Empecemos por lo bueno…

Gracias, Guardiola… Aquel Nicolás Otamendi que apenas debutó en Vélez ya había deslumbrado a todos, volvió en versión mejorada. Su fulgurante aparición allá por el 2008 provocó que Maradona lo llevara a Sudáfrica con apenas dos años en Primera. Y de ese Mundial queda el recuerdo del baile que se comió Argentina contra Alemania con Otamendi como uno de los que más sufrió por jugar como lateral derecho. El chico que pintaba para ser el indiscutido central de la Selección por varios años, ya no lo era. Ni siquiera fue convocado por Sabella para Brasil. Sin embargo, el casi año y medio con Guardiola, lo transformó en un jugador de elite. Fundamentalmente porque a sus virtudes como defensor, le agregó juego, mucho juego. Como en el Manchester City no se revienta una pelota, y a Sampaoli le interesa más o menos lo mismo, Otamendi demostró en estos dos partidos que puede ser un líder del equipo, por fútbol y por temperamento también. No le quema la pelota, la toca donde debe, se ofrece como salida, aporta juego aéreo en las dos áreas… El titular número dos de esta Selección.

Ya en el Mundial, cada vez que le tocó jugar, demostró que es un mediocampista moderno. O Seleccionde esos antiguos que se extinguieron, si se quiere. Los que eran capaces de ayudar al 5 para recuperar y también al 10 para jugar. Y, además, llegar por sorpresa. Enzo Pérez lo hace en River y no le pesó ni medio la camiseta de la Selección. Igual que Otamendi, se muestra siempre para ser salida y distribuye como corresponde. Justo, entre los dos, armaron una de las mejores jugadas del equipo contra Nigeria: escalada del central y pase perfecto para la diagonal de Enzo, que llegó algo exigido. Otro fijo para acompañar a Lionel.

Sigamos por lo que genera ilusión…

Lo primero es la buena lectura de Sampaoli. Lo Celso no jugó un buen partido contra Rusia pero sí se le notaron las buenas intenciones. Y por eso el técnico le dio otra oportunidad con Nigeria. Sin ser una maravilla, sacó boletos para pelear por un lugar entre los 23. Pese a su juventud y poca experiencia con la Selección, no intentó demostrar todo en una jugada (al revés que Dybala). Pausa, criterio, buen pase, ubicación. Más que lo que muestran Pastore o Banega, cuando le toca jugar en esa posición.

Si seguimos con la juventud, hay que abrirle el crédito a Pavón. Todavía parece estar un poco verde para este nivel pero tiene mucha velocidad y juega en un puesto con poca competencia. Tiene mucho que aprender, sobre todo a no confundir rapidez con apuro, aunque en los fríos números, lo suyo fue irreprochable: dos asistencias para dos goles de Agüero.

El Kun, justamente, por si alguien dudaba, es un delantero de clase A. Tiene gol (qué novedad) y sabe moverse adentro y afuera del área. Sin embargo, es el puesto que más necesita de los buenos momentos de los futbolistas. Si sigue así, peleará con el 9 que la esté rompiendo pocas semanas antes del Mundial. ¿Higuaín? ¿Alario? ¿Icardi? ¿Scocco?

Y terminemos con lo malo…

No, Benedetto no parece una opción. Entre lo que jugó en las Eliminatorias y el segundo tiempo entero contra Nigeria está clarísimo que, por ahora, la Selección le queda enorme. Todas sus intervenciones fueron de malas para pésimas. Por momentos hasta pareció un colado dentro de la cancha. Jamás pudo sintonizar con nadie. Salvo que Sampaoli le haya visto algo que nosotros no, esta gira merece ser su salida del equipo.

Di María… ¿Qué se hace con Di María? Salvo en la altura de Quito, lo suyo viene siendo muy flojo. Nunca fue de entender el juego pero ahora se quedó sin lo que era su arma: el desequilibrio individual. Si el técnico lo consideraba importante precisamente por eso, pero… ¿ahora? Perotti merecía más minutos para saber si es una opción. Si fuera por lo que hace en la Roma, se quedaría con el puesto sin discusión.

Banega es otro de los históricos que no funciona. Parece ser un jugador de partidos cómodos. Mientras está todo lindo, se luce. Cuando las papas queman, no aparece. Le gusta demasiado llevar la pelota y cuando la mueve no hace nada muy trascendente. Encima, como 5, mostró falta de marca y ubicación.

A la defensa hay que dividirla en dos partes. Con Rusia y el primer tiempo con Nigeria, fue S3alentador el intento de salir jugando. Clave Otamendi, como ya dijimos, y Mascherano, por su experiencia en el Barcelona, no desentonó. Para Pezzella no fue lo mismo y cuando la pelota pasaba por él, se sentían mayores riesgos.

Es cierto que fue un comienzo de segundo tiempo muy raro el de Nigeria. Argentina salió confiada por la superioridad que había mostrado o desconcentrada por el desmayo de Agüero en el descanso. Aun así, los huecos que se dejaron son para preocuparse. O para ocuparse y buscar las soluciones pertinentes. Si Sampaoli está decidido a jugar con tres en el fondo, tendrá que trabajar a full en el retroceso del resto del equipo. Quizás, cuando Mercado, Rojo y Funes Mori estén recuperados, elija algo más tradicional.