¿Por qué Sampaoli no quería jugar este partido? ¿No quería ver la realidad? Siempre, pero siempre, en cualquier actividad te hace mejor jugar contra los mejores. Ganarles a los débiles sólo aumenta un ego ficticio. España le dio a la Argentina un baño de realidad. Paradójicamente, en España, a un “baile” como el que se comió Argentina, le llaman “baño”.
¿Cómo puede salir Argentina a jugar un partido sintiéndose inferior, aunque lo sea? Porque el mensaje de Sampaoli, desde la formación, fue ése. El trío Mascherano / Biglia / Banega fue absolutamente innecesario. Tan malo como el mensaje fue la lectura del entrenador. España es experto en cuidar la pelota y es muy difícil sacársela aunque se forme un equipo con 11 recuperadores expertos. En España juegan todos y la Selección se tuvo que buscar la vida con lo que pudieran hacer Meza (digno debut) y Lo Celso. La mejor manera (¿la única?) es tratar de tenerla lo más posible. Pero la formación inicial no estaba ni cerca preparada para eso.
¿Era necesario hacer tantos cambios cuando el equipo ya era goleado y vapuleado? ¿Qué lectura puede hacer nadie sobre el debut de Lautaro Martínez, por ejemplo? En un partido ya deshecho, salvo por las excepciones de las lesiones, deberían haber terminado los que empezaron. Acá, el técnico le faltó tacto.
¿Qué hay que hacer con la falta de confianza de Higuaín? Aunque España fue mejor de punta a punta, Argentina tuvo la más clara, clarísima, con el partido 0 a 0. Pero, Higuaín. El Higuaín al que se le achica el arco cada vez que usa la camiseta celeste y blanca. Lo escribimos, un poco en broma y otro poco en serio, después de la victoria con Italia: hay que organizar un amistoso contra un rival bien débil para que el Pipita se saque la mufa. Porque es el típico caso de “cuando entre una, entran todas”. Pero, mientras tanto…
¿Quién lo ayuda a Higuaín? Es verdad, España también jugó con un solo delantero clásico, pero los dos laterales y todos los volantes aparecieron por sorpresa. Hasta Thiago, el supuesto recuperador, llegó para meterla. Otra cosa fundamental que le faltó a la Selección: sorpresa.
¿Qué habría pasado con Messi? Imposible saberlo. Seguramente España habría tenido una preocupación que, finalmente, no tuvo.
¿Se necesitan otros nombres? No parece que alguien falte, salvo Dybala. Eso sí, será tiempo para depurar los candidatos a la lista. Analizar si los buenos del campeonato local, podrían estar a la altura. Por ejemplo: cuando Benedetto la rompía en Boca, la Selección le quedó gigante. Lamentablemente, no se lo pudo evaluar a Lautaro como una posible solución.
La conclusión es que, hoy, Argentina es Messi, Otamendi y poco más. Y si al fútbol se juega con 11 y la Selección tiene apenas dos tipos confiables se puede decir que “no somos nada”.