espalda-350–¿Qué recordás de aquella tarde en que te sacaron para que entrase Diego?

–Al principio estaba muy caliente por haber tenido que salir, imaginate que eran mis primeros partidos en Argentinos Juniors (había debutado unos meses antes de aquel 20 de octubre, el 13 de junio de 1976 ante Banfield, partido que terminó 1 a 1). Yo también era joven y quería mostrarme. La cuestión es que ese día, el técnico Juan Carlos Montes me puso como volante por izquierda, yo venía jugando como volante central, para intentar tapar la salida del Hacha Ludueña en Talleres. Ellos tenían un equipazo, el Hacha, Valencia, Luis Galván, todos jugadores de selección. Lo cierto es que Ludueña me pegó un baile increíble y metió el gol por ese sector, evidentemente no estaba en una buena tarde y Montes me sacó para que entre Diego al término de la primera parte. En el momento del reemplazo no quería saber nada, pero no porque un chico de 15 años me había reemplazado si no por haber salido en el entretiempo, a veces el jugador piensa que queda quemado cuando sale en el descanso.

–¿Y de Diego en Argentinos qué te acordás?

–Diego era una cosa impresionante, casi que no hizo inferiores. Saltó con 15 años a la Primera. Al principio, en los entrenamientos, los más grandes no se bancaban que un pibe les venga a jugar de esa manera, pero después empezaron a querer que juegue para ellos en las prácticas porque no lo podían agarrar. Verlo jugar, tenerlo de compañero fue un placer. Era un jugador completamente distinto, siempre estaba adelantado por mucho al resto.

–Después de tu paso por Argentinos te fuiste a jugar en las provincias,en Estados Unidos, el ascenso italiano… ¿Cómo fueron esos días?

–Pasé cosas increíbles como irme a un equipo de la Liga de Estados Unidos con muchos yugoslavos y húngaros en el Rochester, cerca de las cataratas del Niágara, y por último jugar en el ascenso italiano en el Senori de la Tercera División. Cuando regresé a la Argentina tomé la decisión de retirarme y de ponerme la inmobiliaria allá por 1984. Para ese entonces yo había estudiado para martillero y decidí largarme, muy joven por cierto, pero con muchas ganas y acá estamos seguimos vigentes con el proyecto en mi barrio de siempre: Villa Urquiza.

–Y vos, a los 57 años, ¿qué sentís cuando entrás a la cancha a jugar con tu equipo?

–A mí me encanta… Me encantan la previa y el partido, pelear un campeonato… El día que ya no sienta ganas de ponerme las medias, los botines y de salir a la cancha, no lo voy a hacer más. Es difícil lograrlo a mi edad, pero por ahora yo sigo esperando el sábado con la misma motivación de siempre.

Fragmento de la entrevista publicada en UN CAÑO#62 – Octubre 2013