La fecha elegida parece sugerir la idea de un homenaje. La asamblea extraordinaria de la AFA que definirá si el fútbol le da un marco normativo a las sociedades anónimas deportivas, será el 22 de noviembre. El mismo día en que Mauricio Macri le ganó el ballotage a Daniel Scioli en 2015. El presidente de la Nación se sentiría reivindicado si los actuales dirigentes le entregaran sus clubes al mercado. Porque él perdió 34 a 1 una recordada votación el 20 de julio de 1999 cuando propuso la idea que se volverá a tratar el mes próximo. Tuvieron que pasar poco más de diecinueve años. Ya no está Julio Grondona, ni se descuenta un resultado como aquel que terminó en paliza. Ahora 43 asambleístas deberán resolver si quieren un torneo entre empresas al estilo mexicano o semejante al de España, donde salen campeones casi siempre Barcelona y Real Madrid. El próximo jueves el Comité Ejecutivo que conduce Claudio “Chiqui” Tapia formalizará la inclusión del tema en el orden del día. Es un gesto de apertura hacia el Gobierno y sus lobistas que cambiaron de estrategia para pagar el menor costo político. Primero se discutirá la cuestión en la AFA y después en el Congreso. El camino es largo y para empezar requiere de un cambio estatutario en la asociación, de que lo aprueben tres cuartas partes de la asamblea y por último los socios en cada club, siempre que estuvieran de acuerdo. Algo que hoy parece muy improbable habida cuenta de cómo se movilizan, concientizan y luchan contra la iniciativa oficialista.
La última vez que se modificó el estatuto de la AFA fue el 24 de febrero del año pasado. Un cambio clave fue la reducción de los asambleístas, que pasaron de 75 a los actuales 43. Con este número, los clubes de Primera División quebraron la histórica mayoría que tenían el Ascenso y el fútbol del interior. Ahora son 22 contra 21 y aunque en el torneo más importante participan 26 equipos, se deciden los asambleístas en base al promedio y los últimos cuatro quedarán afuera de la reunión del 22 de noviembre.
La Superliga no es un bloque homogéneo que pueda imponer su voluntad a la asamblea. Los principales dirigentes de San Lorenzo, Independiente, Vélez, Lanús y Argentinos Juniors se resisten a la idea de que avancen las sociedades anónimas. Los de Boca, Racing, Huracán, Estudiantes, Gimnasia, Defensa y Justicia y Godoy Cruz creen necesario dar la discusión o bajan línea a favor, depende de quién hable. River está en una zona gris que combina la oposición de Rodolfo D’Onofrio a las SA con el guiño de Jorge Brito (h) a que puedan discutirse. Igual que el CEO de la Superliga, Mariano Elizondo, quien en una entrevista que le concedió al diario Perfil el 19 de mayo pasado señaló: “Por lo menos, habría que dar el debate y ver qué tipo de vínculo jurídico queremos con los clubes. Estoy convencido de que no importa la relación jurídica pero sí la gestión. Hay clubes que pueden ser SA y ser un fracaso estrepitoso, y otros pueden ser asociaciones civiles sin fines de lucro y estar muy bien gestionados. O a la inversa. La figura jurídica no te garantiza nada”.
Elizondo está inhabilitado para administrar sociedades comerciales por un año tras el fallo de la quiebra de Oil Combustibles –la empresa de Cristóbal López y Fabián De Sousa– que dictó el juez del fuero comercial Javier Cosentino en mayo pasado. Pero haber integrado el directorio de la petrolera no lo inhibe de estar al frente de una asociación civil como la Superliga. El fútbol ha tenido dirigentes de sobra que pasaron por una situación de quebranto en su actividad privada y siguieron gobernando sus clubes como si nada. Pero peor la pasaron aquellas instituciones que se acogieron a diversas fórmulas de gerenciamiento más o menos encubiertos, con quiebras, concursos de acreedores o ni siquiera con ellos.
Los directivos que se oponen a las SA desconfían de una propuesta que se atribuye al joven vicepresidente 1º de River, Brito (h). La habría presentado en la Superliga y es que el voto sea secreto en la asamblea extraordinaria de la AFA. “Nos preocuparía que se resuelva así el tema de las sociedades anónimas, porque hay dirigentes que están dudando y sin sentir la presión de votar a mano alzada podrían cambiar de opinión”, le dijo el presidente de un club del Ascenso a PáginaI12. Hay un núcleo duro integrado por Daniel Pandolfi de Ferro, Mauro Altieri de Olimpo de Bahía Blanca, Pablo Bossio –el hermano de Diego, diputado del Frente Renovador– de Ramón Santamarina de Tandil y Gabriel Greco de Atlanta –entre otros– cuyos asambleístas se opondrán a la reforma del estatuto. Tendrían los votos suficientes para hacer caer la iniciativa de Macri si se suman los de algunos clubes de Primera. Con once voluntades les alcanzaría.
Pero lo que inclinaría la balanza de manera decisiva en un sentido o el otro es lo que decidirán los asambleístas incondicionales de Chiqui Tapia. Son Diego Lis de Villa Dálmine, Mario Giacomini de Estudiantes de Buenos Aires, Alberto Trípoli de Acasusso, Diego Turnes de Barracas Central –el club del presidente de la AFA– y una buena parte de los representantes del Consejo Federal (son cinco) y el torneo Federal A (son dos).
Entre los que dudan o están a favor de que las SA puedan ser asimiladas por el estatuto de la AFA, casi ningún dirigente se hace cargo en público de lo que piensa. La excepción es Andrés Fassi, el presidente de Talleres, socio del empresario Jesús Martínez Patiño en cinco clubes del exterior: Pachuca, León, Coyotes y Mineros de México, más el Everton de Chile. No es casualidad que Boca, Talleres y Defensa y Justicia acompañen la idea de Macri. El empresario Christian Bragarnik domina a discreción las operaciones comerciales con futbolistas que se hacen en los tres clubes desde su empresa Score Fútbol SA, ubicada en Puerto Madero. Empresarios como él son los que esperan por ese mundo de más y mejores oportunidades que les abrirían las sociedades anónimas en el fútbol. Habrá que esperar hasta el 22 de noviembre. Una asamblea podría ser el vehículo para que la pasión se transforme para siempre en mercancía. Sería bajo un marco que les daría mayor previsibilidad jurídica a los capitales de adentro y de afuera. Ya no comprarían solo jugadores. También comprarían los clubes en donde jugarían.
Artículo publicado en Página 12.