Bosnia-Herzegovina proclamó su independencia en 1992, como una de las seis unidades federales constituyentes de la antigua Yugoslavia. Tras el referéndum del 1 de marzo, se desató un conflicto interno entre los bosniocroatas y los bosnioserbios que duraría varios años y sería conocido como la “guerra de Bosnia”. En ese contexto de muerte se criaron los futbolistas que le dieron la mayor alegría de su historia a esta joven nación.
El 15 de octubre de 2013, la Selección de Bosnia venció a Lituania como visitante y se clasificó por primera vez a una Copa del Mundo. Todo el pueblo salió a las calles para celebrar el día más feliz de su historia. Como alguna vez Croacia pudo vivir jornadas de fiesta gracias al fútbol, esta vez fue Sarajevo la ciudad que olvidó las bombas al menos por un rato.
Es cierto que Bosnia está en paz desde hace más de una década, sin embargo, el conflico europeo más sangriento después de la Segunda Guerra mundial está presente en la vida de cada uno de los jugadores del Seleccionado. Edin Dzeko es la figura indiscutible del equipo y también uno de los que más cerca estuvo de morir cuando era un niño. Sí, así de crudo.
“Mi instinto materno le salvó la vida a mi hijo”. En una entrevista al diario inglés Daily Mail, Belma, la madre de Dzeko recordó una situación que marcaría la vida del goleador de las Eliminatorias europeas. El pequeño Edin estaba jugando a la pelota en la calle cuando su madre lo llamó a los gritos. Él no hizo demasiado caso, pero la madre fue insistente y finalmente su hijo regresó a la casa. Minutos después una bomba cayó en el mismo sitio donde todavía jugaban sus amigos. Ellos murieron al instante, Dzeko se salvó.
Dzeko tenía sólo 6 años cuando estalló la guerra. Vivía en Brijesce, un suburbio de Sarajevo, el centro de las acciones bélicas. La casa en la que nació fue destruída en un bombardeo serbio y toda su familia debió mudarse con sus abuelos a un diminuto departamento en el centro de la capital. “Tener una infancia normal en la guerra es imposible. Todo fue muy difícil entre mis seis y mis diez años. Pero es pasado”, afirma hoy Dzeko.
“Cuando terminó la guerra fui mucho más fuerte, en el sentido psicológico. Tras la guerra jugué con mis compañeros en un parque y luego mi padre, Midhat, me llevó al Zeljeznicar”, recuerda el actual crack de Manchester City. Pero su vida tampoco fue fácil después de las bombas. En las inferiores, le decían “Estaca” y muchos creían que no tenía nivel ni siquiera para estar en el banco de suplentes. Sin embargo, tras ser transferido al FK Ústí nad Labem de República Checa comenzó su crecimiento hasta este presente de gloria.
El entrenador del equipo nacional que logró la histórica clasificación al Mundial es Safet Susic, el mejor futbolista bosnio de todos los tiempos. Pape llegó a la dirección técnica de Bosnia en 2009, después de que el equipo se quedara en la puerta de varios torneos importantes. Su nombre es sinónimo de buen fútbol no sólo en su país, sino en toda Europa. Formó parte de la recordada Selección de Yugoslavia que perdió ante Argentina en Italia 90 y es uno de los ídolos del PSG. Hoy, ya es un héroe nacional en su patria.
Con Dzeko y Susic como máximos referentes, la Selección de Bosnia se clasificó de forma brillante a Brasil 2014, donde tendrá su debut mundialista frente a Argentina. Es un típico equipo balcánico, que prioriza el juego ofensivo y tiene en el buen trato de pelota una de sus principales virtudes. Además de Dzeko, se destacan Miralem Pjanic y Vedad Ibisevic. Los tres conforman un ataque de primer nivel mundial.
Dzeko es delantero, pero puede retroceder y asociarse con los mediocampistas sin problemas. Pjanic -también perdió a muchos de sus amigos en la guerra, en la ciudad de Tuzla- es un “enganche moderno”, que puede cumplir el rol de armador y jugar en la izquierda. Su pegada en pelota parada y en movimiento son claves para el fútbol de toque que pregona el entrenador Susic. Ellos dos se entienden a la perfección con Vedad Ibisevic, el hombre que juega más de punta. Zvjezdan Misimovic es el cuarto jugador de ataque y muchas veces alterna posiciones con Pjanic.
Sin dudas, es un equipo muy peligroso que puede complicar a la defensa de Argentina por la precisión y la velocidad de los atacantes. En defensa no tienen las mismas virtudes. Haris Medunjanin juega como mediocampista de contención y los marcadores de punta son Senad Lulic y Avdija Vrsajevic, dos laterales que no tienen vergüenza en pasar al ataque. Emir Spahic es el líder de la zaga central y Asmir Begovic es un arquero muy confiable.
Bosnia llega a su primera Copa del Mundo casi de la misma manera que llegó Croacia a Francia 98, torneo en el que finalizó tercero. Es un antecedente que hace soñar al conjunto balcánico, que para no perder la costumbre vivió una tragedia nacional antes de viajar al Mundial. El país vivió devastadores inundaciones que afectaron directa o indirectamente a un tercio de la economía de la nación y causaron decenas de muertos.
“Lo que vimos fue realmente indescriptible, es algo que ni siquiera podemos ver en los medios de comunicación. Estamos aquí para ayudar, para que la gente sienta que estamos con ellos, porque nos alentaron en cada uno de nuestros partidos”, afirmó Spahic antes de viajar a Estados Unidos, donde ya realizan la preparación para el Mundial.