De un tiempo a esta parte se armó una insólita carrera por ganar copas internacionales. Y los protagonistas principales son los que más tienen: Boca e Independiente.
Es por eso que Independiente está por jugar la Copa Melba (no, perdón, la Suruga Bank) y supuestamente le da tanta importancia. Desde algunos medios se empezó a agitar el asunto. Nadie habla de la calidad de los torneos obtenidos sino de la cantidad. O sea: es lo mismo la Suruga Bank que la Copa Intercontinental, el Mundial de Clubes o la Libertadores. Este es un punto de la cuestión. ¿Cómo puede ser que se les otorgue el mismo valor?
Pero hay otro: ¿realmente es tan importante tener más copas internacionales que el vecino? ¿Qué marca? ¿Se es mejor? La sensación que nos queda es parecida a esa competencia masculina para saber quién la tiene más grande. Completamente anecdótico y sin sentido. Porque a un hombre no se lo califica por al tamaño de su pene lo mismo que a un club no se lo define por la cantidad de títulos obtenidos.
Todo, para decirlo de una manera muy elegante, es una soberana pelotudez.
Y lo peor es que el viaje de Independiente a Japón, no tenemos dudas, le complicará el futuro cercano con torneos importantísimos como la Copa Argentina, la Copa Libertadores y la Superliga. Los que saben dicen que el tiempo de recuperación para el viaje de un equipo es de un día por cada hora de traslado. Por lo que Independiente tardará en estar óptimo físicamente para lo que se viene alrededor de dos meses. Demasiado para los tiempos que corren. Demasiado para creer que el hecho de ganar (o no, porque siempre existe el riesgo de perder) la Suruga Bank contra el Cerezo Osaka, el miércoles a las 7 de la mañana, lo convertirá en algo que no es y, al mismo tiempo, probablemente empeñará al futuro cercano.
Eso sí. Si la gana, empatará a Boca en títulos internacionales con 18 para cada uno. Y el sol brillará de otra manera. Por favor…