“El rival tiene buena técnica, intentan jugar siempre y se defienden y atacan en bloque. Hoy ganaron muy bien, aunque esperaba más del equipo africano”. Al término del triunfo 3-0 de Sanfrecce Hiroshima sobre TP Mazembe, Marcelo Gallardo expresó su respeto por el primer adversario de River en el Mundial de clubes y lo elogió de forma quizás exagerada. Porque el equipo japonés no parece tener armas como para inquietar al campeón de América.
Sanfrecce Hiroshima ganó sus dos partidos sin problemas y se citará en semifinales con el representante argentino. Sin embargo, debería mejorar demasiado su juego para mantener la racha contra River. Al cuadro congoleño le ganó porque acertó en dos pelotas detenidas y en un contragolpe. No mostró grandes variantes en ataque y sí algunos desacoples defensivos. Por supuesto, en el fútbol jamás se puede aventurar un desenlace, pero Gallardo debería estar tranquilo de cara al miércoles.
El actual campeón de la Liga nipona juega con un sistema 5-4-1 flexible, con dos laterales que se suman con criterio al ataque. Es cierto que intentan jugar, pero su principal arma es el contragolpe, para aprovechar la velocidad de los extremos y la efectividad del brasileño Douglas, el goleador del equipo. El croata Mihael Mikic es el hombre que organiza el juego y el líder futbolístico. En el partido de cuartos de final fue la figura.
River deberá estar atento en el retroceso y en las transiciones. Sanfrecce es un equipo con buena fortaleza física, pero no tanta como Mazembe, que habría sido un rival más peligroso en ese aspecto. El miércoles, el equipo de Gallardo puede aprovechar las desconcentraciones defensivas de los japoneses, como quedó demostrado el domingo. Por ejemplo, a los tres minutos de juego, Assale tuvo una ocasión clarísima que terminó con un penal no cobrado por Wilmar Roldán. La fórmula para llegar con peligro fue un pelotazo frontal que tomó a la defensa muy adelantada. Es decir que con muy poco se puede lastimar a este adversario.
En los últimos doce días, Sanfrecce jugó cuatro partidos definitorios. El 2 y el 5 de diciembre definió la Liga local contra Gamba Osaka, el 10 abrió el Mundial frente a Auckland City y el domingo le ganó a Mazembe. Es fácil pensar que esto es algo positivo para River, pero lo cierto es que no parece ser un equipo desgastado ni mucho menos. Los minutos de juego pueden ser beneficiosos para afianzar ideas y conceptos. Al conjunto argentino le pasa todo lo contrario, ya que no juega un encuentro oficial desde el 26 de noviembre, cuando empató con Huracán por las semis de la Sudamericana.
El entrenador del equipo es Hajime Moriyasu, quien está en su cargo desde 2012. Bajo su dirección técnica, ganó tres Ligas y dos Supercopas, en el ciclo más exitoso de la historia del club fundado en 1938 con el nombre de Toyo Kogyo Syukyu Club. En 1981 se convirtió en Mazda Sports Club y en 1992, cuando se creó la J-League, cambió a su identidad actual. Descendió a segunda división en cuatro ocasiones y desde 2009 juega en Primera de forma ininterrumpida.
Esta es su segunda participación en un Mundial de clubes de la FIFA. En 2012 finalizó en el quinto lugar, tras ganarle a Auckland City en la primera fase, perder con Al-Ahly de Egipto en cuartos de final y vencer a Ulsan Hyundai en el juego por el quinto puesto. En aquella oportunidad también había clasificado como representane del país anfitrión.
Mientras River chocará con Sanfrecce, Barcelona lo hará con Guangzhou Evergrande de China, que dio la “sorpresa” y eliminó a América de México. El equipo de Luiz Felipe Scolari lleva 29 partidos sin perder (lo hizo por última vez en mayo) y tiene muy buenas individualidades, como los brasileños Robinho, Paulinho y Goulart y el arquero Li.
Las comillas en la palabra sorpresa intentan describir una realidad de los representantes mexicanos en este certamen, en el que tienen una ambición muy superior a su realidad. Con este formato (desde 2005), participaron de diez ediciones, sólo alcanzaron las semifinales en cinco y una sola vez se subieron al podio. Es decir que están lejos de ser los terceros en discordia.
En definitiva, River no debería tener problemas para llegar al momento que desea desde aquel triunfo sobre Tigres en el Monumental: la final con Barcelona en Japón.