Desde que quedaron confirmados los tres clásicos en línea, hay una corriente periodística que sostiene que el Boca-River del campeonato no le interesa a nadie, que los importantes son los dos enfrentamientos de la Copa Libertadores, porque –dicen– definen algo concreto.
¿No es de pavote pensar que el Boca-River que se jugará el domingo no tiene ningún atractivo? ¿Acaso el torneo local no parece interesante? Con Boca y River punteros e invictos, ¿no habría que ponerle toda la atención al primer enfrentamiento? Arruabarrena, Gallardo, los jugadores, hinchas y dirigentes de ambos equipos, ¿piensan igual? ¿Les da igual ganar, empatar o perder?
En principio, diríamos que no. Que un partido por el torneo local, un clásico como Boca y River, tiene interés, importancia y atractivo en cualquier circunstancia, y mucho más con la actualidad que exhiben ambos equipos. Por más que después del choque del domingo queden 19 fechas por jugar, no tenemos dudas de que no da igual cualquier resultado. De otra manera no se entenderían los superclásicos de verano, que no son por nada más (ni menos, claro) que el honor. Porque este tipo de partidos no son iguales a cualquier otro. No tenemos dudas de que Gallardo y Arruabarrena pondrían suplentes antes de los partidos de la Copa Libertadores si los adversarios fueran otros. Pero no lo harán. Porque Gallardo tendrá enfrente a Boca. Y Arruabarrena, a River. Y los dos entrenadores conocen perfectamente la importancia que tienen estos juegos no sólo en las cuestiones matemáticas.
Ahora bien. Supongamos que tienen razón aquellos que relativizan la importancia del partido por el torneo local, argumentando que todavía quedará por delante un tercio del torneo y que habrá innumerables oportunidades de recomponerse.
¿No se tiene en cuenta cómo saldrá uno u otro con un triunfo o una derrota de cara al choque posterior? ¿Es lo mismo ganar que perder y salir a jugar el primer partido de la Copa Libertadores con el ánimo machucado o con la estima por el cielo? ¿El fútbol no se nutre también de las cuestiones emocionales? Los equipos, ¿no se fortalecen en el éxito y dudan en la derrota? ¿No será ese primer choque una prueba vital para lo que vendrá? Una actuación memorable o un resultado positivo, ¿no puede marcar el futuro?
Porque todas las preguntas tienen respuestas precisas, me inclino a defender que el choque más importante es el del campeonato. Es decir el que viene. En el deporte, e incluso en cualquier otra cuestión, nunca hay que gastar antes de tiempo. Y mucho menos perder.