Primero lo primero: no hay ninguna historia futbolera que se pueda comparar con rigurosidad al cuento de hadas del que es protagonista Leicester City en la actualidad. A lo largo de 150 años, hubo grandes sorpresas, batacazos inesperados y derrotas insólitas, pero jamás un equipo condenado a luchar por evitar el descenso logró lo del cuadro del centro de Inglaterra. Dicho esto, sí es posible destacar algunos antecedentes similares en los que pequeños clubes cumplieron el objetivo que alcanzaron hace pocas horas Vardy, Mahrez y compañía.
En Argentina, hay por lo menos dos casos: Chacarita campeón del Metropolitano 1969 y Quilmes en el Metroplitano 1978.
Un año antes de aquella final histórica contra River, Chaca había terminado séptimo en su zona, sin ningún tipo de posibilidades de pelear un lugar en semifinales. Venía de salvarse del descenso con lo justo en 1967, pero la llegada de Argentino Geronazzo le permitió encontrar una identidad de juego y alejarse de la zona baja, aunque la chance de pelear el título era una quimera. Sin embargo, en 1969 se alinearon los planetas, ganó su zona y venció a los restos del Racing de José en semis. En la final, jugó como un verdadero grande y goleó 4-1 a un River que llevaba doce años sin títulos.
“Chacarita Juniors es el símbolo de los humildes, de los “grasitas’, de los poetas y de los últimos románticos del fútbol”, escribió Diego Lucero para describir a un campeón inesperado, que supo seguir el camino que habían comenzado a trazar Estudiantes y Vélez. Fue un equipo humilde, sin grandes figuras pero con un estilo propio.
Uno de los tantos ascensos de Quilmes a Primera fue en 1975. Un año más tarde, terminó primero en su zona del Nacional junto a Boca Juniors, pero perdió el desempate por la clasificación a semifinales. En 1977, cumplió una pobre campaña en el Metropolitano y comenzó el torneo de 1978 con bajas expectativas. Tras vencer a San Lorenzo y All Boys en las dos primeras fechas, estuvo cinco partidos sin ganar y hasta perdió contra Estudiantes de Buenos Aires. Sin embargo, de la mano del Indio Gómez se recuperó, protagonizó una extraordinaria recta final y aprovechó un mínimo bajón de Boca para coronarse.
Omar Hugo Gómez era la gran figura del equipo, pero el goleador Luis Andreuchi y el defensor Horacio Milozzi lo secundaron con gran categoría. Uno de los grandes méritos de Quilmes fue que logró el título en un campeonato largo, de 42 fechas. Eso, legitima todavía más la hazaña.
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La Liga inglesa es un ámbito perfecto para este tipo de epopeyas, por la igualdad de oportunidades que allí se vive. A pesar de que la de Leicester es la primera en la era “Premier League”, ya hubo otros equipos “chicos” que hicieron historia. En 1961, Ipswich Town logró el ascenso a la división de honor y en la temporada siguiente se coronó campeón de Inglaterra por primera vez. Es fácil pensar que un hecho como este supera al actual, pero en aquel momento no existían las diferencias económicas de la actualidad y además Leicester no habrá ascendido la temporada pasada, pero estuvo a punto de descender.
Ipswich arrancó el torneo como cualquier recién ascendido: recién ganó en la cuarta fecha. Pero tras un 6-2 ante Burnley se convirtió en un rival de cuidado para todos y con naturalidad comenzó a pelear la punta. Llegó a lo más alto recién en la fecha 36, tras un triunfo 3-2 sobre Wolverhampton, aunque al partido siguiente Manchester United le ganó 5-0. Sin embargo, la sabiduría y fortaleza de un entrenador como Sir Alf Ramsey (campeón del mundo en 1966) le permitió lograr un éxito que todavía se recuerda como una de las sorpresas más grandes de la historia.
Las hazañas de Derby County en 1972 y de Nottingham Forest en 1978 son más fáciles de explicar porque tienen un nombre propio en común que resume todo: Brian Clough. Incluso, se podría afirmar que todo equipo dirigido por el mejor técnico británico de todos los tiempos se convierte de manera automática en candidato a ganar cualquier torneo, pero estos dos conjuntos eran demasiado pequeños. Derby ascendió en 1969, terminó cuarto en 1970 y noveno en 1971. Por supuesto, en comenzó la temporada 1971/72 como favorito, pero Clough trabajaba sólo para ser campeón y lograrlo era solo cuestión de tiempo.
Lo de Nottingham Forest es aún más impresionante porque logró el campeonato apenas después de lograr el ascenso. Y además lo coronó con dos Copas de Europa. Aquel Forest es el equipo más heroico de la historia del fútbol de clubes por importancia de sus conquistas y por lo violento de su ascenso. En dos años pasó de luchar en la segunda división a la cima continental. Pero lo tenía a Clough, así que tampoco se puede decir que eso era tan inesperado.
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Es complicado encontrar un campeón inesperado en España. Real Sociedad a comienzos de la década del ochenta tenía un equipo excelente y siempre peleaba arriba, al igual que Athletic y Valencia en otros momentos de la historia. Quizás lo más parecido a una sorpresa mayúscula sea lo que hizo Deportivo La Coruña en 2000, cuando ganó la Liga por primera vez en su historia y cortó una larga hegemonía de clubes madrileños y catalanes.
Cuando se piensa en Italia, el primer nombre que se viene a la mente es el de Hellas Verona en la temporada 1984/85, plena era dorada del Calcio. Había ascendido en 1982 y en su primer año en la elite finalizó cuarto tras pelear el Scudetto hasta el final. En 1984, contrataron a dos figuras del fútbol europeo en aquel momento: el danés Preben Larsen Elkjær y el alemán Hans-Peter Briegel. Con ellos, logró dar una vuelta olímpica sorprendente pero no insólita, porque había armado un equipo capaz de pelear contra el Napoli de Maradona y la Juventus de Platini.
En 1970, Cagliari logró un título que no sólo sorprendió al ámbito futbolístico, sino a toda la nación. El pequeño club de la capital de Cerdeña se convirtió en el primer campeón nacional del Mezzogiorno de Italia, la zona que va desde Roma hacia el sur. Con Gigi Riva como estrella absoluta, logró confirmar lo que había insinuado un año antes, cuando terminó como subcampeón de Fiorentina.
El Eintracht Braunschweig de 1967 se puede comparar con Leicester City porque ambos tenían en la solidez defensiva una de sus principales virtudes. Aquel año, el club de Brunswick se consagró campeón de la Bundesliga cuando todos esperaban un nuevo título de Munich 1860. Su hazaña fue superada por Kaiserslautern en 1998. ¿La razón? Simple, con un joven Michael Ballack como figura, ganó el título nacional una temporada después de haber ascendido.
Hace cuatro años, en Francia se vivió algo similar a lo que hoy se vive en Inglaterra. Montpellier, que había peleado el descenso un año antes, se coronó campeón por primera vez en su historia. PSG ya era el equipo millonario que es hoy pero tuvo que conformarse con el segundo puesto. Sí, una vez más la fábula del pequeño que derrota al gigante.
Boavista logró el título de 2000 en una liga en la que tres equipos lograron el 95 por ciento de los campeonatos; DWS Amsterdam rompió todos los pronósticos en 1964 en Holanda; Guarani de Campinas y Coritiba se consagaron campeones del Brasileirao tras superar a monstruos sagrados; Boyacá Chicó ganó el torneo colombiano sólo seis años después de su fundación; hace un año Cobresal dio un golpe impresionante cuando dejó de pelear en la parte baja como de costumbre y ganó el torneo. El fútbol es el juego que mayor cantidad de cuentos como estos puede entregar.
La historia de Leicester City es todavía más poética, más extrema y más inverosímil que las mencionadas en este recorrido, por eso su leyenda será imborrable.
