El 20 de junio de 1976, Antonín Panenka se paró frente al legendario Sepp Maier, tomó carrera y picó el penal más famoso de la historia de la Eurocopa. Gracias a su hermosa definición, Checoslovaquia dio un batacazo descomunal y venció en la final del torneo disputado en Yugoslavia a la todopoderosa Alemania Federal, campeona reinante del mundo. Dos años y medio después, Panenka y toda su Selección viajaron a Argentina para participar de los torneos de verano.
El Seleccionado checoslovaco jugó cuatro partidos durante la temporada estival argentina. El primero fue frente a Racing Club en el estadio José María Minella de Mar del Plata, que meses antes había albergado algunos partidos de la Copa del Mundo. Fue un verdadero partidazo que terminó empatado 3-3. Para la Academia convirtieron Prycodko (2) y Fernando Rodríguez, mientras que para los europeos lo hicieron Kroupa, Masny (de penal) y Nehoda.
En medio de la disputado del Torneo Ciudad de Mar del Plata, Checoslovaquia viajó a Córdoba para enfrentar a Belgrano en el Barrio Alberdi. Este encuentro todavía es recordado por los hinchas como uno de los más importantes de la historia del club. El año anterior, el equipo no había logrado clasificar al torneo Nacional y competía en el regional de la provincia. Por eso, el triunfo 3-2 fue una verdadera epopeya para el fútbol cordobés. Casi 20 mil personas acudieron a la cancha aquel día.
Con tantos de Nehoda y Karel Kroupa, los visitantes se pusieron 2-0 en doce minutos y el temor de una goleada se apoderó de todos en la Docta. Sin embargo, a los 15 descontó duardo Carranza y a los 40 empató Enrique Viller, quien también decretó el resultado final en el segundo tiempo. Así describió el juego el diario La Voz del interior: “Hubo un anticipo de fútbol europeo. Casi hasta hacer imaginar que sería una noche inolvidable. Por la potencia de juego, por la simplicidad ofensiva y por la circulación exacta que mostraba Checoslovaquia… hasta que Belgrano transformó psicológicamente el encuentro”.
Tres días más tarde, el combinado checoslovaco regresó a Mar del Plata, donde chocó con River Plate. Es curioso, pero aquel no fue el primer enfrentamiento entre estos equipos, ya que en 1956 (sí, dos años antes de Suecia) empataron 1-1 en el Monumental. El mejor equipo argentino del momento fue muy superior a los campeones de Europa y goleó 4-1, con dos goles de Leopoldo Jacinto Luque y dos de Norberto Alonso. Nehoda descontó.
El cierre de la gira fue frente a Boca Juniors en el Minella, el sábado 10 de febrero. Era un duelo que hoy parece imposible: la Selección campeona de Europa frente al campeón de la Copa Libertadores. Checoslovaquia se recuperó de la caída contra River ganó su único partido en estas tierras. Fue 3-2, con goles de Nehoda, Panenka y Kroupa, mientras que Mastrángelo convirtió un doblete para el conjunto de Toto Lorenzo.
La crónica de los hechos, casi 40 años después, parece un cuento fantástico. Una Selección comunista, campeona de Europa, viene a Argentina en plena dictadura para jugar los torneos de verano contra tres clubes grandes y uno del interior. Es sólo una de las historias del fútbol veraniego vernáculo.