Van Gaal lo hizo de nuevo. No porque Manchester United lleve seis triunfos seguidos en Premier y esté peleando arriba, después de una temporada nefasta con Moyes. Lo que es cierto. Tampoco porque el equipo juegue lindo y den ganas de madrugar para mirarlo. Eso es falso. Lo hizo de nuevo porque se reinventó como vanguardista y mientras su equipo gana con goles de Mata o Rooney todos hablan de él y de sus raras tácticas nuevas.
Lucho desconcierta. Parte de la prensa y de los hinchas, que lo consideran un dogmático del fútbol total -porque es holandés, porque dirigió al Ajax del ’90 y después a Barcelona, porque habla de la estética del juego y porque dice que le gusta jugar con tres delanteros-, le cuestionan que el equipo no ofrezca espectáculo. Él sabe que están en deuda pero se refugia en las victorias: “Pienso que podríamos hacerlo mejor, pero también son importantes los resultados”.
Paul Scholes, ex United y ahora comentarista de TV, cayó en esa trampa. “Van Gaal intenta un estilo como el de Barcelona” planteó hace unas semanas, pasando por alto lo que hizo con Holanda en el Mundial, y le cuestionó que no haya comprado jugadores con características para conseguirlo. Otros medios afirmaron que ya no era el mismo porque el United no atacaba tanto: “La prudencia, esa gran maldición de la madurez, desplazó la audacia de sus años de gloria. Van Gaal esta temporada ha sido irascible pero nunca volcánico. Quizás el fuego se está apagando. Quizás el genio se está volviendo viejo”, escribieron.
Cuando agarró Manchester United, el año pasado, hablamos de su filosofía e intentamos aclarar ese punto conflictivo. Van Gaal, dijimos, es demasiado pragmático para tener un único estilo. “Vos tenés que decidir cómo juega tu oponente, él no puede decidir cómo jugás vos”, argumenta. No se trata de sistemas, aunque tenga preferencias: “el 1-4-3-3 porque es la manera más fácil de dominar el juego, se generan triángulos en toda la cancha y eso le da siempre a los jugadores al menos dos opciones de pase”. Se trata de dominar al rival. En esa lógica, los futbolistas son actores y los dibujos tácticos son sus papeles en la obra. Lo importante es el creador: “El entrenador es el punto focal del equipo”, proclama van Gaal.
Periodistas, hinchas, e incluso sus futbolistas, llevan meses sorprendiéndose por los constantes cambios, de nombres -salvo De Gea y Rooney que parecen los únicos fijos- y de esquemas, que van Gaal introduce en el United en cada partido. En las 32 fechas que van de la Premier utilizó, al menos, cinco dibujos diferentes, hay jugadores como Mata que pasaron por cuatro puestos, puso a medios en la defensa y en el ataque, a delanteros en el medio y a un central (Jones) a patear córners. Las lesiones no ayudaron, sufrió muchas durante la campaña, pero la mayoría de las variantes fueron tácticas. Para algunos, tanto cambio habla de una “indecisión debilitante”, para otros de su búsqueda obsesiva por mejorar e imponerle condiciones al rival.
“Nosotros jugamos a tener la pelota pero si pasan 70 minutos y no tenemos éxito entonces cambio mi estilo y, por supuesto, aprovechando la calidad de Fellaini jugamos más pases largos”, explicó van Gaal sobre su novedosa táctica.
Un tema clave fue la defensa. Pese a las ausencias, arrancó jugando con tres en el fondo como lo hizo con Holanda en Brasil. Pasaron las tres primeras fechas sin victorias y aceptó que jugar con cuatro atrás era mejor para las características de sus defensores. En la 4ta jornada ganaron, pero hasta la 10ma el equipo apenas consiguió tres victorias y empató cuatro veces. En la 12da, volvió a la línea de tres y derrotaron a Arsenal, en Londres. Uno de los puntos fuertes de la temporada es que le gana a los de arriba. En los diez partidos siguientes, casi siempre con línea de tres, tuvo una de sus mejores rachas, apenas perdió un partido.
Pese a los resultados y los experimentos -probó a ocho jugadores como centrales- era evidente que el equipo la pasaba mal en el fondo. Cuando le ganaron 2-0 a QPR la tribuna gritó “4-4-2”. Ante la prensa van Gaal afirmó: “Tengo que mirar a los jugadores y comunicarme con ellos y observarlos. No puedo prestar atención a los hinchas porque Manchester United tiene 600 millones de hinchas en todo el mundo. No podés tener en cuenta 600 millones de opiniones”. Pese a las palabras, no volvió a jugar con línea de tres en la Premier. Hoy los centrales son Jones y Smalling, pero Rojo, que también puede ser lateral, entra seguido en el equipo. De hecho, es el central con más partidos jugados.
En ataque, van Gaal experimentó aún más. En esas rotaciones, jugadores que parecía que no tenían lugar salieron fortalecidos, como Fellaini que estuvo a punto de irse a préstamo a Napoli, mientras que las nuevas figuras se acomodaron entre los suplentes. Di María, el fichaje insignia, apareció por la banda izquierda y por la derecha, por el centro del campo y como delantero. Nunca se lo vio demasiado cómodo con tanto cambio, sin embargo, pese a no brillar, es el máximo asistidor con diez pases gol. Aunque salió del equipo por una suspensión, Lucho lo tiene en cuenta. En Premier, de 32 fechas, fue titular en 19 y entró en otras 4. Sacando el rato que estuvo lesionado, siempre estuvo entre los convocados.
La situación de Falcao parece más complicada. Ya conocemos de su paso por Barcelona que van Gaal no tiene problema en cargarse figuras. El colombiano se sumó al equipo para pelear un puesto con Rooney y van Persie. Le dieron chances, a veces sólo y a veces acompañado, pero no rindió. Jugó doce partidos de titular y entró nueve veces desde el banco, hizo apenas cuatro goles -en Mónaco esta campaña hizo dos en un partido y medio-. Demasiado poco para la competencia que tiene. Lucho, igual, lo tiene en el banco y lo hace entrar, siempre entendió el negocio, pero será difícil que siga en el club.
Las soluciones ofensivas que United necesitaba llegaron con la nueva invención de van Gaal: utilizar a Fellaini como pivot de fútsal, en una cancha de once. La primera vez que lo probó fue en un partido de FA contra el humilde Cambridge. Sorprendió a todos la frecuencia con que United usaba el pase largo a la cabeza del belga para romper la defensa rival. Desde hace un mes, en la goleada 3-0 ante Tottenham, la táctica se afianzó.
A partir de entonces, sin van Persie, lesionado, Manchester jugó con el 1-4-3-3 que le gusta al DT, pero con medios atentos a la marca como wines. Delante de los defensores, arma triángulos con Carrick entre los centrales; Ander Herrera a su derecha, vinculando con Mata, un falso puntero derecho que se cierra para organizar juego, y Valencia, que es lateral; Young como puntero izquierdo, cerca de Blind, el otro lateral, y de Fellaini, un interior adelantado que juega casi como un segundo delantero, para bajársela de cabeza a Rooney, que se transformó en el goleador del equipo.
Un artículo del diario The Guardian que analiza el nuevo fetiche de van Gaal explica el éxito en números. “Fellaini participó en 9 duelos aéreos por partido esta temporada -el doble que cualquier otro mediocampista- y ganó 5.5 de ellos -el mejor de la Premier en su puesto-“. La estrategia de van Gaal es tradicional en el fútbol inglés. Muchos otros equipos de la historia jugaron a tirar pases largos a un grandote que cabecea bien. A veces era el centro delantero y otras un puntero, pero nunca, como con el belga, un mediocampista.
El recurso, que parece extemporáneo para el fútbol de toque actual, aprovecha la capacidad de Fellaini para ganar a la carrera –ejemplo– ante marcadores más bajos y estáticos y, así, desequilibrar a las defensas que el United no sabe como desarmar. En el clásico contra el City se vio un último ejemplo práctico. “Puede no ser sutil, puede no ser del estilo que el estereotipo demanda de un maestro estratega holandés, pero está funcionando”, dice The Guardian.
La primera vez que aplicó el ataque-Fellaini en la Premier, en el empate 1-1 ante West Ham, la prensa cuestionó a van Gaal porque el equipo jugaba al pelotazo. “Nosotros jugamos a tener la pelota pero si pasan 70 minutos y no tenemos éxito entonces cambio mi estilo y, por supuesto, aprovechando la calidad de Fellaini jugamos más pases largos. Pienso que es una buena decisión del entrenador”, se defendió. Acto seguido, sacó un reporte estadístico y agregó: “West Ham jugó 71% de pases largos hacia adelante y nosotros 49%, les doy esto, pueden sacarle fotocopias si quieren”.
Pero lo que van Gaal contó como una experiencia puntual, fruto de la necesidad, es un rasgo distinto de su equipo en esta temporada. Según un medio inglés United es, detrás de Wolfsburgo, el 2do equipo que más pases largos jugó en la campaña. Tercero, para sorpresa de muchos, está el Bayern de Guardiola. El pase largo, en el adn del juego directo del DT holandés, es una herramienta para abrir defensas cerradas que están usando incluso los equipos que más cultivan la posesión de la pelota. Hasta el Barcelona de Luis Enrique comenzó a hacerse notar por esto.
Así llega Manchester United al partido clave de este sábado ante Chelsea, el líder, en Londres. Van Gaal parece haber encontrado el estilo, al fin. Enfrente estará Mou, su alumno. No debería sorprender si Lucho patea el tablero. Si la vuelta de van Persie lo hace cambiar, si pone a Rooney de central o Carrick de nueve. Se trata de imponer condiciones, de sorprender al rival, de ganar y, sobre todo, de que todos hablen de van Gaal. Y siempre lo consigue.