Muchos jugadores de divisiones inferiores han apuntado, en determinado momento, como destinados a convertirse en breve plazo en grandes figuras. Prácticamente, cada temporada nos ofrece lo que podría denominarse el pre surgimiento de alguna figura con extraordinarias posibilidades de futuro. Muchas de ellas se malogran con el correr del tiempo o, por lo menos, no arriban a la altura que se les vaticinara. Otras —las menos— cristalizan plenamente, y se convierten en cracks indiscutidos.
Una sensación: Rojas
Podría decirse, pese a que la predicción optimista sobre valores jóvenes es uno de los temas constantes de la hinchada de todos los clubes, que poca veces ha surgido, de manera tan avasalladora, el comentario sobre un pibe de escuadras menores como en el caso de Rojas, piloto de la tercera boquense. En los momentos actuales, todos hablan de Rojas. Por lo menos, está en boca de todos los simpatizantes boquenses que vienen siguiendo la campaña de nuestros equipos desde la iniciación de temporada. Y lo más curioso es que, al elogiar a Rojas —digamos que el elogio es unánime—, todos sus panegiristas, casi sin excepción, tratan de identificarlo en características de juego con algún crack del pasado. De esa manera, hemos oído que se le encuentra parecido, entre otros, con Vicente de la Mata, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera y Jaime Sarlanga. Por supuesto, el parangón con estos hombres se hace con relación a etapas similares a las que ahora cubre Rojas, es decir, cuando todavía estaban en la antesala de la consagración; pero basta que se le encuentre algún parecido con tan brillantes personalidades del fútbol para llegar a la comprensión de lo espectacular que está resultando esta proyección de Rojitas al plano de la popularidad.
Genuinamente boquense
Cuando Boca se presentó, en la pretemporada, en Comodoro Rivadavía, en los dos partidos allí jugados, Rojas integró la delantera en el segundo tiempo. Su actuación en ambos casos fue notable, hasta el punto que, reemplazando a Menéndez, el rendimiento del quinteto no pareció resentirse por la ausencia de Beto, lo que es mucho decir. Nosotros —nuestros lectores lo recordarán— destacamos su gran actuación, al mismo tiempo que considerábamos oportuno informar entonces, de quién se trataba realmente, pues, para muchos hinchas, el nombre de Rojas no decía nada, y hasta no faltaron quienes creyeron que se trataba del delantero de Gimnasia*, que Boca había incluido en esa gira por el Sur. Dijimos que Rojas era un producto de nuestras inferiores, que había jugado en la temporada de 1962 en Arsenal, para retornar, a comienzos del año presente. Ahora, ampliamos las referencias, para satisfacer el interés de muchos lectores que nos han pedido que realicemos una biografía de este pibe que avanza a pasos tan agigantados. Ángel Clemente Rojas nació el día 28 de agosto de 1945 en la localidad de Sarandí. No ha cumplido aún, en consecuencia, los 18 años. Se inició en la octava boquense, en el año 1959, actuando después, sucesivamente, en años posteriores, en séptima, sexta y quinta. En 1962 pasó a Arsenal. Cómo se sabe, esta entidad de Llavallol es una filial boquense, por lo que puede considerarse que, al pasar a la misma, Rojas cambió de color de casaca, pero no realmente de club. El propósito de los directivos al hacerlo cambiar por un año de ambiente, fue el de hacer que jugara en un equipo que disputa partidos un poco —o bastante— más fuertes que los que pueden corresponder a las divisiones inferiores de los clubes profesionales. Eso del fogueo, tantas veces esgrimido, fue realidad en el caso Rojas. Retornó este año, con sus mismas aptitudes naturales, pero, evidentemente, más hecho. Incluido en el equipo de tercera, se ha convertido en una sensación en el mismo. Podría reprochársele —nosotros lo hemos hecho— una propensión narcística que lo lleva a abusar de su habilidad en el tratamiento de la pelota, para entregarse a una acción personal que muchas veces resulta negativa. Por supuesto, que este defecto puede corregirse. Más aún; estamos plenamente seguros de que la corrección no tardará, cuando Rojas advierta que en fútbol nadie puede escapar a las exigencias de la acción de conjunto. Pero aun hoy, por encima de ese personalismo pernicioso, Rojas está cumpliendo faenas tan brillantes, que se justifica esta aureola de popularidad que está rodeando su nombre.
*Se refiere a Alfredo “El Tanque” Rojas.
-Otros textos sobre Rojitas publicados en UN CAÑO: La última apilada y Rojas y a Devoto
-Página de la revista partidaria Así es Boca del 15 de mayo de 1963, en la que se publicó originalmente el artículo.