Messi ya es Messi y el tiempo pasa tan rápido que, aquellos primeros pasos de Lionel, van quedando difusos. Hoy vamos a retroceder más de una década: 12 años precisamente. A cuento del cruce de Champions entre el Chelsea y el Barcelona, recordamos el mismo duelo pero… del 2006. “¿Se acuerdan de aquella tremenda patada de Del Horno?”, preguntó uno en el bar-redacción. Y enseguida saltó la mayoría: “Sííííí, contra el banderín del córner”. Entonces, por el juego brusco, nos fuimos a buscar ese partido del 22 de febrero del 2006. Y nos encontramos con una maravilla de colección.
Vamos a ponerle un poco de contexto al asunto. Frank Rijkaard había hecho debutar a Messi hacía poco más de un año, en octubre del 2004. Leo no era un titular inamovible y recién metió su primer gol en el Barcelona en mayo del año siguiente. Obviamente, por las cosas que empezaba a mostrar, no había que ser ningún vidente para darse cuenta de que estábamos ante una joya del fútbol. Como siempre en estos casos, el gran tema es cómo se pule esa joya. Pero Messi no necesitaba pulirse. Messi ya era. Necesitaba tiempo, simplemente. Adaptación a una nueva categoría de rivales. En el 2005 siguió avisando de sus condiciones desde el Mundial Sub 20 que ganó Argentina en Holanda. Aunque arrancó como suplente de Gustavo Oberman (el titular iba a ser el ex Estudiantes José Sosa, pero se lesionó), terminó como goleador y figura de la Copa. A los pocos días se inició la temporada 2005/06 y la prensa española ya lo marcaba como candidato a revelación.
Rijkaard lo fue metiendo en el equipo de a poco pero confió en él nada menos que para ir a visitar al Chelsea de José Mourinho, que antes y después de ese partido le tuvo “más o menos” tomada la medida al Barcelona. Pero ese día un chiquitín argentino que usaba el número 30 y un corte casi cubanito le iba a arruinar los planes. En aquel Chelsea jugaban, por ejemplo, Robben, Crespo (iba a ser reemplazado por Drogba) y atajaba Cech. En el ataque del Barcelona, los compañeros de Leo fueron Eto’o y Ronaldinho. Terry y Puyol los capitanes. Ah, e Iniesta en el banco.
Se sentía fuerte el invierno londinense y Stamford Bridge era un potrero más parecido a cualquier campito rosarino en el que Messi deleitó de nenito que a las alfombras europeas. Mirabas el ambiente y te daban ganas de cualquier cosa menos de salir a jugar a la pelota. Pero, claro, para Messi nunca nada va a ser mejor que jugar a la pelota. En las condiciones que sean.
Leo fue el amo, el dueño y el señor del partido desde el principio. Todos se la daban a él, hasta Eto’o y Ronaldinho. Sí, como pasaba con Diego en cualquier equipo. ¡Y las patadas que le pegaron! Con un árbitro sinvergüenza (un noruego llamado Terje Hauge) que permitió (casi) todo. Como para hacer más grande la comparación con Maradona. Aquella patada de Del Horno que nos llevó al “archivo” no fue la primera ni la última. El lateral español se volvía loco con Messi. Porque era imparable. Leo, que arrancaba desde la derecha, lo humillaba una y otra vez. Del Horno merecía la roja antes por una plancha asesina a la rodilla (se comportó como el tribunero que cree que puede intimidar a un pibe que lo está bailando con dos patadas y lo termina agigantando). De hecho, antes de la expulsión, en la misma jugada, lo quiso bajar y no lo pudo encontrar. Leo, igual que el primer Diego, ni se preocupó por llorar. Porque esto se trata de jugar. Y por favor, la picardía de Messi para ganarle la posición a Robben.
Lionel se cansó de asistir a sus compañeros. Pudo meter su propio gol cuando acarició una pelota, la mandó al ángulo y la lengüita afuera bien maradoniana por el fallo por centímetros. Sufrió un penalazo de Terry con un insólito “siga siga” del noruego. Fue su noche consagratoria. Fue la presentación para el que había escuchado hablar sobre “un pibe que pinta para crack” pero todavía no lo había visto en acción. Esa noche, la Pulga se transformó en Messi. Jugando como en cualquier campito, como lo hizo siempre Maradona, por eso la comparación.
Ah, Barcelona ganó 2 a 1 ese partido, pasó de ronda y terminó levantando la Champions, sin Messi, que se lesionó en el partido de vuelta contra el Chelsea. Pero él ya había hecho lo suyo. Y todavía lo sigue haciendo…
Disfruten y sorpréndanse como nosotros…