“Vamos a volver” es la frase más utilizada por los hinchas de aquellos equipos que sufrieron la ignominia del descenso. Es mucho más que un simple deseo, es un grito de guerra, una forma de combatir la desdicha, una muestra de fe. En Argentina lo gritaron todos, desde el más pequeño club de barrio hasta un gigante nacional. La mayoría de las veces fue después de la caída deportiva, de la derrota en la cancha, pero en otras ocasiones fue con la soga al cuello de verdad. Como una proclama de supervivencia. Lo entonaron los hinchas de Racing, de Español y de Temperley cuando sintieron el pavor de una posible desaparición y esa esperanza fue lo que los mantuvo con vida. En Europa también lo han cantado y lo siguen cantando los simpatizantes del club más ganador del planeta.
Glasgow Rangers dejó de existir como tal en 2012, después de la presentación de la bancarrota. Tras muchos años de malas administraciones y de vaciamiento institucional, la Asociación Escocesa de Fútbol castigó al club con doce meses de inhibición para comprar futbolistas y el descenso a la tercera categoría. Entonces, el empresario británico Charles Green compró los activos por 5.5 millones de libras y renombró a la sociedad como The Rangers Football Club. Intentaron que la sanción no fuese tan grande pero no lo lograron y el cuadro con más cantidad de títulos en el fútbol mundial debió afrontar su refundación contra conjuntos más parecidos a un combinado de pastores que a un equipo profesional.
Rangers juega en el ascenso escocés desde la temporada 2012-13 y el actual es su tercer año fuera de la división de honor. En los dos primeros logró ascender sin problemas y hoy está en la segunda colocación en el Championship, el último escalón hacia el anhelado retorno. Fue un largo camino, pero los Gers están a punto de volver al lugar que les corresponde.
El 11 de agosto de 2012 jugó su primer partido en la tercera división: fue un empate 2-2 frente a Peterhead, un club cuyo estadio tiene capacidad para 3150 espectadores y jamás jugó en la Premier League escocesa. Es decir, que el cambio fue brusco y se sintió enseguida. Los hinchas de Rangers estaban acostumbrados a jugar copas internacionales y clásicos contra Celtic, pero de repente debían enfrentar a equipos como Berwick Rangers, que ni siquiera es de Escocia (su sede y estadio están del otro lado de la frontera, en territorio inglés).
Sumó su primera derrota en la séptima fecha, después de tres empates y tres victorias. Fue por 1-0 ante Stirling Albion, un club fundado en 1945 -moderno para lo que es el fútbol escocés- que es más reconocido por ser el primer representante británico en jugar en Japón que por sus resultados en el fútbol vernáculo. En la fecha siguiente disputó el partido esperado por todos en aquella temporada: frente a Queen’s Park, el club más antiguo de Escocia y el único que nunca dejó de ser amateur. Fue triunfo 2-0. Luego, le ganó los otros tres partidos de la temporada sin problemas. Rangers logró el ascenso varias fechas antes del final. Le sacó 24 puntos al segundo (sí, 24) y terminó con 25 victorias, 8 empates y sólo 3 derrotas.
La temporada siguiente fue un verdadero desfile por la tercera división (Scottish League One). Debutó con un 4-1 sobre Brechin City y luego ganó los 14 partidos siguientes. Es decir, que se quedó con los tres puntos en las primeras 15 fechas. Se cortó la racha con un empate contra Stranraer, un equipo semi-profesional. Luego, ganó 8 partidos más, hasta que igualó ante Stenhousemuir. Después, ganó 10 juegos y cerró la temporada con otro empate: 1-1 frente a Dunfermline Athletic, un respetable rival que supo jugar en la Premier. Pasando en limpio: jugó 33 partidos, de los cuales ganó 30 y empató 3. Marcó 106 goles y recibió 18. Llegó a la final de la Challenge Cup y a la semis de la FA Cup (perdió ante Dundee United). Rangers estaba de vuelta.
Las figuras del equipo el año pasado fueron el irlandés Jon Daly, el ex internacional escocés Lee McCulloch, el inglés Nicky Law y el tunecino Bilel Mohsni, figura de la Selección de su país. Tras el vertiginoso descenso, Rangers dejó de contar con las estrellas de otras épocas y decidió armar planteles con calidad y humildad, con una buena dosis de experiencia y con personalidad. En eso tuvo mucho que ver Ally McCoist, uno de los máximos ídolos de la historia del club que se quedó en la dirección técnica tras los conflictos y hoy está a punto de devolver a su equipo a la elite.
¿Qué es de la vida del Rangers? se titula esta nota. Bien, hoy el gigante de Glasgow está a un paso del ascenso a la Premier League. Ocupa la segunda posición en el Championship, a seis puntos del líder Heart of Midlothian. Ya no juega contra rejuntados de granjas y está cada vez más cerca del sitio del que nunca debió haberse ido si no fuera por las pésimas decisiones de sus dirigentes y sus dueños. Jugó 13 encuentros hasta la fecha, con 9 triunfos, 2 empates y 2 derrotas (Heart of Midlothian le rompió el invicto en la primera jornada y luego cayó ante Hibernian). En la jornada del sábado, empató 1-1 frente a Alloa.
Los referentes en la actualidad son Kris Boyd, quien regresó esta temporada después de haber brillado en el club entre 2006 y 2010; Lewis Macleod, una de las esperanzas jóvenes del fútbol escocés; el experimentado Kenny Miller; y los ídolos Jon Daly, Lee McCulloch, Nicky Law y Bilel Mohsni. Es cierto que la campaña de Heart es mucho mejor de lo que se esperaba y el ascenso no será un trámite como fue en las temporadas anteriores, pero también lo es que a la hora de las definiciones Rangers sacará a relucir su grandeza y será muy difícil no verlo el próximo año en la Premier.
Mientras tanto, se prepara para mantenerse en la pelea y, lo que es más importante, para jugar el primer clásico oficial desde el descenso: el 31 de enero enfrentará a Celtic en la semifinal de la Copa de la Liga.