Un día, Gheorge Hagi se cansó de trabajar para los demás. El hombre quería hacer las cosas a su manera, tal como cuando era futbolista y manejaba los hilos de sus equipos. Durante varios años luchó contra dirigentes, jugadores y colegas, pero casi nunca podía trabajar como él realmente quería. En el fútbol, la urgencia por conseguir resultados es uno de los principales problemas de aquellos que quieren cambiar las cosas de verdad. Entonces, en 2009 decidió invertir buena parte de su dinero y fundó un club que tenía un objetivo claro: formar futbolistas. Tan bien trabajó en esa meta que ocho años después se consagró campeón de Rumania.
Viitorul significa “Futuro” en rumano. Ese es el nombre que Hagi le dio a su club, que primero fue la “Academia Hagi” y luego se transformó un equipo profesional. El predio se construyó en un campo de maíz del distrito de Constanta (en la costa del Mar negro) y costó unos diez millones de euros. Por supuesto, es el más completo de Rumania y uno de los mejores de Europa. La idea madre era formar jugadores para hacer crecer el fútbol nacional y darles rodaje en primera división. En 2009 compró la plaza de CS Ovid en tercera división y tres años más tarde ya estaba en la división de elite.
Mientras el club se ganaba su prestigio en todo el país, la academia crecía. La figura de Hagi atrajo inversores y muchos de los mejores ojeadores de la región decidieron trabajar en este proyecto inédito. Además, todas las promesas de Rumania sueñan con llegar a Constanta por las grandes comodidades de la institución, que tuvo su primer gran éxito en 2014, cuando Cristian Manea debutó en la Selección mayor a los 16 años y diez meses. El método de trabajo es muy claro: todas las divisiones realizan dos turnos de entrenamiento de tres horas. Seis horas netas de práctica con pelota.
El cinco de diciembre de 2014 hizo su debut en primera Ianis Hagi, el hijo del dueño, presidente y entrenador. A contramano de lo que siempre se sospecha en este tipo de situaciones, su relación con el jefe máximo del club nada tuvo que ver con su llegada. El adolescente de 16 años era uno de los mejores proyectos de la academia y no tardó nada en demostrarlo contra futbolistas consagrados. Ianis tiene un estilo de juego similar al de su padre, aunque por lo general se mueve un poco más adelante. Fue transferido a Fiorentina en 2016 y completó el ciclo buscado para cada uno de los futbolistas que surgen de la academia.
“Somos los campeones más jóvenes de Europa, pero detrás de este increíble éxito hay una fuerte academia. Hemos sido campeones de la categoría júnior durante cinco años seguidos y ahora lo hemos logrado con el primer equipo”, declaró el “Maradona de los Cárpatos” tras la victoria 1-0 sobre CFR Cluj que les dio el campeonato. Ese día, el once titular tuvo un promedio de edad de 24 años, superior al de la mayor parte del torneo, ya que no jugó una de las grandes figuras, Florinel Coman, de 19 años.
Coman es diestro pero juega como extremo izquierdo. Disputó 32 partidos en la Liga y en junio podría pasar a Benfica. Según medios portugueses, la transferencia está acordada y solo resta la confirmación oficial. El joven futbolista la pasó muy mal en su infancia y adolescencia, ya que sus padres tuvieron que emigrar a España y él se quedó en su país para cumplir su sueño de formarse en la academia.
“En la vida, cuando se tiene un concepto técnico, cuando se tiene una visión saludable, se puede alcanzar el éxito, nada es por casualidad”, agregó Hagi, cuyo plantel tiene mayoría de jugadores de apenas 18, 19 o 20 años de edad. Según la agencia EFE, Gica se ha inspirado en los modelos de cantera de los diferentes clubes de España, Italia y Turquía, aunque su mayor referente como entrenador es Johan Cruyff, del que aprendió que “lo más difícil es hacer lo más simple”.
“Siempre les digo a los jugadores que yo tuve talento, pero también ambición. Esto hace la diferencia”. A los 52 años, Gica Hagi logró su primer título como entrenador, aunque su éxito va más allá de la conquista de la Liga. Lo único que debía hacer para triunfar era hacer todo a su manera.