Los ingleses no solo inventaron el fútbol, también todo lo que vino después. Las copas sorteadas por TV, el marketing deportivo, los futbolistas devenidos periodistas del ramo y, ahora nos venimos a enterar, también se podría decir que le dieron vida a este Donald Trump mediático que acaba de transformarse en presidente de los Estados Unidos.
La historia, muy difundida en medios ingleses pero poco en los de habla hispana, es la siguiente. En diciembre de 1991, Ian St John y Jimmy Greaves, estrellas del Liverpool de Bill Shankly en los 60s y entonces conductores de un popular programa de TV, estaban en New York para televisar el sorteo de la Copa del Mundo de 1994.
Aprovechando la fama de los exftubolistas, el costoso viaje a EEUU y el tiempo libre hasta la realización del evento, la producción del programa, en acuerdo con la Liga inglesa, decidió que St John y Greaves realizarán el sorteo de los 4tos de final de la Copa de la Liga. Quizás la conozcan como Carling Cup, Whortington Cup o, incluso, Coca-Cola Cup, pero su mejor nombre siempre será Milk Cup (Copa de leche), que fue el que tuvo en los 80 cuando era auspiciada por la Asociación de Tamberos. A comienzo de los 90 se llamaba Rumbelows Cup, porque la bancaba una cadena de electrónicos que quebró cuatro años más tarde.
“Nuestro productor pensó que sería una buena idea hacer el sorteo adentro de la Torre Trump, porque era un edificio icónico en Nueva York”, recuerda St John en diálogo con The Guardian. El candidato del partido republicano se involucró por culpa del azar. Su secretaria, una inglesa futbolera, reconoció a las glorias de Liverpool en el lobby del edificio y les ofreció conocer al dueño de esa mole de 68 pisos.
“El plan era entrevistarlo pero entonces el productor tuvo otra gran idea, ‘preguntémosle a Donald si quiere participar del sorteo’. Aceptó aunque estaba claro que no sabía nada de fútbol. Creo que su interés era estar en un programa de TV que tenía mucha audiencia en Gran Bretaña. Lo vio como una oportunidad para promocionar a su compañía y a si mismo”, cuenta el crack escocés.
Trump prestó la amplia y lujosa sala de directorio de su emporio para televisar el sorteo. Los exfutbolistas, impactados con el lugar, intercambiaron frase amables con el magnate de 45 años y algunos consejos sobre golf, una afición en común, antes de prender las cámaras. Con el secretario de la Liga inglesa como maestro de ceremonias, Greaves a su izquierda y Trump a su derecha se turnaron para sacar bolillas coloradas con números blancos de adentro de una bolsa verde. St John recorría el salón, micrófono en mano, interviniendo ocasionalmente.
Después de sortear los tres primeros cruces, Trump sacó la última bola, la de Manchester United. Con algo de malicia, Greaves lo hizo responsable del cruce contra Leeds United, un clásico regional muy importante en la época. “No sabés lo que acabás de hacer”, le dijo. Lo cierto, es que no había otra opción. “Ese es uno grande, suena como un partido al que quiero ir”, dice Donald sin entender demasiado de que habla pero consciente de que es lo que tiene que decir.
Para el final queda la breve entrevista de los delanteros de Liverpool al empresario. Trump confesó que jugó al “soccer” en el secundario (hay foto), destacó al equipo de fútbol femenino de su país y planteó reservas sobre las posibilidades de que el deporte se desarrolle de la mano del inminente Mundial. “Será interesante ver si se hace popular en Estados Unidos”, dijo con buen olfato para los negocios.
Los exfutbolistas le regalaron a Trump una taza de su programa y se despidieron agradecidos por su gentileza. Un cuarto de siglo más tarde, St John no logra conciliar la imagen de ese tipo con el que ahora se postula para presidente. “No hubiera pensado que diría la tonterías que dijo durante la campaña. Cuando Jimmy y yo lo conocimos parecía muy cortés, tanto que después Jimmy le dijo: ‘Mi amigo Donald'”, afirma. Hoy Greaves, muy enfermo tras un ACV que sufrió en mayo, permanece inconsciente la mayor parte del tiempo. Quizás sea mejor que no se entere lo que acaba de pasar con su amigo Donald Trump. Mr. President.