Esta vez el recuerdo no es “porque sí”, no es un mero capricho futbolero. Está emparentado con la final de la Copa Sudamericana que disputarán dos de los equipos más grandes del continente: River Plate y Atlético Nacional de Medellín. Ambos llegan al último partido de un torneo internacional después de varios años y ambos cuentan con historias previas que merecen ser contadas. Incluso, tienen momentos en común que marcaron sus vidas.
A horas del encuentro de ida que se jugará en el Atanasio Girardot, lo mejor es traer al presente un partido en el que triunfó el Verde paisa -la próxima semana llegará el momento de recordar un triunfo argentino-.
Semifinales de la Copa Libertadores 1995. Nacional y River, que habían brillado a fines de los ochenta, volvían a una fase definitoria y debían eliminarse en la antesala de la final, donde esperaba Gremio de Porto Alegre. El juego de ida se disputó el 9 de agosto en Colombia y contó con uno de los goles más recordados de la década. El extraordinario tiro libre de René Higuita a los siete minutos del segundo tiempo fue el único tanto del partido. Esa ventaja sería clave para el cuadro antioqueño.
“Nadie podía atajar ese disparo… René es mi ídolo, es un grande… es como Hugo Gatti, mi ídolo de joven”, dijo un conmovido Germán Burgos después del partido. Es que el Mono fue un espectador privelegiado de la definición de Higuita, porque ni cerca estuvo de atajarla. “Después de Enzo, no hay nadie más que le pueda pegar moviendo el cuerpo de esa manera, me desorientó totalmente. Se paró como para amenazar el palo mío y en un paso cambió la trayectoria para tirar al otro. Son esas jugadas que dan escalofríos y uno se quiere morir”.
La descripción de Burgos es perfecta. Porque es imposible anticipar adónde va a ir el remate. Por la forma en la que toma carrera y por el movimiento de su cuerpo. Ramón Díaz, el entrenador de River, también se rindió ante el arquero-goleador rival: “fue un gol extraordinario, no esperábamos algo así”, dijo.
En el Girardot, River jugó con: Burgos; Hernán Díaz, Ayala, Corti y Altamirano; Almeyda, Astrada, Berti, Ortega, Cedrés y Amato. En ese plantel estaban Enzo Francescoli, quien no pudo jugar, y el actual DT Marcelo Gallardo, titular en la revancha. Por su parte, el equipo que dirigía Juan José Peláez salió con Higuita; Santa, Foronda, Cataño, Mosquera; Gutiérrez, Serna, García, Morantes; Angel y Angulo. Además de René, hay un par de apellidos ilustres en esta formación, como los de Mauricio Chicho Serna, Néider Morantes y Juan Pablo Angel. Víctor Hugo Aristizábal también formaba parte de ese grupo.
En la revancha jugada en el estadio Monumental, el local ganó 1-0 con gol de Gabriel Amato y el finalista se definió por penales. René Higuita fue otra vez figura, esta vez por todo lo que atajó durante los noventa minutos y en la serie de tiros desde el punto penal. Allí, el arquero picó su disparo (sí, la picó) y se quedó con el tiro de Matías Almeyda. Tras el partido, todos fueron a abrazar y a festejar con Higuita, porque está claro que fue él quien eliminó a River.
“Fue un encuentro histórico para nosotros y también para el club. River llegaba como favorito, pero teníamos a René, que con un gol de tiro libre nos dio la victoria”, recordó tiempo después Néider Morantes, como para hacer más firme esa idea de que la serie se quedó en Medellín porque allí jugaba Higuita. Ni más ni menos.