Los ingleses son muy buenos etiquetando escándalos mediáticos o futboleros. Y a éste, en el que Marcelo Bielsa mandó un espía al entrenamiento de Derby County (el equipo con mejor escudo del mundo), lo llamaron Spygate. Podría ser el título de una película o el nombre de unos juguetes para hacer de detective oculto, como los viejos spytech de la década del ’80. Es sólo un mote glorioso para una situación más o menos anodina que parece exagerarse. En fin.
Tal parece que el comportamiento de Bielsa -censurado por Frank Lampard, famoso DT del equipo rival- no dista mucho de las costumbres de la Premier. De hecho, en una nota publicada en el diario Sun, el ex delantero Dave Kitson escribió una columna en la que aceptó que espiar al rival era una costumbre en su época de futbolista. Kitson sumó diez años de carrera y varias temporadas en la Premier entre 2006 y 2010, jugando para Reading y Stoke City.
“La revelación de que Leeds mandara a alguien a espiar un entrenamiento es inusual sólo en el hecho de que fueron descubiertos”, escribió Kitson.
La mejor anécdota que contó fue la del supuesto túnel con pared falsa. Ahí vamos.
“Hay una famosa historia en los círculos futboleros de un pasaje secreto que llevaba desde el vestuario local de un club del norte al vestuario visitante, donde un enviado iba a escuchar lo que el entrenador rival tenía que decir durante las charlas del entretiempo, atrás de una pared falsa. El túnel ya no está ahí, me apresuro a aclarar. Dicen que lo cubrieron cuando un técnico escuchó a alguien del otro lado y le pegó una piña al muro falso antes de un partido, atrapando al infiltrado en el proceso”.
Sospechamos que esta leyenda se originó en Liverpool, club del norte en el que se puede oír lo que dicen en el vestuario vecino. El longilíneo Peter Crouch, ex delantero de la selección inglesa, Liverpool, Tottenham y más, confesó hace poco en el hermoso podcast de la BBC That Peter Crouch que si uno hace silencio en el vestuario Anfield tiene chances de escuchar la charla de los rivales que se cambian pared de por medio. No será un túnel pero se parece bastante a una pared falsa.
La cuestión, en todo caso, es que Dave Kitson dice que hace años que en el fútbol inglés se espían entrenamientos de los contrarios.
“Tanto cuando estaba en Reading como cuando militaba en Stoke, aparecían personajes sombríos con sobretodos largos, que regularmente observaban nuestras sesiones de entrenamiento mientras se escondían en los árboles cercanos entre los fanáticos más obsesivos que cantaban y nos alentaban mientras nos miraban practicar”, ya directamente exageró. Como si los ojeadores fueran una suerte de inspector Gadget.
“Incluso recuerdo a un compañero de Reading, el volante James Harper, pateando pelotas hacia el alambrado para asegurarse de que algún anotador (note-taker) supiera que lo habíamos desenmascarado”, relató.
Para Kitson, la ventaja que obtuvo el equipo de Bielsa es mucho mayor que la penalidad que puede recibir, o que el deshonor que produjo. “Puede que le caiga una multa de la FA, pero se quedó con tres puntos valiosos”, señaló.
Habría que ver cuánto influyó realmente el espionaje de una práctica en el resultado final de un partido.
Sea como fuera, y aunque ni siquiera pudimos ponernos de acuerdo entre los integrantes de Un Caño, queríamos rescatar la anécdota del túnel con pared falsa y regalarnos por un rato la ilusión de que el fútbol sigue siendo un asunto parecido al que fue en el pasado, con intrigas sonsas como ésta, que ya se entretejían en los añorados años ’70.