¿Para qué sirve un partido como éste?, era la pregunta que nos hacíamos en la redacción mientras mirábamos un Argentina-Brasil en Arabia Saudita, con más de 30 grados de sensación térmica y ambos equipos jugando con el freno de mano puesto. En caliente nos respondíamos que el empresario que lo organizó habrá ganado dinero y lo mismo las dos federaciones. Pero… ¿y el fútbol?
¿Es más útil para Scaloni, o para el técnico que sea, ir a jugar en esas condiciones con un plantel nuevo que trabajar 10 días en un lugar a solas machacando conceptos, conociendo personalidades, en fin, haciendo grupo en el buen sentido. La mayoría de los futbolistas “europeos” ya están jugando con frío y los poquitos “argentinos” disfrutan la primavera. ¿Sólo por dinero viajamos al calor agobiante de Arabia?
Ya un poco menos enojados con el ritmo cansino, o quizás porque en el segundo tiempo los dos subieron algo la marcha, entendimos que el amistoso sirvió, por ejemplo, para que Saravia demostrara que no se comió ni media contra los firuletes de Neymar y le ganó el doble de lo que perdió. Y que, del otro lado, Tagliafico es un tipo confiable. Como estamos hablando de laterales, probablemente el déficit más grande del fútbol argentino en los últimos años, entonces hay que concluir que el amistoso dejó buenas noticias.
Pero claro, también somos un poco masoquistas y nos gusta recordar el pasado para abrir absurdas e innecesarias viejas heridas. Y cada vez que veíamos participar a Lo Celso nos agarrábamos de los pelos de la bronca (y eso que jugó apenas 6 puntos). ¿Qué hizo de malo Lo Celso para no haber jugado un solo segundo en Rusia? ¿Fue decisión de Sampaoli? ¿De Mascherano? ¿De Messi? ¿De Chiqui Tapia? ¿De Martín Arévalo y por eso TyC Sports no lo manda más a la Selección? El que haya sido debería levantar la mano, ofrecer disculpas y dejar de dedicarse a este asunto. Lo Celso es un jugador que entiende el juego como pocos. Eso significa saber dónde ubicarse, saber en qué momentos ofrecerse, saber cómo pasársela a cada compañero, si al pie o al espacio. Lo Celso sabe leer las jugadas, acompaña a los de arriba, ayuda a los de abajo. Lo Celso tiene técnica, panorama y pegada. Quizás lo que les dio miedo a los gerontes del fútbol es que Lo Celso es el prototipo del jugador moderno. Y por eso vimos en Rusia a una Selección vieja y gastada. Por supuesto que de nada sirve llorar a esta altura pero bueno, amigo lector, permítanos una catarsis.
Entonces salgamos de la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue y démosle la bienvenida a esta renovación a la que se está animando Scaloni. No se animó Martino, no se animó Bauza y menos se animó Sampaoli. Así les fue a todos repitiendo la misma receta y así se fue estancando el fútbol argentino. Para salir de la oscuridad nada mejor que tomar medidas drásticas. Y asumir que no habrá soluciones mágicas de un día para el otro. Esto será día a día, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido. El tiempo sobra.