se sigue por TV. “No se mira mucho por la diferencia horaria. Los canales de televisión no transmiten partidos, excepto el Boca-River, en ocasiones. Hay mucha gente que admira a Maradona, a Messi y a la Selección. Se conocen los ídolos mundiales pero poco de la liga doméstica”, cuenta Michael.

12011389_489637321207604_3705084656384716432_nEn ese contexto, el caso de FC Boca Juniors es aún más llamativo. Desde su aparición, hace cinco temporadas, juegan en Segunda. Pero sus expectativas para el futuro son altas. “El fútbol ha cambiado mucho desde que Gibraltar fue admitido en la UEFA y la liga está más competitiva que nunca”, explica. Ellos también se modernizaron. “Nuestro club sigue siendo amateur pero tuvimos que traer jugadores de fuera de ese círculo de amigos que empezó todo para intentar ser más competitivos”, reconoce.

Esta temporada es el mejor ejemplo. Van novenos en una liga de doce equipos. Tras una mala primera vuelta se recuperaron gracias a sus refuerzos. “Fichamos bien en enero y el equipo sumó tres victorias en cinco partidos. La próxima temporada queremos dar un buen salto en calidad y estar entre los primeros cuatro”, se ilusiona.

Ahora que los equipos de Gibraltar juegan la Champions y la Europa League, como contamos alguna vez, el incentivo es grande. Igual, no pierden las referencias. “Nosotros somos un club pequeño y hay mucho camino por delante”, reconoce. Para Michael el objetivo inmediato es claro: “Mejorar el equipo e intentar de ganar la Segunda División en los próximos años. Como dice Simeone, trabajamos partido a partido”.

Nadie puede saber cuán lejos llegarán. Los pibes de la Escuela Superior de Comercio que fundaron Boca hace más de cien años tampoco hubieran imaginado algo así.


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