Mientras los candidatos de Cambiemos, 1País y Unidad Ciudadana –por nombrar a las tres fuerzas más importantes– calientan motores para la campaña que se viene con la idea de cambiar dos tercios de las bancadas de diputados y senadores, el fútbol cerró una etapa histórica que se extendió por ocho años: Fútbol para Todos, tal como lo conocíamos, dejó de existir.

cf289402ef96El final es consecuencia de la devolución de favores que el presidente Macri le hizo al Grupo Clarín y a sus socios, es decir a su sostén mediático antes de asumir la presidencia y desde que es gobierno, por lo menos hasta ahora. Decimos por lo menos hasta ahora porque todos sabemos – y queremos suponer que Macri también– de la ingratitud de este Grupo cuando se acercan los finales de los mandatos, más allá de que a Macri le queda todavía la chance de ir por la reelección dentro de un par de años. No vaya a ser que la luna de miel, sostenida en las prerrogativas que el Gobierno le ha dado a Clarín –derogación de la Ley de Medios, ingreso al mundo de las telefónicas y ahora el fútbol, por citar solo tres de los más visibles– se termine más temprano que tarde y lo que hoy es amor y paz muy pronto se convierta en un combate de trinchera, cuerpo a cuerpo, como ya le ha ocurrido a la mayoría de los gobiernos democráticos que asumieron desde el 1983 a esta parte.

Si nos atenemos a algunas cuestiones puntuales, nos queda la duda sobre la capacidad del Gobierno de Cambiemos de mirar un poco más allá de su ombligo. ¿Por qué habría de estar atento a la perspectiva de una ruptura con Clarín si no se da cuenta de que muchas de las políticas económicas que está practicando son las que nos llevaron al desastre del 2001? Este no parece ser un gobierno que repasa la historia reciente del país. Y si la revisa, no le interesa.

Dicho esto, volvamos a lo nuestro. Decíamos que se terminó Fútbol para Todos, es decir un programa gubernamental que ampliaba derechos para los sectores más endebles. De ahora en más, habrá que pagar. Y como decía el asesor gubernamental Fernando Niembro, “si no te gusta, andate a Cuba”.

futbol_para_todos.jpg_1661562401Ya hemos abundado sobradamente en los argumentos que esgrimían algunos periodistas de panza llena para denostar a Fútbol para Todos. Los ejes eran dos. El primero, sostenía: ¿Por qué hay fútbol gratis mientras las escuelas y hospitales se caen a pedazos?

Este asunto, creemos, ya quedó saldado. Desde hace un año y medio el Gobierno gasta mucho menos por el fútbol y ya está muy cerca de pagar cero. Y sin embargo, no se construyeron escuelas ni hospitales, no se arreglaron los que ya estaban destruidos y, aún peor, se pone el acento en más recortes, como por ejemplo están haciendo con las pensiones por discapacidad o viudez. Ni que hablar de la cantidad de programas sociales que se han dado de baja. O de las computadoras que ya no reciben los alumnos de los colegios. Está claro que ni un centavo de lo que se destinaba al fútbol fue o irá hacia lugares que uno pueda decir que ayudarán a los sectores más expuestos de la sociedad. Esa posibilidad no está en el ADN del Poder Ejecutivo Nacional.

El otro argumento esgrimido era más desopilante. Los periodistas con la panza llena decían también que era injusto que un jeque árabe millonario alojado en el Four Season pudiera ver gratis el fútbol. Que eso no pasaba en ningún lugar del mundo. Que un tipo con semejante poder adquisitivo debía pagar por el derecho a ver el fútbol. No tenían en cuenta que si ese jeque garpaba, también lo iban a tener que hacer el 30 por ciento de argentinos que está en una situación vulnerable. Es una lógica absurda que choca de frente con lo que se denomina ampliación de derechos.

futbol-para-todos-elio-rossi-1440x864_cSin embargo, es muy parecida a la que utiliza el gobierno en algunas cuestiones: ya vimos que si descubre alguna irregularidad en algún derecho, no se rectifica el error o se castiga el ilícito sino que se barre con el derecho. O sea, como diez individuos hicieron cagadas, lo quitamos el beneficio a cinco millones de personas. Ridículo. Pero real.

Bien. Ahora el jeque árabe alojado en el Four Season pagará para ver fútbol. Lo mismo que el fulano que vive en La Matanza, en Recoleta, en la Villa 1-11-14 o en cualquier otro lado de la Argentina. El que tiene guita, zafa; el que está a la intemperie, se jode.

Ya fue dicho mil veces también que el Programa Fútbol para Todos era mejorable. Lejos estaba de de ser perfecto. Nunca se entendió demasiado la razón por la que no se permitieron sponsors externos o publicidades. De esa manera se podría haber reducido el gasto y las voces en contra se hubieran acallado. Bah… eso creemos. Porque seguramente, con esa manía de correr el arco permanentemente, es probable que hubieran encontrado alguna otra razón para el enojo.

futbolparatodosnotaSiempre se atribuyó esa idea al ex presidente Néstor Kirchner, quien –según se dice– quería una cañón publicitario para potenciar la comunicación del gobierno anterior en tiempos que venía golpeado después de la crisis desatada por la resolución 125 que generó el conflicto con los sectores agro exportadores.  Imposible de saber si eso fue verdad. Lo único claro fue lo que ocurrió: el anterior Gobierno jamás le abrió la puerta a anunciantes privados que le permitieran paliar el gasto. Y ahí, tal vez, se pueda encontrar el error que, como en tantas otras cosas, le abrió la puerta de par en par a Cambiemos para dar de baja un (otro) derecho adquirido.

Dicen que este semestre, previo a las elecciones, se verá por los canales de cable regulares sin tener que pagar un abono extra. Será, entonces, parte de la campaña política. Pero a prepararse, porque en enero, se viene el vizcachazo.  Es decir, si en el futuro querés ver fútbol gratis, sacate un pasaje para Cuba. Como ya lo debe estar haciendo el jeque árabe, muy preocupado por mantener para sí ese beneficio. Lástima que al resto de los argentinos ya no nos queda guita ni para viajar en subte.