Hace unos días, miles de hinchas de Boca celebraron en redes sociales y en las calles los 111 años de su amado club. El orgullo de pertenencia boquense se desbordó por donde pudo. Dos días después, el 5 de abril, en Necochea, al sur de la costa bonaerense, otro club, infinitamente más pequeño, cumplió cuatro años. Son dos extremos de una misma historia.
El presente de Necochense de Fútbol y Cultura, y el de otros muchos diminutos clubes amateurs de todo el país, no es muy diferente del origen, hace más de un siglo, del Club Atlético Boca Juniors, y de las demás asociaciones civiles populares que llenan tribunas cada fin de semana.
Aprovechamos el caso del Chense, como les gusta llamarse, para evocar los orígenes de los clubes del fútbol argentino a partir del relato actual de un club social que lucha cada día para construir su identidad desde el amateurismo y en contra del negocio del fútbol. Y que quizás un día, dentro de un siglo, tenga miles de hinchas que le festejen su cumpleaños. Nos contactamos con Manuel Palacios, su presidente y DT del equipo de Futsal, para conversar sobre los orígenes de Necochense. Y lo primero que le preguntamos fue, lógicamente, ¿cómo se les ocurrió hacer el club?
“En 2011, estábamos trabajando con Nicolás Labattaglia en el fútbol infantil del club Ministerio de Quequén. Vimos que ahí, y en otros clubes, hay cosas se hacen mal porque no hay recursos pero en la mayoría de los casos es porque no hay interés en que se hagan bien. Preparamos un proyecto y se lo presentamos al presidente y a la comisión. Eran dos hojitas. Nos dijeron que sí pero no nos dieron bola. Entonces, un amigo de Nico le dijo: ‘¿Por qué no lo hacen ustedes y se dejan de romper las pelotas? No tienen que preguntarle nada a nadie y no tienen que andar haciendo malabares'”.
-Y le hicieron caso, claro. Pero su club tiene una identidad particular, ¿no?
-La idea es desarrollar la parte cultural del fútbol, de la familia, de lo lúdico, de pasarla bien. La identidad del mate y del fútbol por abajo. Y vamos a ir siempre en contra de todos los valores que no nos gustan, la xenofobia, la homofobia, el ganar por ganar, que el pibe salve a la familia.
-¿Cómo hacen para transmitir esa identidad?
-La identificación se consigue muy de a poco. Se logra sosteniendo las actividades deportivas y las sociales. Lo que más nos rinde es hacer otras cosas que no son solo la competencia. Los chicos preguntan por qué les hinchamos las bolas para que vengan a dar una mano. A muchos de los pibes no les cierra esto de trabajar y no ganar plata. Mucha gente, no tan piba, me ha dicho: ‘¿Y vos qué te llevas?’. Cuando termina la actividad empezamos a charlar, hablamos de que todos los clubes que conocen, incluso la AFA, empezaron así. Ahí empiezan a atar cabos y se entusiasman.
-¿Cuánta gente participa en el club?
-En la comisión, los que nos reunimos, somos cinco. En el plantel, más allá de que sean veinte, hay cuatro o cinco muy comprometidos que siempre vienen a dar una mano. En futsal también tenemos dos o tres. Y después, está el típico socio que aporta. No sabe a qué hora jugamos ni se calienta si perdemos. Todo lo que puede hacer lo aporta, pero nada más.
-Pero todos laburan de otra cosa, ¿no?
-Sí. Todos perdemos plata con esto. Yo soy profe de plástica y laburo de preceptor, Nico es profesor de educación especial; Milton, el profe de karate, vende pintura y está armando una productora; Leo y Beto, los técnicos del fútbol, uno labura en una radio y el otro en un local de computación. Todos tenemos entre 20 y pico y 30 y pico. Hay mucho profe, muchos pibes jóvenes que hacen changas.
-¿Cuántos socios tiene Necochense?
-Ayer completamos los papeles para que uno de los pibes de fútbol once salga a cobrar. Porque teníamos los socios pero no les cobrábamos. Tenemos como 60 socios ahora. La idea es llegar a 100 lo más rápido posible. Con esa plata ya tendríamos una base para el alquiler de la sede y alguna cosa más.
El fútbol es la actividad central del Necochense, por eso forma parte de su nombre. Hoy tienen dos planteles, uno de once y otro de futsal, que compiten en torneos amateurs. Pero su primer equipo era de fútbol integrado, para pibes con capacidades diferentes. “Preparamos un equipo para los Juegos Bonaerenses. Entrenábamos los sábados, era lo único que teníamos. Uno de esos chicos ahora está en nuestro plantel de futsal”, cuenta Palacios con orgullo.
Sin embargo, cuando en 2013 quisieron arrancar con el fútbol de once, la pasión y el gen competitivo que todos los futboleros llevamos dentro generó una crisis interna que puso en riesgo el proyecto. “Armamos el primer equipo como pudimos por Facebook. Empezaron a caer pibes y conseguimos un técnico conocido, ni siquiera amigo. Nico seguía laburando en la Primera de Ministerio y armamos un amistoso contra ellos. Nos ganaron 17-0. Nico me dijo: ‘No podemos presentar este equipo, es una vergüenza’. Yo le dije que me había comprometido con la gente de la Liga. Entonces, me respondió: ‘Si presentas el equipo yo me voy del club'”.
Labattaglia dejó el cargo de secretario durante poco más de un año. Regresó al recordar lo que le había dicho al periódico local Ecos Diarios cuando fundaron Necochense, que su objetivo era transmitir la idea de que “ganar no es todo”. Ahí el equipo de camiseta violeta, un color que no usa ningún otro club de la zona, explican, volvió a tomar impulso. Participaron de la creación de una nueva liga, la LIFA (Liga Independiente de Fútbol Amateur) y llegaron hasta la final de la primera edición. Perdieron por penales contra el Chacarita de la zona, un de los clubes que los inspiró para crear el suyo.
-¿Cómo le va al equipo ahora? ¿Qué idea de juego propone?
-El equipo volvió a la LIFA para el Clausura de 2015. Se jugó todos contra todos y quedamos 8vos de 14. Este año son dos grupos, hay dos equipos más. Por ahora, ganamos uno, empatamos uno y perdimos dos. Conseguimos que dirijan el equipo dos chicos que juegan en la Liga de Necochea. Le dieron toda la onda Barça, 4-3-3, jugar por abajo. La idea esta muy afianzada en especial en los pibes.
-Y el equipo de futsal, ¿cuándo lo armaron?
-A finales de 2014, cuando nos costaba completar el equipo de once. Una vez fuimos a Lobería a jugar con ocho y dos se hicieron los lesionados. No daba para más. Yo no quería perder al grupito de chicos que teníamos y pensé en hacer un equipo de futsal. En 2015 participamos en la Liga de Mar del Plata -la de la Confederación no la de FIFA-. Jugamos el primer partido de fútbol de salón en la ciudad. Ayudamos a crear la Liga de Necochea y ahora estamos ahí.
Este viernes, Necochense festeja su cuarto aniversario en su flamante sede (Calle 61 391, entre 12 y 14) en la zona portuaria de la ciudad. Es un local/casa de fachada austera, con recepción al frente, donde pronto esperan inaugurar una cantina para estar abiertos todos los días, y un salón de cinco por diez metros, donde realizan las actividades sociales y culturales. Por ahora ofrecen yoga, entrenamiento femenino, ajedrez, karate, taller de lectura y de pintura. En el fondo está el quincho, que prometen llenar para celebrar junto a la gente del barrio.
-¿Cómo surgió lo de la sede, desde cuándo la tienen?
-Desde agosto de 2015, cuando conocimos a Milton Rodríguez, el profe de karate. Primero pensamos en pagar a medias el alquiler. Pero después nos pareció un abuso para el loco, que estaba arrancado. Y le propusimos que se sume al club, que sea nuestro profe de karate. Se copó y ahora es el que hace los pollos.
-¿Qué pollos?
-Un viernes por mes hacemos unos pollos para juntar plata para pagar el alquiler. El mes pasado le erramos, lo pusimos re barato y nos quedamos cortos, el primer mes nos pasamos. También hacemos torneos de metegol, armamos un ranking anual y cada vez hay más gente, y ahora vamos a hacer uno de truco. Eso sirve para recaudar un poco y para dar movimiento al club.
-¿Y porqué están en el barrio portuario?
-Conseguimos el lugar en esa zona. Es raro porque tenemos en la cabeza la idea del club de barrio pero este no es nuestro barrio. Tenemos que ir hasta el club, no somos de ahí. Yo ya tenía la idea de la zona del puerto porque acá la mayoría de los clubes están de la avenida central, que corre este-oeste, para el norte. Me llamaba mucho la atención que no hubiera nada.
-¿Qué relación tienen con la gente del barrio?
-En la cuadra están todos re contentos. Nos saludan, nos compran cada vez que hacemos algo. Pero también tenemos en cuenta que el local en el que estamos fue, primero, una unidad básica, y, después, un cabaret que los vecinos juntaron firmas para cerrar.
-¿Qué quieren aportarle a esa comunidad?
-Cuando conseguimos la sede nos pusimos en contacto con las instituciones del barrio. Con la escuela, la salita de salud, la biblioteca popular, hay un hogar, una iglesia evangélica y una fábrica recuperada, que procesa pescado. Tuvimos muy buena onda con todos. Ahora estamos en contacto con la escuela para que nos presten su gimnasio para hacer vóley femenino. La idea es que nos cuenten para todo. Para difundir lo que hacen, para que les prestemos algo, nosotros los vamos a contar para pedirles. Queremos hacer como una red, nosotros seríamos la parte más recreativa.
-Después de consolidar la sede, ¿qué objetivos tienen Necochense para el futuro?
-Esta el tema de la cancha. Ahora el consorcio del puerto nos prestó un terreno a una cuadra y media de la sede. No sirve para cancha pero hay lugar para hacer un área, hacer trabajos de pelota parada, entrenar un poco. Hablé con conocidos en la Municipalidad y hay un montón de terrenos sueltos. Igual, no nos queremos largar, que alguien se comprometa a donar un terreno, que pasen seis meses y no pongamos ni un palito.
Pasos cortos. Los amigos de Necochense de Fútbol y Cultura quieren seguir creciendo de a poco, sin apuro. Para que lo construido tenga bases sólidas. Desde la redacción de Un Caño saludamos su iniciativa y esperamos que se replique en otros puntos del país. Les deseamos que puedan cumplir muchos sueños y años más. Y les prometemos que pronto estaremos por ahí. Queremos conocer la sede, comer los pollos y jugar al metegol. Ni vamos a esperar a que nos inviten.