“No hay un sentimiento igual a tener a decenas de miles de fans cantando tu nombre, especialmente cuando acabas de meter un gol. Te sientes como flotando durante unos segundos. No escuchas nada, salvo a tus compañeros gritándote en el oído mientras lo celebran contigo. Es un mural de color que dura unos segundos y que tu cerebro trata de entender. Cuando el silbato del árbitro suena para reanudar el partido, te sientes capaz, durante el minuto siguiente, de realizar cualquier cosa”.
Estas palabras pertenecen a un jugador profesional de fútbol inglés, todavía en activo, y que lleva dos años escribiendo anónimamente en el periódico británico ‘The Guardian’. Apodado ‘The Secret Footballer’ (El Futbolista Secreto), publica una columna semanal contando el interior del fútbol, desde sus sentimientos como jugador hasta la relación con sus compañeros y entrenadores, los agentes, los fans, los periodistas… Una recopilación de esas reflexiones se publicó a finales del año pasado en el Reino Unido en un libro bajo el título ‘I am the secret footballer’, sin planes para editarlo de momento en España, pero de gran interés para todos los aficionados a este deporte.
A través de su editor, este personaje anónimo contesta a nuestras preguntas por correo electrónico. “‘The Secret Footballer’ es un fenómeno extraño. La gente quiere saber quién soy, claro. Pero al mismo tiempo, no quieren saberlo. Es muy sencillo: un hincha de un club no escuchará igual a un futbolista que sea del equipo rival. Si eres un fan del Real Madrid, te costará escuchar la opinión de una leyenda del Barcelona. Y al revés. Tu cerebro, inconscientemente, te dirá que no te gusta lo que diga, independientemente del sentido que tengan sus palabras. Curiosamente, los fans no quieren meterse conmigo porque no saben si terminaré siendo uno de sus héroes. Como resultado, se toman en serio cada palabra que digo y se forman sus propias opiniones basadas en los contenidos que escribo”, explica el futbolista. Por supuesto, tratar de adivinar su identidad se ha convertido en un pasatiempo en Inglaterra, y una web (whoisthesecretfootballer.co.uk) especula basándose en la información que el propio futbolista anónimo va deslizando en sus columnas.
De esta forma sabemos que es inglés (no escocés, irlandés, galés… o de fuera de las islas), que no es negro, que ha sido alguna vez capitán de su equipo, que ha jugado la promoción a la Premier League alguna vez en su carrera, o que tuvo depresión a finales de 2010, entre muchos otros detalles. Juntándolos todos, y suponiendo que no juegue al despiste, que también podría ser, las quinielas andan entre un ramillete de siete jugadores de la Premier League y otras categorías inferiores: Dave Kitson (Sheffield United), Nicky Shorey (Reading F.C.), Jody Craddock (Wolverhampton Wanderers), Kevin Davies (Bolton Wanderers), Paul Konchesky (Leicester City), Kevin Nolan (West Ham United) y Andrew Johnson (Queens Park Rangers).
Cualquiera que sea, tanto si se trata de uno de estos jugadores como si no, el auténtico futbolista secreto asegura que su interés por escribir le llegó inspirándose en una columna redactada anónimamente por un agente inmobiliario en el ‘Financial Times’: “Vendía propiedades de lujo en Londres a ricos y famosos de todo el mundo. A miembros de la realeza árabe, estrellas de cine, etc. Me encantaba leer esa columna porque contaba lo exigentes y consentidos que eran sus clientes”.
Pero, ¿por qué un futbolista? Le sugerimos que sus motivaciones no deben ser económicas: “Inmediatamente relacionas que los futbolistas son gente rica viviendo fantásticas vidas y eso, me temo, no es cierto. Detrás de las celebridades hay muchos hombres deprimidos y asustados que hacen todo lo que pueden para sobrevivir en este deporte. Mi intención es cuestionar la visión que tiene la gente de los futbolistas. Hay muchos que disfrutan de noches bañadas de champán y rodeados de jovencitas. Pero, ¿y qué? Casi todos mis amigos no futbolistas también lo harían, si pudieran. Hay futbolistas que podrían responder cosas más interesantes que ‘lo importante son los tres puntos’. El problema es que los periodistas nunca les preguntan porque prefieren tratarlos como a estúpidos. Así venden más periódicos. Lo que me enfurece es la gente que continúa comprando basura”.
La opacidad de la FIFA
El negocio del fútbol está en manos de organismos como la FIFA, la UEFA, o en el caso de Inglaterra, la FA. Esto es lo que el futbolista secreto opina de los mismos: “Mi mayor queja respecto a ellos es que no son elegidos democráticamente. Se han erigido a sí mismos como los gobernadores de nuestro deporte, y parece que no se puede hacer nada por cambiarlo. Si Joseph Blatter se presentara a Primer Ministro, su propio partido lo vetaría. ¿No se ha visto envuelto este bufón en suficientes incidentes como para abandonar? La esperanza es que las grandes ligas de fútbol se hagan más grandes y un día sobrepasen a estos organismos”.
A propósito de la opacidad de la FIFA y la elección de los países que son sede de los Mundiales de fútbol -ahí está por ejemplo el caso denunciado por la revista ‘France Football’ que señaló amaños para conceder a Catar la Copa del Mundo 2022- el futbolista secreto es muy crítico: “La FIFA está arruinando el fútbol. No me tires de la lengua con la debacle de regalar a Rusia y Catar los Mundiales de 2018 y 2022… ¿No te parece increíble que se supone que una delegación de la FIFA viaja por todo el mundo tratando de estudiar en detalle cada candidatura y sin embargo elijan a Qatar sin tener en cuenta la opinión de ninguna de las ligas más fuertes del mundo, como la Premier, la Bundesliga, la Liga o el Calcio? ¡Estas competiciones no saben si tendrán que alterar sus calendarios para que el Mundial pueda jugarse en una fecha en la que los jugadores no se asfixien de calor! La FIFA no es un organismo que se preocupe del fútbol, sino un organismo que se preocupa de sí mismo, y su presidente públicamente nos muestra sus dedos corazón, riéndose de todos”.
En el libro escrito por el futbolista secreto hay detalles de fiestas por todo lo alto, incluso fuera de Inglaterra. Por ejemplo, no tiene desperdicio este extracto: “La cuenta final llegó a unos 130.000 dólares, sin contar la propina. No era el récord pero estuvo cerca. Cuando pagué mi parte, unos 14.000 dólares, vi que incluía algún servicio de habitaciones ridículamente caro, y un viaje en helicóptero al Gran Cañón”.
Preguntado por los excesos económicos de los futbolistas, él se defiende: “Con todo el respeto. En lo que me gasto el dinero es sólo mi problema. Me lo he ganado, me lo puedo gastar”. Otra cita: “Era un poco embarazoso para mí, pero aquellas chicas ganaban miles de dólares cada noche y no voy a ser yo quien lo juzgue. Detrás de nosotros había otra mesa, donde estaba, entre otros jugadores, una estrella del F.C. Barcelona. Cuando pasó una mujer que estaba buenísima junto a él, todos nos levantamos gritando al unísono: ‘¡Esa!’”. ¿Cómo te sentiste?, preguntamos al ‘Secret Footballer’: “Cuando escribí el libro traté de incluir todas las facetas de ser un futbolista profesional. Le guste o no a la gente, eso incluye las noches de fiesta y las chicas guapas que conoces por el camino. Es parte del fútbol. Mi mujer también lo sabe”.
Le ponemos en otra tesitura, que imagine dos situaciones. En la primera, Inglaterra le convoca para jugar un partido con la selección. En la segunda, no es convocado y tiene cuatro días de vacaciones para irse de fiesta al sol de Marbella. ¿Cuál prefiere? “Jugar con Inglaterra. Pero si no juego con ellos prefiero escaparme un fin de semana a tener que entrenarme con los compañeros que no se marchan con sus selecciones. Este tipo de pequeños viajes pueden subir la moral del equipo. Lo sé por experiencia”, justifica. Los agentes. Necesarios pero peligrosos, si no te sabes buscar el adecuado. “Si no tienes un agente, me apuesto lo que quieras a que al final de tu carrera habrás ganado la mitad de dinero. Si quieres cambiarte de equipo, por ejemplo, ¿a quién llamas? No es fácil. Mi trabajo consiste en jugar al fútbol, en concentrarme en el juego. No me sentiría cómodo negociando, no tengo la habilidad necesaria para hacerlo. Eso sí. Hay que tener mucho cuidado. Un jugador que conozco firmó con un club por 10.000 libras por semana (11.800 euros), cuando debería haberse llevado 20.000. El agente se embolsó la diferencia, diciendo a su jugador que 10.000 era la mejor oferta. Hay que saber con quién te juntas”.
Respecto a los entrenadores, el futbolista secreto dice respetar las jerarquías. “Se necesita un liderazgo”, afirma. De su relación con ellos, de su experiencia en el fútbol, ha aprendido una lección: “El fútbol puede cambiar rápidamente. Un día estás en el banquillo, sin esperanzas de jugar. Y al minuto siguiente alguien se lesiona, entras en la alineación y ya nunca más vuelves a salir”. ¿Es fácil echar a un entrenador? ¿Los jugadores fuerzan los despidos rindiendo por debajo de su nivel? “Por supuesto. Te pongo un ejemplo. El Chelsea y André Vilas-Boas. Iban muy mal en la Premier, a 20 puntos del primero, y perdieron por 3-1 en los octavos de final contra el Nápoles. El club despidió al entrenador y llegó Roberto Di Matteo. Con él le dieron la vuelta a la eliminatoria, y dos meses después se proclamaron campeones de la Champions League”.
“Mi mayor satisfacción es cuando escucho a futbolistas hablar sobre mis columnas. Saben que se trata de un futbolista real quien escribe, porque un periodista no podría acercarse tanto a la realidad”, defiende al tiempo que confiesa que en estos momentos seis compañeros futbolistas conocen ya su nombre. “Quizá” un día desvele su identidad. ¿Le saldrá algún imitador en España? “¡Ojalá! Sí, esto es una invitación directa desde aquí a todos los jugadores profesionales de la Liga: sería maravilloso escucharos.