Cuando uno lee la lista de los máximos campeones del fútbol italiano se encuentra con los tres nombres esperados en lo más alto: Juventus, AC Milan, Internazionale. Después, aparecen tres equipos muy importantes que llevan varias décadas fuera de la pelea: Genoa, Torino y Bologna. El séptimo nombre es el que más llama la atención: Pro Vercelli. Ninguna persona viva puede recordar haber visto a esta institución en la primera división, pero se mantiene entre los más ganadores de todos los tiempos. Imaginen lo que fue su dominio hace una centuria.
La Unione Sportiva Pro Vercelli Calcio 1892 tiene siete Scudetti, obtenidos entre 1908 y 1922. En menos de treinta años, este club piamontés ascendió, salió campeón, quedó diezmado por la guerra, perdió una final histórica, se coronó tricampeón y descendió. Fue una especie de Alumni italiano, el primer gran equipo del país. Incluso, se puede decir que su trascendencia es todavía mayor, porque fueron pioneros en varios aspectos.
Pro Vercelli fue el primer club en darle valor a la formación de futbolistas. Crearon una estructura de juveniles sólida que les permitió conseguir éxitos nacionales con planteles integrados casi de forma exclusiva por jugadores de Vercelli, un pequeño pueblo que en la actualidad tiene menos de 45.000 habitantes. Además, entrenaban las pelotas detenidas cuando nadie lo hacía y cambiaron el tradicional juego directo de pelotazos por un estilo de posesión. La figura de Giuseppe Milano es clave en esos intentos vanguardistas.
Milano estuvo dentro de la cancha en el primer partido oficial del equipo, en 1903, logró el ascenso y fue el capitán de los primeros títulos en la Serie A. Luego, tomó la dirección técnica y mantuvo la mística que se había creado. Se quedó en el club hasta que fue contratado para dirigir a la Selección de Italia.
En 1910, la Azzurra jugó el primer encuentro de su historia frente a Francia. Cuenta la leyenda que tal era la importancia de Pro Vercelli en el fútbol nacional que utilizó una camiseta blanca en homanaje al gran campeón de la época. En los años posteriores, los futbolistas del conjunto piamontés eran mayoría en la Nazionale y hasta hubo juegos en los que nueve titulares provenían de Pro Vercelli.
Ascendió en 1907 y al año siguiente se coronó campeón de la Serie A, una hazaña incluso para los tiempos de hoy. Aunque es necesario aclarar que ese año se disputaron dos torneos, ya que la Federación italiana decidió excluir a los extranjeros de la Liga nacional y creó el “Campionato Federal”, en el que podían jugar los foráneos y del que participaron Juventus (lo ganó) e Inter. Años después se declaró como oficial sólo al que ganó Pro Vercelli.
El cuadro blanco repitió el logro en 1909, pero no pudo hacerlo en 1910. Ese año se registró el primero de los muchos escándalos que vivió el Calcio en su historia. La final contra Inter se dispuso para el mismo día en el que la mayoría de los futbolistas de Pro Vercelli estaban citados para realizar unas prácticas militares. El club pidió la postergación, pero la Federación y el rival se negaron. Entonces, a modo de protesta, los campeones reinantes decidieron jugar con un equipo juvenil, de menores de quince años. Perdieron 10-3.
Al parecer se enojaron, porque ganaron los siguientes tres campeonatos de manera invicta. Ninguno de los gigantes del país podía ni siquiera plantarse para darle pelea al conjunto que se ganó el apodo de “León” en aquellos años. Tras la Primera Guerra Mundial, ganó dos títulos más: 1921 y 1922. Nadie habrá pensado que serían los últimos.
La llegada del profesionalismo atentó contra la filosofía de un club de pueblo que se hizo gigante gracias a un trabajo a conciencia. Retener a las figuras se hizo cada vez más difícil. El último crack que pasó por sus filas fue Silvio Piola, el máximo goleador de la historia del fútbol italiano con 274 tantos. Piola debutó en 1930 y jugó en Pro Vercelli hasta 1935, cuando la oferta de Lazio fue imposible de rechazar. Literalmente, por las fuertes presiones del partido fascista.
“No venderemos a Piola ni por todo el oro del mundo, una vez que lo vendamos empezará el declive del Pro Vercelli”, repetía el presidente del club como si hubiera conocido el futuro. La salida del ídolo marcó el comienzo del final de la historia ganadora del equipo piamontés. Descendió en la temporada 1934/1935 y nunca más regresó a la Serie A.
En estos ochenta años, participó de todas las categorías del ascenso y hasta llegó a jugar en las regionales. Presentó la quiebra, estuvo a punto de desaparecer como muchos equipos italianos, y logró subsistir gracias al sacrificio de los tifosi. En 2010 tuvo que cambiar su nombre a FC Pro Vercelli 1892 y fue descendido a la cuarta división. Dos años después, llegó a la Serie B, donde se mantiene hasta hoy. A pesar de su gloriosa historia, tiene el estadio más pequeño de la categoría.
De todos modos, el presente es venturoso en comparación con años más tristes. Porque está a un escalón de volver al sitio donde se hizo grande.