Damir Desnica es el único sordomudo en la historia del fútbol expulsado por protestar.
Al menos ése es el registro que queda en una de esas historias que son casi famosas pero todavía no. Digamos que la conocen más del otro lado del océano, porque el extraño episodio sucedió en un partido contra Real Madrid, en la Copa UEFA de 1984, e incluyó algunos indicios que dejaron cierta sensación de parcialidad con respecto al árbitro del partido.
Pero vamos por partes.
El hombre era puntero izquierdo, jugaba en Yugoslavia en la década del ’70 y había aterrizado en una ciudad sin demasiada tradición futbolística porque existía una escuela especial para niños sordos: Rijeka.
Desnica era bueno, está claro: jugó nueve temporadas y ganó dos títulos en el NHK, el club local. En total fueron 229 partidos, con 45 goles. Fue la estrella movediza de un club que se le plantaba al Estrella Roja, el Partizán de Belgrado, el Hajduk Split y el Dinamo Zagreb.
En 1984, metido en competencias europeas, el NHK eliminó a Valladolid en la primera ronda de la UEFA, y le tocó el duelo más exigente y esperado para la fase siguiente: el mayor ganador de Copas de Europa en todo el planeta, Real Madrid.
La ida fue en Yugoslavia y el NHK le pegó un pesto importante al Madrid. Le ganó 3-1, en un partido que pintaba para goleada, pero que terminó un poco más parejo en el marcador por un un gol de Isidro a ocho minutos del final. Acá hay un video de los goles para ver un poco de qué estamos hablando.
La vuelta parecía sentenciada después de un primer tiempo que terminó 0-0. De hecho, el resultado se mantuvo hasta los 15 del segundo tiempo, cuando el árbitro belga Roger Schoeters ya había expulsado a un jugador del Rijeka y cobró un penal que pueden juzgar a partir de los 15 segundos de este video:
Penalazo (?).
El segundo yugoslavo en sucumbir al gatillo fácil del juez fue Desnica.
“Por supuesto, fue un robo escandaloso. Me expulsaron por protestar, pero eso es imposible porque no puedo hablar”, le “comentó” el jugador ¡27 años más tarde! al diario As. Se ve que no se había olvidado. Antes de que se hagan los pícaros, aclaramos: el delantero se puede comunicar por señas, como lo hizo a través de todos sus años de fútbol. ¿Cómo se enteraba Desnica de que el árbitro pitaba? “Me hacían gestos mis compañeros y me daba cuenta porque todos los jugadores se paraban”.
Su expulsión en aquel encuentro de Copa llegó en el minuto 75, cuando el equipo perdía 1-0 y los españoles se venían fuerte a buscar el empate. “Me mostraron la roja por protestar y perder tiempo. Yo iba a sacar el córner y el árbitro me estaba metiendo prisa. Fue un escándalo”, “relató”.
Me expulsaron por protestar, pero eso es imposible porque no puedo hablar”, le comentó el jugador ¡27 años más tarde! al diario As. Se ve que no se había olvidado de aquel día.
Algunos dicen que en realidad lo amonestaron porque tardó una eternidad en sacar un córner. Se la ven más complicada cuando tienen que justificar la segunda amarilla. Dejemos que “hable” Damir: “La primera tarjeta me parece que fue en el mismo intervalo en el que yo fui a buscar el balón para sacar el tiro de esquina. Yo extendía los brazos porque no entendía nada. Lo que sí que me acuerdo es que Chendo me hizo dos penales y este señor, Schoeters, no pitó ninguno. Fue un robo en toda regla. Eso sí, luego este árbitro no volvió a pitar en su vida, pero a nosotros nos dejó sin la mayor ilusión de nuestra carrera”.
Real Madrid se puso 2-0. El juez echó a un croata más y -cuando estaban once contra ocho- Jorge Valdano metió el tanto de la clasificación en el minuto 84. Fue 3-0 y respiro para un conjunto que terminaría levantando el trofeo en esa competencia, en una final contra el poderosísimo Videoton de Hungría.
La crónica de aquel día en el diario El País fue bastante gráfica, aunque no hizo referencia a la protesta del hombre que no hablaba. La firmó José Damián González bajo el título “Un árbitro belga arrolló al Rijeka en el Bernabéu”. Decía así:
“El Madrid, que necesitaba dos goles para superar la eliminatoria, marcó tres. El primero, de penalti, cuando ya jugaba contra diez. En el segundo ya tenía enfrente a nueve. Al final, jugó contra ocho. Desnica es un extremo hábil, rápido y muy peligroso. Juega mirando de reojo a sus compañeros, con quienes se entiende por señas. Es sordomudo. Chendo, su marcador, que se empeñó en dejarle también cojo, no vio ninguna tarjeta. Schoeters estuvo a punto de conseguir un auténtico milagro: que Desnica le insultara”.