Pablo Guede, como entrenador, lleva dirigidos 99 partidos. En Nueva Chicago y en Palestino de Chile. Ganó 50, empató 15 y perdió 34. Es decir, obtuvo el 55,55 de los puntos en juego. Sus equipos marcaron 154 goles y recibieron 122, lo que deja un coeficiente favorable de 35 goles.
Con Chicago consiguió el ascenso a la B Nacional en 2014. Con Palestino fue 4° en el Apertura 2014, subcampeón en la Copa de Chile 2014, 16° en el Clausura 2015 (coincidió con su participación en la Copa Libertadores, en donde fue eliminado en la fase de Grupos), 4° en el Apertura 2015, eliminado en fase de Grupos de la Copa de Chile 2015 y actualmente marcha 4° en el Clausura 2015.
Hasta acá los números. Favorables si se tiene en cuenta que no dirigió a equipos de punta y que consiguió ubicarlos muy por encima de los que se esperaba de ellos.
La gran pregunta que se hacen la mayoría de los simpatizantes de San Lorenzo es, más allá de las estadísticas, cómo juegan los equipos de Pablo Guede. Y más aún: ¿podrá mantener sus convicciones y hasta potenciarlas en un club grande?
En principio, lo que los hinchas deben saber es que con Guede es muy probable que se termine el ya mítico doble 5 de San Lorenzo. Ese tándem de Ortigoza-Mercier, Ortigoza-Kalinski o Mercier Kalinski ya no se lo verá muy seguido, por lo menos no en el formato actual.
Otra de las cuestiones más destacadas es que los centrales deberán jugar mano a mano. Es decir, una de sus prioridades es asumir riesgos. ¿Ustedes se preguntarán cómo defiende entonces? Ahí está la clave de lo que propone Guede, y que se define con una frase: “La importancia de los 5 segundos.” ¿Qué quiere decir esto? Que sus equipos tratan de recuperar la pelota en ese tiempo mediante la presión en la mitad de la cancha. “Si conseguimos recuperar la pelota en 5 segundos no dejamos pensar al adversario y además conseguimos sorpresa, porque siempre en las segundas jugadas los rivales están desorganizados”, dice Guede.
¿Cómo se trabaja este tipo de juego defensivo? “Cuando perdemos la pelota, lo único que deben hacer los jugadores es elegir a un adversario y marcarlo. No importa el lugar de la cancha en donde se encuentren. Es fácil darse cuenta. Ellos tienen camisetas diferentes”.
Jugar mano a mano, como es obvio, tiene riesgos. Se necesita un arquero adelantado y centrales preparados para jugar con mucho terreno por delante. También precisión en los relevos. El repliegue de los marcadores de punta y las coberturas del volante central son clave para que el equipo, defensivamente, no quede permanentemente descompensado.
Otra de las marcas de los equipos de Guede es, para fastidio de algunos, salir jugando. “Si tiramos la pelota para arriba, sin pensar, la dividimos. La mejor manera para que no nos hagan goles es tenerla nosotros”, sostiene Guede. Y agrega: “Y hay otra ventaja. Los delanteros rivales nos pueden apretar en la salida una, dos, tres veces. Pero después de correr 40 metros en varias ocasiones, ya no tienen aire para seguir haciéndolo. Y ahí, cuando ellos se cansan, es cuando debemos aprovechar y mostrar lo mejor de nosotros”.
¿Siempre sale jugando? “Una cosa es salir de abajo cuando hay posibilidades y otra suicidarse. Mis equipos siempre buscan superioridad numérica, básicamente, en la mitad de la cancha. Si la encontramos en los defensores, salimos desde atrás, pero si los rivales nos marcan muy arriba, buscamos saltear y utilizamos a los volantes. La única verdad es jugar donde nos sobra gente”.
Si Guede acuerda con los dirigentes de San Lorenzo su contratación, otra de las cuestiones a tener en cuenta es la cantidad de gente que llega a posiciones ofensiva. De arranque son tres, porque juega con tres delanteros. Pero a ellos hay que sumarle a los marcadores de punta y, por supuesto, a los volantes externos. No va a extrañar ver a cuatro o cinco jugadores pisando el área adversaria o por todo el frente de ataque.
Dicho todo eso, hay más preguntas. ¿Acaso Guede no tiene miedo a perder tomando tantos riesgos? Responde el mismo entrenador: “El fútbol es un juego. Se puede ganar, perder o empatar. Yo hago todo lo necesario para llevarme los tres puntos, pero soy consciente de que si el rival nos supera o nos anula, lo más probable es que no obtengamos los resultados que buscamos. Dicho esto, debo admitir que no tengo miedo perder. Siempre que asumo con entrenador en un equipo, tango muy claro que a la corta o a la larga, me van a echar. Por eso, si es que me toca perder, prefiero que me pase con las armas que más me gustan.” Y allí acuña su frase de cabecera: “Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar”.
¿Cuáles son sus referentes? ¿Admira a Bielsa? “Creo que Bielsa es un grande, porque trabaja los aspectos individuales de cada jugador de forma única y eso para mí es importantísimo”. ¿Y se siente identificado en su manera de jugar? La respuesta es tajante: “No. Yo trato de robar idas de muchos lados para después volcarlo a mi librito. Admiro a Guardiola, a Tito Vilanova (Nota: fue su amigo), Bielsa, Mourinho, Ancelotti, Simeone y a todos los grandes entrenadores. Pero adapto sus conceptos a lo que me gusta. Y para mí, el 4-3-3 es la esencia. Aunque también, en Palestino, jugué mucho un 3-4-3. Es decir: tres defensores y siete delanteros.”
Este es Pablo Guede. El técnico que muy probablemente llegue a San Lorenzo. Podrá ganar, perder o empatar. Le podrá ir bien o mal. Lo único seguro es que no pasará inadvertido.